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Channel: LA BRÚJULA DEL ARTE
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CRÍTICA EL SECRETO DE UNA OBSESIÓN, “SECRET IN THEIR EYES” (2015)

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UN SECRETO A VOCES, QUE NO TENDRÁ TANTOS OJOS 
Por Lucía Pérez García 




El secreto de Hollywood no están secreto: coger una historia ya contada y cambiar un personaje masculino por uno femenino, y otro blanco por uno de color. Después de unos cuantos ejemplos, en los ojos de los espectadores no está descubrirlo, sino acostumbrarse a mirarlo sin preguntarse porqué. 

El Secreto de sus Ojos (Juan José Campanella, 2009) es una película que puede considerarse de culto, y además tener un éxito enorme. Dos elementos que suelen repelerse como un imán y que han encontrado en Argentina un lugar donde poder al fin atraerse. Cuando una película lleva asociadas estas dos palabras, es peligroso lanzarse a las oscuras lagunas del remake. Unos parajes cuyas aguas suelen despedir esas nubes de humo pestilente que suenan a acordes descendentes de trompeta con sordina. Y aun así, Billy Ray, director al que le van las intrigas e investigaciones (El Precio de la Verdad, 2006; y Espía, 2007), ha decidido hacerlo sin taparse la nariz. Quizás el hecho de que Campanella le diera el empujón (económico), fuera la clave. Y seguramente, el que éste estuviera detrás de los billetes sea también la razón por la que El Secreto de una Obsesión no es un auténtico despropósito. 


Los cambios en un remake son asunto obligado, y Ray los ha llevado con sumo cuidado. El principal, el del personaje de Pablo Rago por el de Julia Roberts, además de insertar la película en la categoría de padres traumatizados por la pérdida, no emborrona prácticamente el sentido original. Es más, la actuación de la Roberts (cuya madre murió durante el rodaje) es en ciertos momentos aplastante. El dolor, más que el maquillaje, es lo que suma años a su personaje. El resto, como el futbol por el béisbol, o las cartas por los cómics, están justificados por la época (lo que tenía lugar en los 70-90, ahora lo hace en pleno siglo XXI). 


La acostumbrada frialdad de Nicole Kidman, el menor carisma de Chiwetel Ejiofor en comparación con Ricardo Darín, y la confusión que suponen los continuos vaivenes temporales señalados con leves (a veces casi imperceptibles) cambios en los personajes y el contexto, le restará bastantes ojos. El hecho de saber el final, le resta secreto. Una pena. 

Valoración: 6 / 10 
EL SECRETO DE UNA OBSESIÓN, “SECRET IN THEIR EYES” (2015) 
Director: Billy Ray 
Reparto: Chiwetel Ejiofor, Julia Roberts, Nicole Kidman, Dean Norris, Michael Kelly, Lyndon Smith, Zoe Graham, Don Harvey, Frankie Sims, Patrick Davis, Jahmilla Jackson, Amir Malaklou, John Pirruccello, Alessandro Cuomo. 
Género: Thriller, drama, remake 
Duración: 111 min 



CRÍTICA LAS CRONICAS DE BLANCANIEVES: EL CAZADOR Y LA REINA DE HIELO

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UNA PRE-SECUELA CONGELADA 
Por Lucía Pérez García 




Cuéntame un cuento… un cuento que sale de un cuento y que se independiza para contar otro cuento junto con un cuento mitológico que algo tiene de parecido con otro cuento de Disney. Al final, Ravenna ha conseguido deshacerse de Blancanieves, cobrar el mismo sueldo que el Cazador y, lo más importante: resucitar. Sí señor, como el mismísimo Jesucristo. Lo único que no ha conseguido es ser la protagonista. Tener una hermana con el nombre de la diosa más importante de la mitología escandinava es un problema. 


Secuela y precuela de un spin off. La película no puede llevar más atributos. Todo con tal de no tocar a Blancanieves. Quien, sin embargo, está en boca de todos. El antes se desarrolla al modo de “en el capítulo anterior….”. Salto en el tiempo mediante, ya están todos creciditos y el director puede contar con total libertad (porque para eso es un cuento inventado) lo que quería. Es entonces cuando todos ganamos. Cuando de verdad la película empieza a tener un poco de coherencia e interés dentro de su propio y peculiar mundo. 


Por mucho que la nombren continuamente, se echa de menos a Blancanieves. El carisma de Jessica Chastain, mayor que el de la desganada Blancanieves de Stewart, no remedia ese mini vacío. Tampoco el cazador, que parecía más cómodo cuando pensaba que su antigua amiga estaba muerta. La reina de hielo no deja de ser una excusa argumental para dejarlo todo bien cimentadito. El caso es que todo ese popurrí, gracias a la magia de la fantasía y los cuentos –y de los efectos visuales-, termina funcionando como una historia más a la que no hay que buscarle más lógica que el disfrute. Aunque este sea menor que el que nos regalaba su antecesora.  


Valoración: 5.5 / 10 

LAS CRONICAS DE BLANCANIEVES: EL CAZADOR Y LA REINA DE HIELO, “THE HUTSMAN: WINTER’S WAR” (2016) 
Director: Cedric Nicolas-Troyan 
Reparto: Chris Hemsworth, Emily Blunt, Jessica Chastain, Charlize Theron, Sam Claflin, Nick Frost, Alexandra Roach, Sheridan Smith, Rob Brydon, Sam Hazeldine, Jadey Duffield, Mark Haldor, Madeleine Worrall, Lynne Wilmot, Conrad Khan. 
Género: Fantasía, aventuras, cuentos, secuela
Duración: 113 minutos. 




CRÍTICA CANTINFLAS (2014)

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LA VUELTA A CANTINFLAS EN 106 MINUTOS
Por Lucía Pérez García 




Sebastián del Amo está empeñado en homenajear a los actores que más han hecho por el cine mexicano. El fantástico mundo de Juan Orol (2011) lo hizo con el Gran Surrealista Involuntario. Cantinflas lo hace con Mario Moreno, y “ahí está el detalle”, Cantinflas. Al director le gusta contar películas dentro de otras películas. Cine dentro del cine para esos que, como yo, caen rendidos ante la simple mención de United Artist, RKO y, en este caso, Churubusco.  


Si los primeros minutos de presentación, con la incertidumbre de las producciones de 1955, no eran suficientes para ganarse al espectador más nostálgico, la banda sonora de Roque Baños, con eternas citas a Victor Young (como ésta, su banda sonora también fue adaptada), termina de despertar nuestros más cinéfilos sentimientos. Los acordes de La vuelta al mundo en 80 días nos llevan al otro lado del mundo, unos cuantos días más de 80 atrás. A los tiempos donde las canciones marcaban acciones y sentimientos con subrayadores fluorescentes. Solo en ellos, un “Quizás, Quizás, Quizás” estaba justificado en momentos de celos y desamores. Una suerte que el globo nos haya llevado hasta allí para escucharlo en su contexto. 


Luego, o antes que todo, está Óscar Jaenada. Desde ahora, cantinfleador profesional. Si fuera comestible, se comería la película. Como no lo es, se la apropia de arriba abajo. El globo de oro que culmina la historia podría ser un premio simbólico a su trabajo. Tan poco reconocido que a España ha llegado con dos años de retraso. 


Puede que en México, siempre tan revolucionario, no haya convencido lo suficiente. Les pueden las luchas por los derechos y la identidad más que los triunfos cinematográficos (para más señas, el detalle del mural de Diego Rivera). Pero el resto del mundo, donde Cantinflas es el Padrecito, el Patrullero, el Barrendero, el Profe, el Extra, el Analfabeto… y donde existe el más bonito recuerdo del Hollywood clásico, Cantinflas -está vez, la película- podrá cantinflear de emoción.  


Valoración: 7 / 10 

CANTINFLAS (2016) 
Director: Sebastián del Amo 
Reparto: Óscar Jaenada, Michael Imperioli, Ilse Salas, Luis Gerardo Méndez, Ximena González Rubio, Javier Gurruchaga, Ana Layevska, Gabriela de la Garza, Teresa Ruiz, Rodrigo Murray, Bárbara Mori, Diana Lein, Joaquín Cosío, Julian Sedgwick, Mario Zaragoza, Carlos Aragón, Roberto Sosa, Eduardo España, Adal Ramones, Julio Bracho, Mario Iván Martínez, Juan Carlos Colombo, Alejandro Calva, Dagoberto Gama, Luis Arrieta, Jorge Zárate, Moisés Arizmendi, Humberto Busto, Hector Kotsifakis, Carlos Corona, Flor Payán, Otto Sirgo, Roger Cudney. 
Género: Biopic, drama, cine dentro el cine. 
Duración: 106 min. 



CRÍTICA EL LIBRO DE LA SELVA (2016)

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¿QUÉ DIRÍAN LOS BUITRES SI LA VIERAN? 
Por Lucía Pérez García 








Un árbol de aspecto fúnebre. Cuatro buitres en un árbol: un andaluz, un argentino, un cubano y un mexicano. De fondo, un contrabajo y algún que otro redoble. ¿Tema de conversación? La nueva película de El libro de la selva. ¿Qué crees que harán? 


-¿Qué vamos a hacer? 
-Yo no sé ¿Qué vamos a hacer?
-¿Vamos al cine? 
-¿A qué? ¿A ver esa película en la que no salimos? 
-Ya, que chistoso ¿Cómo que no salimos? ¿No es El libro de la selva? 
-Sí, pero no sabían qué hacer con nosotros. 
-¿No sabían qué hacer? ¡Pues hubieran preguntado! 
-¿Tú habrías sabido que hacer? 
-Claro, yo siempre sé qué hacer. 
-Entonces, dime ¿Qué vamos a hacer?
-No sé ¿Tu qué quieres hacer? 
 -Yo quiero ir al cine. 
-¿Otra vez? ¡Pero si no salimos! 
-Da igual. Salen todos los demás. 
 -¡Pero si es como si estuvieran muertos! ¡Son de mentira! 
-¡Que chistoso! Qué más quisiéramos tú y yo que estuvieran muertos. Están bien vivitos, que yo ya la he visto. Y Mougly.. yo creo, si sé lo me hago, que el mismo mismito.
-!Y tú que sabrás! ¿Cuándo la viste? 
-Un día que no sabía qué hacer. 
-¿Y estaban vivos? 
-Vivitos y coleando. Decían que era cosa de unos ordenadores, pero yo no me lo creo. Estaban todos allí. Como te lo cuento. Y yo sé lo que me hago.
 -¿Y cantaban? -Un poco. Pero daban en el clavo. 
-¿Du bi du? 
¡Sí! ¡Y lo mejor es que la canta el Marlon Brando de Apocalipsis Now! 
-¿Tú estás loco o es que no sabes qué hacer? 
-Qué si, qué sí. Hazme caso. 
-¡Si ese está muerto! A mi me vas a hablar de muertos… 
-Pues allá tú… 
-¿Y los elefantes? 
 -También salen. Y esos sí que siempre saben qué hacer. Yo casi me caigo de espaldas cuando los vi salir de entre los árboles. ¡No sabía que hacer! 
-¿Pero no van en fila, y son del ejército, y…? 
-No. Pero a mí me gustaron mucho. 
-¿Y Baloo? 
-Ese sí que siempre sabe qué hacer. 
-Claro, no hacer nada. 
-Pues eso, como siempre. Y tan pancho. Aunque es un poco menos chistoso. En verdad, todo en general es un poco menos chistoso. Pero lo de la miel es lo mejor. Porque el pobre no sabe qué hacer para cogerla. Y todos allí expectantes. Y los ratones… jajaja 
-Me han dicho que lo peor es cuando se muere el padre… 
-Sí, creo que ese día no sabía que hacer… 
-Entonces ¿Qué hacemos? 
-No sé. ¿Tú que dices? 
-No sé ¿Tú qué quieres hacer? Yo ya la he visto. 
-Yo ya he dicho que quiero verla. Él ya la ha visto. Estoy envidioso. 
-Yo repetiría seguro, y en versión orginal. Pero no sé qué queréis hacer. 
-Oye, espera, te pregunto que quieres hacer, y tú contestas que qué quieres hacer tú. ¡Pues vamos a hacerlo ya de una vez so pelmazo!
 -¿Qué quieres hacer entonces?
-¡Ya sé! ¡Esta vez sí sé que sé qué! 
-¿Qué? 
-Yo repito, y vosotros dos me acompañáis.
-¡Pero si no salimos! 
-¡Y qué! Pues en vez de darle un 10 le damos un 8.5. 
-¿Vamos? Y no me vengas con no sé… 




Valoración: 8.5 / 10 

EL LIBRO DE LA SELVA, “THE JUNGLE BOOK” (2016) 
Director: John Favreau 
Reparto: Neel Sethi (voces VO): Bill Murray (Baloo), Ben Kingsley (Bagheeera), Idris Elba (Shere Khan), Lupita Nyong'o (Raksha), Scarlett Johansson (Kaa), Giancarlo (Akela), Christopher Walken (King Louie). 
Género: Animación, remake. 
Duración: 105 min. 

 

CRÍTICA DE CEGADOS POR EL SOL (2015)

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CEGADOS POR CUATRO GRANDES ACTORES
Por Lucía Pérez García 


Ya lo avisaba Luca Guadagnino, Cegados por el sol no es un remake de La piscina (Jacques Deray, 1969). Hay una piscina y cuatro protagonistas con relaciones y devenires similares a aquella. A partir de ahí, el director se tira a la piscina y bucea por las aguas extrañas de la isla italiana de Pantellaria. 

La primera imagen lo dice todo: un gran concierto con una Tilda Swinton plateada dándose un baño de masas sobre el escenario. Cualquier parecido con el cine francés de los sesenta se ha esfumado en tan solo unos segundos. Y cualquier nuevo intento de hacer un flashback, además de confirmar la teoría, irá a parar al cubo de las ideas inútiles del director junto con unos quince o treinta minutos más de metraje que incluyen: la totalmente innecesaria mini-subtrama de los inmigrantes, la visita de las dos amigas, el pasado del personaje de Matthias Schoenaerts y la sombra del avión pasando por encima de la playa. 


Una vez convencidos de que aquello de La piscina no es más que una excusa para calzarle a Matthias Schoenaerts las mismas gafas de sol que a Alain Delon, e ignorando ciertos detalles, podemos permitirnos quedar cegados por el resto de una película que ni aun creyendo que sabes el final, terminas de saberlo. Y aun pasando lo que debe pasar, o lo que debería haber pasado, la historia queda abierta a otros finales.


Entre los cambios más inesperados está la distribución jerárquica de los personajes. Ralph Fiennes se lleva el protagonismo total y aplástate. Desesperante, agobiante, destinatario indudable de más de una paliza, y a la vez increíblemente increíble. Parlanchín desquiciado, bailarín insoportable, petardo y maniaco. Su personaje se come al actor de mirada triste y cara de buena persona en general, y saca al sinvergüenza que lleva dentro. Fantástico. Tras él, es Tilda Swinton la que lleva el mando. Mujer de belleza y fealdad según la perspectiva y el juego de luces y sombras, consigue hacernos creer, solo con gestos, que es objeto de deseo de todo lo que le rodea, incluido el espectador. Schoenaerts, que no es un galán como Delon, pero es un hombre como Dios manda, aguanta la caída de su personaje a un segundo plano (y el mal planteamiento que le ha dado el guionista) como lo hace siempre, despojándose de Matthias y vistiéndose de lo que le pongan. Y Dakota Johnson tiene el síndrome Cincuenta sombras de Grey.  


La lentitud de la acción, ese no pasar nada durante mucho tiempo para de repente pasar todo, y con la misma parsimonia que si no pasara nada, sigue el ritmo de Deray. Pero el que le daba a aquella la música de Michel Legrand no se lo dan los Rolling Stones ni las tantas historias musicales que gobiernan una piscina totalmente diferente, pero parecida a la vez. 


 Valoración: 6.5 / 10 

CEGADOS POR EL SOL, “A BIGGER SPLASH” (2015) 
Director: Luca Guadagnino 
Reparto: Ralph Fiennes, Dakota Johnson, Tilda Swinton, Matthias Schoenaerts, Aurore Clément, Corrado Guzzanti 
Género: Drama, remake 
Duración: 124 min.



 

CRÍTICA TRUMBO: LA LISTA NEGRA DE HOLLYWOOD (2015)

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UN GUIONISTA QUE VALE MÁS QUE EL GUIÓN 
Por Lucía Pérez García 




Hay mucho cine dentro del cine en el cine actual. En poco tiempo hemos visto: Eisenstein en Guanajuato (Peter Greenaway), El tiempo de los monstruos (Féliz Sabroso), Mia madre(Nanni Moretti), ¡Ave, César! (Joel y Ethan Coen), Cantinflas (Sebastián del Amo) y ahora, Trumbo:La lista negra de Hollywood. Cada una a su estilo, pero todas con el denominador común de la pasión por el séptimo arte, con predominio de la etapa clásica. Y es que el cine dentro del cine es un género para nostálgicos. 

Trumbo, como hiciera la de los hermanos Coen en versión cómica y reducida, busca una de las etapas más conflictivas, pero más interesantes a la vez de la historia del cine, los años cincuenta. Una década de cambio absoluto, empezando por el principio del fin del sistema de estudios y siguiendo por la caza de brujas. Leyes antimonopolio, directores y actores que deciden crear sus propias productoras independientes para obtener mayor control sobre sus películas, películas acusadas de apoyar al comunismo (véanse La ley del silencio o Solo ante el peligro), guionistas obligados a escribir bajo pseudónimo, mucha, mucha gente obligada a declarar contra amigos y conocidos… y aun así, sorprendentemente, esta década nos dejó un sinfín de obras maestras, se miren por dónde se miren, o miren en la dirección que lo hagan.  


Dalton Trumbo fue uno de esos guionistas que tuvo que prestar su trabajo a otros nombres, exiliarse y pasar días y noches tras las rejas. También fue un comunista obcecado, miembro del grupo disidente conocido como Los diez de Hollywood (junto con hombres tan importantes como Edward Dmytryk), y un tipo muy, muy suyo. Así son a veces los artistas. Y es que, además de todo eso, fue un guionista excepcional. Ganador de dos Oscar por Vacaciones en Roma (William Wyler, 1953) y El bravo (Irving Rapper, 1956), y autor de maravillas como Espartaco (Stanley Kubrik, 1960) o Johnny cogió su fusil (1971), de la que fue, además de guionista, director, y autor de la novela en la que se basa. Un individuo a todas luces curioso, fruto de su época y de la locura que es en ocasiones la vida del artista. 


¿Y la película? ¿Es igual de curiosa e interesante? Pues, curiosamente, no tanto como podría haber sido. Una película sobre uno de los mejores guionistas de la historia no podía más que tener un buen guión, y el de John McNamara, guionista y productor de televisión, no le hace justicia al personaje. Como tampoco se la hace a su protagonista, Bryan Cranston, nominado a mejor actor en la última edición de los premios de la Academia. Un actor al que es complicado sacar de sus papeles televisivos si has sido de la generación Malcon, y, por consiguiente, de la de Breaking Bad (los hay que hemos tenido la edad perfecta para disfrutar de cada una de ellas), pero que esta ocasión se mete tanto en el papel que te entra tortícolis solo de mirarlo. Del director, Jay Roach, acostumbrado a la comedia absurda (los padres de él, de ella y así sucesivamente), no hay mucho que decir. Simplemente correcto en su cambio de registro. 

Con todo, Trumbo: la lista negra de Hollywood, es una película útilpara conocer un poco más sobre historia del cine (o recordar, o ampliar conocimientos), sana, en el sentido de no situarse a ninguno de los dos lados, y digna de ver por su actor protagonista, aquel que consiguió que todo quisiéramos al malo malísimo más malo del mundo, y que ahora consigue que nos entren ganas de ver todas las películas que escribió el señor Dalton Trumbo. 



Valoración: 7.5 / 10 

TRUMBO: LA LISTA NEGRA DE HOLLYWOOD (2015) 
Director: Jay Roach 
Reparto: Bryan Cranston, Diane Lane, Helen Mirren, John Goodman, Elle Fanning, Louis C.K., Michael Stuhlbarg, David James Elliott, Roger Bart, J.D. Evermore, Mark Harelik, Peter Mackenzie, Toby Nichols, Becca Nicole Preston, Elijah Miskowski 
Género: Drama, biopic, cine dentro del cine 
Duración: 124 min.

 

CRÍTICA DE HIGH RISE (2015)

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HIHG RISE: UN COLOSO EN LLAMAS
Por Lucía Pérez García 




Una película tachada de infilmable. Rara, rara. Tan rara que no puedes apartar los ojos. Rara hasta el extremo de querer volver a verla. Puedes no entender nada y entenderlo todo a la vez. Es lo que tienen estas extrañas películas. O quizás la odies. Es lo mismo. 

El mundo del escritor J. G. Ballard no es nada agradable. La literatura del autor de la novela en la que se basa la Spielgberiana El imperio del sol (1987), no es como esta obra, excepción que confirma la regla, nos cuenta. Es una literatura cuyo mundo está teñido de apocalipsis y manchado del sueño de Sodoma. Representante de la nueva ola de la ciencia ficción inglesa de los años sesenta, bucea por los recovecos de la mente humana, excava en el subconsciente y saca los instintos más primitivos. En sus letras, el fin del mundo no es material, es totalmente psicológico y comportamental. Ballard explora el “espacio interior” y sus consecuencias en el exterior. 


High Rise es la tercera de las novelas de Ballard que se lleva al cine, tras la ya citada El imperio del sol y Crash (David Cronenberg, 1996). Basada en El rascacielos, escrita en 1975, recurre a tópicos ya pateados desde los inicios del género, Metrópolis de Fritz Lang sin ir más lejos, y le da el carácter contemporáneo que ya hace casi un lustro, cuando tiene lugar la historia, se antojaba actual. La nuevas tecnologías, el lujo, la comodidad, el dinero… y todas las consecuencias asociadas a ello. No por ello está desfasada. Muy al contrario, sigue en pie desde que el hombre es hombre, y lo seguirá estando hasta que deje de serlo y se cumplan, por tanto, las profecías pesimistas que gusta babear la ciencia ficción. 


El director Ben Wheatley saca partido a una época, los setenta, que veía el final de la arquitectura postmoderna (tan dada al simbolismo) y el nacimiento de los edificios High-Tech; que vivía en el consumismo propio de la era del pop art, el kitsch, los inicios del video arte, la revolución sexual, de La naranja mecánica (Stanley Kubrick, 1971), que inspira el poster, y con la que tantas cosas tiene en común, en el fondo. Excusas, todas, que entran dentro de un rascacielos, lo dicho: postmoderno y con todo lujo de detalles y comodidades, habitado por los especímenes más y menos selectos, o viceversa. Arriba y bajo, respectivamente. Y en medio de todo, un psiquiatra (un increíblemente michaelfassbenderiano Tom Hildeston) presto a ser el testigo directo del apocalipsis, y el caleidoscopio de un niño, cuya mirada es tan psicodélica como los hechos que se presentan ante sus ojos. Si a ello unimos la música minimalista (estilo, por cierto, nacido en los años setenta) de Clint Mansell, compositor habitual de los delirios de Darren Aronofky, lo único que nos queda por decir es: SOS. Título de la canción de ABBA que remata, increíblemente interpretada por una sección de cuerdas soberbia, y sombríamente repetida en la voz de Martha Paton, todo el simbolismo, significado, rareza y horror de la película. 

No, no es Shame...
Estrenada en los festivales de Toronto y San Sebastián, no puede más que traer opiniones variopintas y contrastadas.Desde la admiración y el hipnotismo, hasta el más puro aborrecimiento. Desde la obra de arte, hasta la basura más pestilente. ¿Y que, sino, despierta en nosotros el futuro? 


Valoración: 9 / 10 

HIGH RISE (2015) 
Director: Ben Wheatley 
Reparto: Tom Hiddleston, Sienna Miller, Jeremy Irons, Luke Evans, Elisabeth Moss, James Purefoy, Keeley Hawes, Reece Shearsmith, Peter Ferdinando, Sienna Guillory, Stacy Martin, Enzo Cilenti, Augustus Prew, Tony Way, Dan Renton Skinner 
Género: Drama, ciencia ficción, distopía 
Duración: 118 min. 


CRÍTICA DE FREEHELD (2015)

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FREEHELD O CUANDO LOS TELEFILMES SE DISFRAZARON DE PELÍCULAS PARA ENTRAR EN EL CINE
Por Lucía Pérez García 


La homosexualidad en el cine, cuando se trata de mujeres, suele correr peor suerte, cinematográficamente hablado, que cuando son ellos los protagonistas. Por razones desconocidas, no suelen salir obras tan redondas. Aunque las excepciones, que las hay, son tan excepcionales que solo pueden ser eso, excepciones a la regla: La calumnia (William Wyler, 1961), La vida de Adéle (Abdellatif Kechiche, 2013) y Carol (Todd Haynes, 2015). Sobran las palabras. Como sobra esta película, Freeheld, en la que Juliane Moore repite un papel de enferma a imagen y poca semejanza del de Siempre Alice, y Ellen Page se limita a hacer de sí misma.


La historia, basada en un hecho real, es perfecta para un telefilme de sobremesa un domingo por la tarde. Aunque ni en esas circunstancias se libraría de los ronquidos de una buena siesta. Muy preferible a los 103 minutos de quiero-dar-pena-y-que-lloréis-mucho que propone el director neoyorkino Peter Sollett. Y digo propone, porque si algo da pena somos nosotros, y si lloramos es por intentar mantener los ojos abiertos a la fuerza. 


¿Cómo el guionista de Philadelphia (Johnatan Demme, 1993) y El velo pintado (John Curran, 2006) ha podido escribir tal cosa? Otro misterio inexplicable. Habiendo tratado con buen gusto, y mejor calidad, la homosexualidad, la enfermedad y el amor, parece que se le han acabado loa recursos. Y en lugar de revolver en el baúl de los recuerdos para componer una nueva historia en la misma línea –o al menos similar-, parece que ha revuelto una basura llena de revistas del corazón y pañuelitos usados. 

Poco, o nada, hay salvable en esta película que compitió en la sección oficial de la 63 edición del Festival de San Sebastián, y que llega ahora a los cines con la intención de ser una obra de su tiempo y de conmover corazones. Se dice que la intención es lo que cuenta. Pero cuando se trata de cine, no hay intenciones que valgan. 


Valoración: 3 / 10 

FREEHELD: UN AMOR INCONDICIONAL (2015)
Director: Peter sollett 
Reparto: Julianne Moore, Ellen Page, Michael Shannon, Steve Carell, Luke Grimes, Mary Birdsong, Gabriel Luna, Skipp Sudduth, Suzanne Savoy, Jeannine Kaspar, Michael Metta, Crawford M. Collins, Stink Fisher, Ramon Aleman, Robbie Tann 
Género: Drama, homosexualidad, enfermedad, basada en hechos reales. 
Duración: 103 min 



CRÍTICA AHORA SÍ, ANTES NO (2015)

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EL AHORA SÍ, ANTES TAMBIÉN DEL DIRECTOR COREANO HONG SANG-SOO 
Por Lucía Pérez García 



La filmografía del director coreano Hong Sang-soo es la perfecta definición de la variación dentro de un motivo. Su cine huele a ese cine independiente de los años noventa con parada oficial en Chungking Express (Wong Kar-Wai, 1994). Sus personajes siempre están estrechamente relacionados con el cine y la enseñanza, o aprendizaje, del mismo. Y cuando no, con la profesión de escritor. Y los zooms llenan incansablemente cada secuencia. Todo ello tiene, por su puesto, una justificación: nacido cinematográficamente en los noventa, su norma autoimpuesta de escribir sobre lo que conoce y domina, y un rasgo que surgió casualmente y le pareció útil para dar continuidad a los primeros planos. Así de simple. 

Ahora sí, antes no no es diferente en absoluto. Es más, es exactamente igual. Tan igual, incluso que su primera y su segunda mitad son dos versiones diferentes de la misma historia, con ligeros cambios que originan ese título tan curioso. Algo así como ¿Qué hubiera pasado si…? ¿Y sí…? Lo curioso es que es difícil saber que parte está bien y cuál es la que está mal. En cuál está más acertado el protagonista. Tan complicado es eso como decidir en qué versión es más desesperante y en cuál de las dos le darías un sopapo para que espabilara. Y tanto como darse cuenta que la segunda mitad no es una repetición de la primera durante los primeros, bastantes, minutos. Ínfimos detalles que dan lugar a grandes cambios. Pequeñas cosas que hacen que la atención esté siempre en modo zoom. Ahí están los premios a mejor película y actor de los festivales de Gijón y Lorcano para confirmalo. 


Valoración: 7 / 10 

AHORA SÍ, ANTES NO, “RIGHT NOW, WRONG THEN” (2015) 
Director: Hong Sang-soo Reparto: Jeong Jae-yeong, Kim Min-hee, Yoon Yeo-jeong, Gi Ju-bong, Choi Hwa-Jeong, Yoo Joon-sang, Seo Young-hwa, Ko Ah-sung. 
Género: Drama, romántica. 
Duración: 121 min. 


CRÍTICA DE LA VENGANZA DE JANE (2016)

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MUCHA CONVENCIÓN PERO POCA CONVICCIÓN 
Por Lucía Pérez García 




Lo cogió. Volvió a cogerlo y cogió de nuevo. El Colt, el Remington y el Winchester, 66, 73, 76 y 88. Todo lo que se le ponga por delante, Jane lo coge, porque tiene sed de venganza. Si no lo coge, es porque no le ha dado tiempo en los 98 minutos que le dan para llevarla a cabo. Y si no nos percatamos, no será porque la cámara no lo recalca una y otra y otra vez. No es Johnny, pero Jane también cogió su fusil.  


La palabra western está escrita en cada plano. Hay de todo para degustar el sabor de una venganza al más puro estilo del Oeste. Con el ingrediente añadido, nunca novedoso pero siempre llamativo, del protagonismo femenino. Un protagonismo que se echa a la espalda Natalie Portman, toda una especialista en vendettas, pero demasiado limpia para esas tierras polvorientas. Su aparente vulnerabilidad incrementa su valentía. El problema es que los cientos de flashbacks no paran de bombardearle con imágenes románticas. Lo valiente no quita lo sensible, pero, en exceso, le resta cierta tensión.  

Es Joel Edgerton el que salva la función. Este chico es un “regalo”. ¿Caído del cielo? No. Caído de los flashbacks. Y no solo lo hace desde el punto de vista dramático, sino literal, brindándonos una escena de acción impresionante, con un comienzo brutal que hacía presagiar, ilusamente, un rápido y poco saciante final, pero que termina convirtiéndose en lo mejor de la película. 



Lo malos, la multitudinaria banda encabezada por un irreconocible Ewan McGregor, impresiona más visual que psicológicamente. Sus cabalgadas pugnan en espectacularidad con el tiroteo final. Además de ser el único elemento al que la música de Marcello De Francisci y Lisa Gerrard respeta, retratándolos con unas intimidantes percusiones de las que finalmente se apropiará la señorita Jane, en su papel de madre y esposa vengativa y letal. El resto de la música no ofrece nada nuevo, ni tira de lo anterior. Es más, se apunta a campos ajenos, como las voces tipo Gladiador (¿Serán los paisajes eternos de tonos tierra? ¿será la venganza?) Y cuando la música de un western es mala, apaga y vámonos. Aunque lo mejor llega precisamente en el momento en que nos vamos, donde cambia totalmente de tercio y nos propone una canción country, estilo que a todas luces (que seguramente a estas alturas de los créditos estarán más que encendidas) habría funcionado mucho mejor. El trabajo de Gavin O’Connor es correcto pero flojo. 


El director de la genial Warrior (2011) no da la talla en un género en continua evolución, que en el siglo XXI sigue buscando nuevas fronteras. Fronteras que O’Connor no ha divisado ni de lejos. Si yo fuera Jane, lo mismo le apuntaba con mi revolver, pero por esta vez le perdonaré. Por poco. 


Valoración: 6 / 10 

LA VENGANZA DE JANE, “JANE GOT A GUN” (2016) 
Director: Gavin O’Connor 
Reparto: Natalie Portman, Joel Edgerton, Ewan McGregor, Rodrigo Santoro, Noah Emmerich, Boyd Holbrook, Todd Stashwick, River Shields, Jacob Browne, Sam Quinn. 
Género: Western. 
Duración: 98 min.

 

CRÍTICA CAPITÁN AMÉRICA: CIVIL WAR (2016)

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SPIDERMAN DA LA TALLA POR TODOS Y GANA LA GUERRA EL SOLITO 
Por Lucía Pérez García 



Los superhéroes tienen el superpoder de hacer de sus películas las mejores de la historia o el fracaso más enorme. No hay término medio. Hay opiniones contrarias y radicales. Hay gente de Marvel y gente de DC. Hay gente del Capi y gente de Tony Stark. Yo estoy entre los segundos, en ambos casos. Por eso me puedo permitir las medias tintas, en un momento de indecisión como el de Natasha Romanoff. Y todo comienza con Spiderman…

Cuando parecía imposible olvidar al Spiderman de Toby McGuire, llega Tom Holland y pone el mundo boca abajo. Nos enreda literalmente, con sus inexpertas telarañas, y hace que la película despegue de una pesadilla de vuelta al mundo en ochenta coreografías de acción. Sus escenas con Tony Stark y su presentación en sociedad, seguidas del gran y esperado encuentro, justifican la nueva entrega. El resto de nuevas incorporaciones la reafirman. Aunque la relación cantidad de superhéroes-espectáculo no es directamente proporcional. Hace falta un buen villano, y el de Daniel Brühl, no da la talla. No por cuestiones de capacidad interpretativa (este hombre se desenvuelve mejor en inglés y alemán que en español), sino por pequeños problemas de guión. 


Pero aunque el inicio es regulero, los dos últimos tercios de metraje van de corrido. Acción, está vez en su justa medida y lugar, intriga, giros, pistas… un no acabar de regalitos para mayor disfrute del aficionado. Un disfrute que se extiende hasta el infinito y más allá, al pensar en lo que nos queda por ver, y en lo que está por llegar. ¿Más pistas? Quédate hasta el final. Seguro que con la emoción y la atención puesta en los más mínimos detalles, aun te quedan palomitas para disfrutar de los créditos.  


Valoración: 8 / 10 

 CAPITÁN AMÉRICA: CIVIL WAR (2016) 
Director: Anthony y Joe Russo 
Reparto: Chris Evans, Robert Downey Jr., Scarlett Johansson, Sebastian Stan, Anthony Mackie, Don Cheadle, Jeremy Renner, Chadwick Boseman, Paul Bettany, Elizabeth Olsen, Paul Rudd, Emily VanCamp, Tom Holland, Daniel Brühl, Frank Grillo, William Hurt, Martin Freeman, Marisa Tomei, John Kani, John Slattery, Alfre Woodard, Stan Lee, Heidi Moneymaker, Gene Farber, Florence Kasumba 
Género: Superheroes, acción, cómic 
Duración: 147 min.

 

CRÍTICA DE LA BRUJA (2015)

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UN FINAL TAN NEGRO COMO LAS PINTURAS DE GOYA
Por Lucía Pérez García 




No hay magia que valga. Ni negra, ni nada. A las brujas también les afecta el síndrome tráiler. Hasta al diablo, que es más listo por viejo que por diablo, los montadores del tráiler le han puesto la zancadilla. Algo siniestro se mueve en esas habitaciones de las que salen estas fastidiosas criaturas invocadoras de altas expectativas que nos empujan a rascarnos el bolsillo con sus convincentes imágenes. Empezaron con la animación, han conseguido legar hasta los Oscar y han superado las fuerzas malignas del infierno. La próxima vez que te topes con ellos, cierra bien los ojos y no mires directamente la pantalla. Es difícil calcular hasta donde podrá llegar su poder. 


La bruja no es ni la película más turbadora del año, ni la más inquietante, ni, por supuesto, la más terrorífica. Puede que lo sea en el contexto y en el apartado estético y artístico. Pero con El renacido ya quedamos escarmentados de tales valoraciones. El terror sin miedo es como la potencia sin control. Y potencia tiene. Desde el inicio. El suspense va cargando la ansiedad lentamente, pero en su justa medida. Y cuando ya estás al límite. Cuando se está alcanzando el desasosiego está a punto de alcanzar el climax y convertirse en grito y noche en vela. Aparece el señor Goya pintando uno de sus aquelarres y, en vez de decirnos aquello de “El sueño de la razón crea monstruos”, nos saluda con un irónico “¿Que pasa mañicos?” 


Todo queda en una cabra, un cuervo y un conejo mirándonos desde un bosque de tintes Shyamalanescos, al son de las escalofriantes notas, entre el folclore y la disonancia, del compositor Mark Korven. Como las mismas leyendas en las que se inspira la historia, La bruja de Ropbert Eggers es pura superstición. 


Valoración: 6 / 10 

LA BRUJA, “THE WITCH” (2015) 
Director: Robert Eggers 
Reparto: Anya Taylor-Joy, Ralph Ineson, Kate Dickie, Harvey Scrimshaw, Lucas Dawson, Ellie Grainger, Julian Richings, Bathsheba Garnett, Sarah Stephens, Jeff Smith 
Género: Terror 
Duración: 92 minutos

 

CRÍTICA DE ANGRY BIRDS, LA PELÍCULA (2016)

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BORING BIRDS LA PELÍCULA QUE NACIÓ DEL VIDEOJUEGO 
Por Lucía Pérez García 




Estos rechonchos pajaritos sin capacidad voladora no son tan lindos como los pintan. No solo por su agresividad intrínseca, cuestión central de su carácter, sino también por su pobre capacidad para divertirnos una vez salidos de su entorno natural de videojuego. Angry Birds es, a la vez, más pero menos de lo mismo. 

La principal virtud de la película -además de no caer en el eterno tópico de si quieres puedes, por muy pequeñito que seas-, es que puede verse sin necesidad de haber jugado nunca al juego original. Sus pintorescos personajes y sus curiosas cualidades, traspasadas perfectamente a la pantalla grande, piden a gritos una historia animada llena de gags más allá de los trailers. Reto complicado para una película de animación, género que suele pecar de “trailerismo” y abuso adorable de criaturitas espachurrables. Dificil reto para dos directores debutantes. ¿Conseguido? A medias, tirando hacia abajo. 

Angry Birds, la película, no pasará de ser la primera adaptación de un videojuego para móviles, que quizás guste a los más jugones, pero que sin duda aburrirá a los que no se anden con jueguecitos y quieran ver buen cine de animación.  



Valoración: 4.5 / 10 

ANGRY BIRDS, LA PELÍCULA “THE ANGRY BRIDS MOVIE” (2016) 
Director: Clay Kaytis y Fergal Reilly 
Género: Animación, comedia. 
Duración: 97 minutos. 


CRÍTICA DE MADAME BOVARY (2015)

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MÁS BOVARY, PERO CON WASIKOVSKA 
Por Lucía Pérez García 




El número de adaptaciones de Madame Bovary es indirectamente proporcional al número de palabras que quedan por decir de ellas, y directamente proporcional a la monotonía de la que se queja Emma Bovary. Una mujer que no se cansa del lujo y la buena vida, y que en cada película toma un cuerpo diferente para poder seguir viviendo a lo loco (Jennifer Jones, Isabelle Huppert, Frances O'Connor…). Esta vez la elegida ha sido Mia Wasikovska. Una actriz que de presencia inclasificable. Normalmente hipnótica e inquietante, seria y taciturna: Stoker (Park Chan-wook, 2013), Maps to the stars (David Cronenberg, 2014), El viaje de tu vida (John Curran, 2013)… es difícil encontrar un papel que no le valga, sobre todo cuando el papel sale de un libro. 

Más allá de estas valoraciones, y de la belleza de la atmósfera fría y semioscura en contraste con los colores que viste la protagonista (en un intento vano por ser feliz), la adaptación de Sophie Barthes no aporta nada nuevo (la de Vicente Minelli de 1949 es la mejor en este sentido) a una historia que con el tiempo, a la vez que actualizarse, ha perdido todo debate crítico. Los actos de Emma Bovary no dejan de ser inmorales (el hecho de suprimir la maternidad les resta un poco de maldad), pero son tan comunes en una época –la nuestra- en la que el carpe diem es el pan de cada día, que habrá quien incluso premie a esta mujer hastiada, cuya moraleja hay que entenderla, en realidad, como una vanitas (todavía presentes en el arte en el siglo XIX, cuando Flaubert escribió su obra): tras la muerte, solo queda el alma. Lo material, la belleza y el disfrute de los sentidos son tan pasajeros como la vida. 
 

Valoración: 6 / 10 

MADAME BOVARY (2015) 
Director: Sophie Barthes 
Reparto: Mia Wasikowska, Ezra Miller, Paul Giamatti, Rhys Ifans, Logan Marshall-Green, Laura Carmichael, Henry Lloyd-Hughes, Olivier Gourmet, Morfydd Clark Género: 
Drama, romántico. 
Duración: 118 min. 




CRÍTICA DE ALICIA A TRAVÉS DEL ESPEJO (2016)

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UN POCO MENOS DE MUCHOSIDAD 
Por Lucía Pérez García 




Todo es absurdo en la vida de Alicia. Y como tal, no puede verse más que con los ojos felices de un ser surrealista. Sin filosofías que estropeen la muchosidad característica de los escritos de Lewis Carroll. Johnny Deep podría hacerle la competencia al mismo Dalí en extravagancia. Sacha Baron Cohen y Helena Bonhan Carter no se quedan atrás en la carrera por el trofeo del absurdo. ¡Qué le corten al cabeza al sentido del ridículo! La hora del té sería la quedada perfecta del grupo dadaísta. Los diálogos bien podrían salir de una intensa sesión de escritura automática. De esa que brota sin pensar pero parece haberse pensado durante años enteros. El mundo colorido, lleno de criaturas parlantes, a cada cual más pintoresca y con un carácter más peculiar, es la perfecta recreación de las fantasías infantiles, tan queridas por aquellos que ven en el subconsciente un lugar donde vivir las aventuras siempre soñadas, pero en vivo y en directo, totalmente materializadas. Danny Elfman decide que un coro infantil aquí y unas orquestas de brillantina acá. Si quisiera esconderse, siempre veríamos su sonrisa flotando, como la del gato de Chesire. Al ladito de sus dientes, los de Tim Burton, que ni disfrazado de productor camufla su estilo de marca registrada. Aquí el más normal parece ser el director, James Bobin, al que imagino como el rey consorte de la reina de corazones: pequeñito y obediente, siempre caminando detrás. El que manejó las marionetas en dos ocasiones (Los Muppets y El tour de los Muppets), es aquí una marioneta más en manos de los titiriteros más disparatados y sinvergüenzas. 


¿Y nosotros? Tenemos dos opciones. La primera, quedarnos con la muchosidad y al curiosura, es decir: con el increíble mundo de los relojes, ese minuto que falta para la hora del té, las versiones en miniatura de los adorables personajillos, la postura princesil de Anne Hathaway, y el disparate –tremendo disparate- de historia sobre la gran cabeza de la reina. La segunda, pensar que todo es una tontería. Y lo que es peor, una tontería más tonta que la primera. Lo cual es cierto. Es una tontería, y es más tontería que su predecesora. Pero menos y menos son más. Y en el país de las maravillas, así como al otro lado del espejo, tontería más tontería suman un cuadrado estúpido. 


No se puede ver de otra forma, porque si pudiéramos hacerlo, estaríamos cruzando el espejo. Esto es un cuento señores, un cuento de lo más absurdo. Donde hasta los efectos visuales exagerados y las sobreactuaciones están permitidas, e incluso podrían ser un reflejo espejil de este mundo físico y con pretensiones de seriedad. Pensemos lo que pensemos, aquí todos están locos. Pero si nos toman el pelo, siempre nos quedará el sombrerero loco para prestarnos unos de sus diseños mientras celebramos nuestro no cumpleaños con una tacita de té.  


Valoración: 6 / 10 

ALICIA A TRAVÉS DEL ESPEJO, “ALICE THROUG THE LOOKING GLASS” (2016) 
Director: James Bobin 
Reparto: Mia Wasikowska, Johnny Depp, Helena Bonham Carter, Anne Hathaway, Sacha Baron Cohen, Michael Sheen, Alan Rickman, Stephen Fry, Timothy Spall, Rhys Ifans, Ed Speleers, Barbara Windsor, John Sessions, Paul Whitehouse, Karol Steele 
Género: Fantasía, cuentos. 
Duración: 107 min. 



CRÍTICA ALI (2001)

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MUCHA LUCHA PERO POCOS PUÑETAZOS 
Por Lucía Pérez García 





Los grandes deportistas merecen grandes películas, pero las grandes gestas deportivas son difíciles de igualar en pantalla. Tan grandes son. Tan legendarias. No hay objetivo capaz de contenerlas en su lente. La tensión, la fuerza y la motivación son tales que se rompería. De ese momento culmen solo puede retenerse una gota de emoción. Suficiente para poner los pelos de punta si sale del alma. Minucia si en el intento de convertirla en torrente se pierde entre la multitud. Michael Mann, de esos directores que guardan alguna que otra joyita detrás, tenía en sus manos a Muhammad Ali, uno de los mejores deportistas de la historia. Por resultados, influencia e inspiración. Tenía un deporte, el boxeo, increíblemente cinematográfico. Al menos una decena de buenas –y premiadas- películas lo corroboran. Tenía una buena historia detrás, con unos personajes secundarios tan míticos como el propio boxeador. El señor X, de nombre Malcon, y una lucha compartida en una época de grandes movimientos sociales y políticos. Además, y como remate, tenía un actor físicamente perfecto para el papel y que, cuando quiere, puede ser tan grande como sus mismos papeles. ¿Qué pasó? Que la gota se perdió entre un torrente de aguas periféricas donde el boxeo era lo de menos…  


… empieza y acaba con un combate, pero el resto del tiempo, que es mucho y largo, se pierde –en ocasiones literalmente- en el racismo. Los cambios de nombre del protagonista demuestran la importancia del asunto: Cassius Clay, luego Cassius X y finalmente Muhammad Ali. Se tratan cuestiones interesantes como la negativa a luchar con el ejército americano (con una respuesta que le habría encantado a Samuel Fuller y que recuerda a algunos diálogos de Casco de acero. Pero llega a ser un tanto irritante. Mejor habría sido pegarle un buen puñetazo al tema y dejarlo KO… 


… como KO estamos a punto de quedarnos si no fuera por uno de los mejores Will Smith–que en esta ocasión sí consiguió al nominación al Oscar-, a la altura de En busca de la felicidad (Gabriele Muccino, 2006) y de la más reciente La verdad duele(Peter Landesman, 2015), por el irreconocible Jon Voight–también nominado-, y por sus irónicos enfrentamientos. El resto, es historia… 

… la historia del homenaje un boxeador, Muhammad Ali, campeón olímpico en Roma 1960 y tres veces campeón del mundo (1964, 1974 y 1978). El hombre que cambió la forma de ver el boxeo. El hombre que combatió el Parkinson como si se tratara de un rival más, y lo quemó en pebetero olímpico de Atlanta. Ayer, 3 de junio de 2016, voló finalmente como una mariposa para subir al cielo donde, seguro, nadie le llamará negrata. Aunque él, con su especial carácter, seguirá picado como una abeja. 

Valoración: 6 / 10 

ALI (2001) 
Director: Michaerl Mann 
Reparto: Will Smith, Jon Voight, Jamie Foxx, Jada Pinkett Smith, Mario Van Peebles, Ron Silver, Giancarlo Esposito, Jeffrey Wright, Mykelti Williamson, Nona Gaye, Michael Michele, Joe Morton, Alexandra Bokyun Chun, Barry Shabaka Henley, Ted Levine. 
Género: Drama, boxeo, biopic. 
Duración: 167 min.
 Hoy no hay trailer que valga. Hoy toca el mismo Ali en persona:


 

CINE Y ARTE: FRIDA (2002)

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FRIDA-SALMA, ALMA DE FRIDA 
Por Lucía Pérez García 






Si hay una artista difícil de ver pero fácil de sentir esa es Frida Kahlo. La primera vez que la pintura de Frida se planta ante nuestros ojos se resiste a ser mirada como se merece. Primeras impresiones traicioneras. Hay que obligar a las pupilas a mirar más allá de esas cejas pobladas y de los cientos de detalles desagradables que pueblan sus cuadros. Dentro, allí donde lo que uno siente es más profundo y se convierte en sentir universal. Una vez tocada esa fibra. Nervios y vasos sanguíneos que brotaban de los pinceles de la mexicana como si los hilos de óleo fueran tejido vivo. Hay que mirar de nuevo. El mundo ahora es diferente. 
No ocurre lo mismo con la película, que desde el principio es contemplación y belleza. Una belleza, la de lo no bello, que cuando se consigue agarrar y se espachurra con las propias manos, muta en belleza pura e hipnotismo. La directora Julie Taymor, formada en el teatro: París, Sri Lanka, Japón, Broadway; artista del mundo de los títeres y, por su puesto, directora de cine, funde la esencia femenina –indispensable para tratar a un artista como Frida- con el conocimiento de otras culturas –en los dibujos y pinturas de Frida se pueden rastrear referencias mitológicas, no solo mexicanas, sino orientales y clásicas-, y la magia del cine y la pintura. Seis nominaciones al Oscar son justificación por sí mismas. La estatuilla para al música de su marido Elliot Godenthal (en plena competencia con Atrápame si puedes y Camino a la perdición), es el remate al buen trabajo. Sus notas son Frida y su mexicanismo. La llorona y Chabela Vargas (y lo dice alguien a quien no le hace mucha gracia esta señora), son la vivida pintura de la artista, que tantas veces fue y pinto a esa llorona. 

Diagnosticada de polio a los siete años, un accidente de tráfico le dejó casi muerta a los dieciocho: fracturas de columna, clavícula, pelis, la pierna derecha rota en once partes, el pie dislocado, el pasamanos del autobús le atravesó la cadera hasta salir por la vagina… Durante toda su vida aguantó veintidós operaciones de columna (seis de ellas en un año), la amputación por gangrena de la pierna derecha hasta la rodilla, se cayó y clavo una aguja en las nalgas, tuvo problemas de riñón, anemias, y varios abortos. Y no era solo el dolor físico. El corazón y el alma le hacían sufrir más que nada. Su Diego, Diego Rivera, mujeriego empedernido y reconocido -que le engañó hasta con su propia hermana- era su segundo, o su primer dolor. Qiso suicidarse y aguantó por ganas de vivir y por amor. “ÁRBOL DE LA ESPERANZA, MANTENTE FIRME”. Escribía Frida en su diario y sus pinturas. Y tan firme se mantuvo que hasta consentía reírse del mundo: “Nada vale más que la risa. Es fuerza reír y abandonarse. La tragedia es lo más ridículo que tiene el hombre”. Mira ahora y verás que no todo es como lo pintan ¿O sí? 
El dolor es parte central de la película, pero visto desde el lado positivo, desde esa risa de la que hablaba Frida y que mostraba siempre al resto del mundo. Estúpido él y estúpida ella. Todo es risa en su estupidez, y así lo refleja Taynor. Así lo refleja la genial Salma Hayek en su mejor papel. 



Amante de El Bosco y Bruegel el Viejo. Conoció a Bretón, Kandisnky, Picasso, Max Ernst, Yves Tanguy y Miró. Pero todo ello no fue hasta 1939. Ella, sin saberlo, ya era surrealista. Perro su surrealismo no estaba sujeto a normas ni manifiestos. Era un impulso inconsciente y casi egocentrista en lo universal. No era el fuera, sino el dentro, pero el suyo propio. Porque a ella le gustaba reírse: “ Yo quisiera poder hacer lo que me dé la gana detrás de la cortina de la locura […] me reiría a mis anchas de la estupidez de los otros, y todos dirían ¡pobre! Está loca […] Sobre todo me reiría de mi estupidez”. Una estupidez tan mexicana como ella misma. Colores vivos, esqueletos y muertes, la luna y el sol, la llorona. 
Como en toda película sobre artista que se precie, muchas son las referencias a su pintura, destacando el montaje de Las dos Fridas, su obra más conocidas. Pero si algo hay de impactante es la forma en la que el cine nos hace comprender. La reacción de Rivera ante el dibujo del aborto es tan impactante como la imagen misma. Imposible no comprender y ver la belleza. No está escondida, como parece. 


Enamorada hasta lo más hondo de Diego Rivera. Su diario es fuente de amor y pasión “Soy él desde las más primitivas y las más antiguas células, que con el tiempo se volvieron él”, “Tu palabra recorre todo el espacio y llega a mis células que son mis astros y va a las tuyas que es mi luz”, “Nadie sabrá jamás como quiero a Diego. No quiero que nada lo hierra, que nada lo moleste y el quite la energía que necesita para vivir”. Y aun así, pocas veces lo pintó. No había colores para expresarlo.  
En ocasiones, en lugar de Frida, parece que estamos viendo Diego Rivera: la película -aunque bien visto, leer su diario es leer a Diego-. Uno de los artistas mexicanos más importantes del siglo XX, genialmente interpretado por Alfred Molina (a la altura de Hayek), miembro del grupo de los muralistas junto a Orozco o Siqueiros. Comunista convencido, aunque contradictorio en su acciones, lo que hizo que le expulsaran. Amante de todas las mujeres, pero amante solo de Frida. Frida aguantó todo lo habido y por haber. El amor podía con ella, aunque la película quiere mostrar demasiadas infidelidades y el lado lésbico de la artista. Estamos en el siglo XXI y el cine no puede evitar estas cosas, aunque haya otras que aporten mucho más. La convivencia con un gran artista es difícil. Prueba a juntar a dos. 



Y sin saberlo, también compartía con los surrealistas el pensamiento, la ideología. Comunista desde joven, casada con un comunista y amante de otros. Fiel seguidora de la revolución. Siguiendo los preceptos del Manifiesto por un arte revolucionario independiente de Rivera, Breton y Trotsky: “Consideramos que la suprema tarea del arte en nuestra época es participar consciente y activamente en la preparación de la revolución. Sin embargo, el artista solo puede servir a la lucha emancipadora cuando está penetrado de su contenido social e individual, cuando ha asimilado el sentido y el drama en sus nervios, cuando busca encarnar artísticamente su mundo interior”. Quiso hacer de su pintura un arte revolucionario: Realismo revolucionario. Siempre luchó. 
La cuestión de las influencias y el surrealismo no son contempladas por el guión, pero salen por si solas de forma implícita si se es conocedor del contexto y la época artísticas. El comunismo al contrario, está en todas partes. Tanto que no se puede evitar la relación de Frida con Trotsky. 

Frida Kahlo murió el 13 de julio de 1954, feliz de irse y de lo que dejó atrás: “Espero alegre la salida, y espero no volver jamás”. La misma frase que concluye su diario, concluye la película. No hay mejores palabras para definir la vida y el arte de Frida Kahlo. Una mujer que, en propias palabras: “Yo nunca he pintado mis sueños. Solo he pintado mi propia realidad”. 

Durante su vida expuso en varios lugares del mundo, siendo especialmente reconocida en México, Estados Unidos y Francia, donde participó en varias exposiciones, sobre todo a partir de 1940. Sus cuadros decoran no solo las paredes de museos, sino las de las casas de muchos famosos. Y su influencia y legado sigue estando presente. Sin ir más lejos, en la misma Sevilla, la exposición de Fausto Velázquez le hace un rendido homenaje a su persona. Sencillita y pequeña, pero a la vez eficaz, si uno es capaz de ver. 



Valoración: 9 / 10 

FRIDA (2002) 
Director: Julie Taymor 
Reparto: Salma Hayek, Alfred Molina, Mía Maestro, Roger Rees, Geoffrey Rush, Ashley Judd, Antonio Banderas, Edward Norton, Patricia Reyes Spíndola, Valeria Golino, Saffron Burrows, Chavela Vargas, Diego Luna, Margarita Sanz, Loló Navarro, Aída López, Alejandro Usigli, Lila Downs, Enoc Leaño. 
Género: Drama, biopic, pintura 
Duración: 120 min.

 

CRÍTICA DE CRACY EX-GIRLFRIEND (TV)

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LAS EX-NOVIAS ESTÁN LOCAS, LOCAS, LOCAS, Y CANTAN
Por Lucía Pérez García 
  



Muchos temen el incoherente capítulo musical de muchas series. Personajes incluidos. No tienen mucho sentido, ni mucha gracia. El musical pierde más que gana. La serie también. Y todos odiamos un poco esas canciones y ese capítulo metido con calzador. La cosa es diferente cuando la serie es por si sola un musical. Y si nada tiene sentido, mejor (Véase Galavant). En Cracy ex girlfriend casi nada –o casi todo- lo tiene, y todo es muy musical, muy cracy, muy ex y muy girlfriend. 

Cuarenta y nueve canciones, una temporada, trece capítulos, un tema principal: una chica super enamorada de un antiguo noviete de campamento y su empeño, muchos años después, de conquistarle, mudanza al otro lado del país incluida. Planes absurdos, enredos, idas y vueltas, venidas e idas, giros y vuelta a empezar… y así sucesivamente mientras se suceden las canciones de todo tipo, desde el musical clásico hasta el rap, pasando por el rock, la balada romántica o cualquier cosa que te ocurra. 


Y a nosotros ¿Qué nos sucede? Algunos pensarán que eso ya lo ha visto. Una de dos: o no han intentado verla (lo más lógico teniendo en cuenta que en España nos e emite) u odian el musical (algo bastante común entre los despreciadores de lo absurdo). Otros pensarán que lo han vivido, pero sin canciones. Otros, en lugar de pensar, cantarán. Quizás alguno también baile. Y, mientras tanto, se reirá un rato. Seguro. Trece capítulos más tarde, y un final de los de “¡no puede acabarse ahora!”, estarán deseando que llegue la segunda temporada… ¿Para cuándo? Pronto.  

Un Globo de oro y un Critics Choice Television Awards para Rachel Bloom, creadora, guionista y protagonista, cantan por si solos. Nosotros acabaremos cantando: “West Covinaaaa, California…”. 




Valoración: 8 / 10 

 CRACY EX GIRLFRIEND (2015) 
Director: Rachel Bloom, Aline Brosh McKenna 
Reparto: Rachel Bloom, Santino Fontana, Donna Lynne Champlin, Vincent Rodriguez III, Vella Lovell, Pete Gardner. 
Género: Serie TV, comedia, musical 
Duración: 1º temporada (18 episodios de 42 min)

 

CRÍTICA DE EL HÉROE DE BERLÍN (2016)

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LA HISTORIA UNIVERSAL CONTENIDA EN 100 METROS 
Por Lucía Pérez García 




La historia del olimpismo y del deporte en general. La historia del mundo. La historia de la historia contenida en una sola persona: Jesse Owens. Nunca sabremos si consiguió girar el rumbo del destino, pero podemos estar seguros de que fue participe de algo. Desde su posición, similar a la visión que tiene un espectador cuando se sienta en las gradas más altas de un estadio olímpico, vio cosas que nunca veremos, vivió cosas que nunca viviremos y estuvo, no solo en el centro de la pista, sino del mismo universo y su devenir. Hay, pues, muchos Jesses y todos tan enormes a su manera como su real y misterioso legado: el atleta increíble, el estudiante pertinaz, el amante esposo, el padre de familia y el hombre que entró a formar parte de una historia más grande que él, que ya es decir. Tantos Jesses, y tan intesos, que se gastaron, y el último atisbo fue consumiéndose en espectáculos de circo, deudas y tabaco. Un héroe típico americano con un pasado a sus espaldas, convertido en antihéroe de tono crepuscular.


Pese a tratarse de un héroe americano en toda regla, El héroe de Berlín es, curiosamente, una coproducción de Canadá, Francia y Alemania, con un director Stephen Hopkins, nacido en Jamaica y formado en Inglaterra; dos guionistas británicos Joe Shrapnel y Anna Waterhouse; protagonista canadiense y una compositora, Rachel Portman, también inglesa. Y es que su leyenda, al ser del mundo, tiene mucho de Europa. El viejo continente reconoce, agradece, devuelve y, a la vez, aporta otra mirada. Menos patriótica y mítica que la americana, menos enfática, pero más histórica, elegante y seria, como todo lo inglés. Como si en lugar de la mano en el corazón, el director tuviera puesta la mano en la taza del té de las cinco y los ojos en las noticias de primera plana del periódico.  

Nada desentona y nada sobra (el director echaba de menos los inicios del atleta, pero el tiempo no permitía darle la importancia que se merecían). El equilibro entre deporte, política e historia es perfecto. Lejos de Alí (Michael Mann, 2001), donde la lucha contra el racismo lo ocupaba todo. Más cercana a la historia del jugador de béisbol Jackie Robinson en 42(Brian Helgeland, 2013). Cada elemento en su justa medida, bien contextualizado, bien justificado por el resto, y documentado, en un gran homenaje al cine, por la directora alemana Leni Riefenstahl. El diseño de producción es excelente y el apartado musical, sirve a Portman para alejarse un tanto de su estilo y buscar el lado épico y masculino de la historia dando mayor protagonismo a los metales tan americanos y al silencio (aunque personalmente eché de menos el silencio en el salto clave), pero sin olvidar nunca sus queridas cuerdas y sus maderas. Corrección inglesa, en definitiva


Stephan James es un Jesse tan genial como el propio atleta. Desde las escenas de pista, rodadas de forma poco convencional (lejos del estilo de las retransmisiones deportivas, incluidas las de Riefenstahl), hasta el comedimiento personal; y Jason Sudeikis como Larry Snyder es un entrenador adorable, un gran padre y amigo, como la mayoría de los entrenadores vistos a los ojos de sus atletas. La relación entre ambos es toda una glorificación de la figura del entrenador, siempre tan olvidada, tan en segunda fila. Y de ella, que brota de ambas partes, salen asuntos tan importantes como el respeto y la motivación. Te odiaran, te querrán, pero en el momento de correr, es correr todo lo que importa. No existe otra cosa más que la velocidad. La velocidad, y la deportividad, la camaradería entre atletas, personificada en este caso por el saltador alemán Luz Long (curioso nombre para un saltador de longitud), interpretado de forma emocionante por David Kross. 


Las marcas, triunfos y hazañas en la pista de Jesse Owens son por todos conocidos: los tres records mundiales en 45 minutos, o sus cuatro oros olímpicos en Berlín 1936. Ahora, gracias a esta película, podremos situarlos en el lugar que se merecen. 



Valoración: 
-Cinéfila: 8 / 10
-Técnica: 10 / 10 
-Motivación: 7 / 10 

EL HÉROE DE BERLÍN “RACE” (2016) 
Director: Stephen Hopkins 
Reparto: Stephan James, Jason Sudeikis, William Hurt, Jeremy Irons, Carice van Houten, Amanda Crew 
Género: Drama, biopic, atletismo. 
Duración: 134 min.


 

CRÍTICA LA VIDA ES BELLA (1999)

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LA VIDA ES BELLA, EL CINE TAMBIÉN 
Por Lucía Pérez García 




“Este es un momento de alegría y quiero besarlos a todos […] me siento saltando a un mar de felicidad”. Así se sentía Roberto Benigni al recoger su Oscar a Mejor película extranjera. Alegría, besos y felicidad, palabras que poco tenían que ver con la guerra hasta que llegó el director italiano y su eterna misión de sacarnos una sonrisa. Desde entonces, la vida es un poco más bella. 

Ver esta película exige ser un niño. Jugar e imaginar. Ver solo lo positivo, la ilusión. Esconderse del horror. Apartar la mirada y negar la palabra a todo lo que hace sufrir. Solo así seremos capaces de conseguir los 1000 puntos necesarios para ganar nuestro tanque particular. Un instrumento de guerra que, contagiado de magia, se convierte en una victoria feliz. Llorar de pena en lugar de hacerlo felicidad, ver solo el lado terrorífico y no quitarse en disfraz de adulto es negar el título de la película, su propósito y el de la propia vida y su belleza.


Más allá de las siete nominaciones al Oscar (película, película de habla no inglesa, director, guión, actor, banda sonora y montaje), sus tres estatuillas (película de habla no inglesa, actor y banda sonora) y otros alegres reconocimientos (David di Donatello, Goya, BAFTA, Cesar, Premios del Cine Europeo, Cannes, Toronto…), está el rastro que deja y que deberíamos llevar eternamente con nosotros como una sombra, bien pegadito a nuestros pies, para que no lo olvidemos. Que deberíamos silbar cada día al levantarnos, como la música de Nicola Piovani, gran contribución a ese sueño infantil, sueño universal por derecho propio si se quiere ser feliz. Que deberíamos, sin duda, vivir cada día. 


Es lo que tiene el cine. En El día que el payaso lloró (1972) otro cómico, Jerry Lewis, intentó contarnos (no llegó a terminarse) que se puede reír hasta el final, aunque tras su puerta se huela el gas de las duchas. Benigni, años más tarde, pudo al fin demostrarlo. Y de qué manera. El niño del pijama de rayas (Mark Herman, 2008) volvió a probar el poder de la imaginación. De forma un poco diferente, pero igual de mágica, vimos la ilusión en Little boy (Alejandro Monteverde, 2014). Una ilusión cuyo rango se extiende más allá del terror de la guerra, como nos enseñó Will Smith en En busca de la felicidad (Gabriele Muccino. 2006). No hay excusas. Búscala porque está dentro. No es algo que solo pase en las películas. Aunque estas pueden ayudarnos a encontrarla: "!Buenos días princesa!"


Valoración: 9 / 10 

LA VIDA ES BELLA, “LA VITA É BELLA” (1999) 
Director: Roberto Benigni 
Reparto: Roberto Benigni, Nicoletta Braschi, Giorgio Cantarini, Marisa Paredes, Giustino Durano, Horst Buchholz, Sergio Bini Bustric 
Género: Drama, bélico. 
Duración: 117 min.

 
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