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Channel: LA BRÚJULA DEL ARTE
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CRÍTICA EL REGALO, "THE GIFT" (2015)

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TODO UN REGALO DE CINE 
Por Lucía Pérez García 





Debut Joel Edgerton. Él, que ha sido Ramses II en Exodus (Rirley Scott, 2014), Tom Buchanan en El Gran Gatsby (Bazz Luhrmann, 2013), Owen Lars en Stars Wars ep. II y III (George Lucas, 2002 y 2005). Él, que ha trabajado con directores como Jeff Nichols, Kathryn Bigelow, Scott Cooper, John Curran… Él, que ha visto y ha vivido el cine en casa con su hermano Nash, dos años mayor que él, dirigiéndole en películas como Blodlock (1998) y The Square (2008). Él, que ha bebido del thriller de los setenta, los noventa y del cine de Michael Haneke… El, nos hace un regalo en forma de película. Una vez que empieza, ya no hay vuelta atrás.

No te fíes de nadie. Ningún personaje es lo que parece. Antes fue, ahora es y en el futuro… nos toca a nosotros comernos la cabeza con lo que será. Si nos queda energía después de tanto susto, de tanta atmófera asfixiante, musical y visualmente ghablando, y de tantas vueltas de tuerca. Un tipo de buenos modales y misteriosas intenciones. Sinestro e inquietante como podían serlo los chicos de Funny Games (Michael Haneke, 1997). Más aún. Porque de aquellos sabíamos que eran el demonio. De este, solo sabemos que nos sabemos nada. Enigmático como el Luís Tosar de Mientras duermes (Jaume Balaguero, 2011). Mientras que nosotros no podemos dormir pensando en lo que habrá de venir más allá del fundido en negro. Indescifrable. Y no es el único. Las apariencias engañan. Los rumores y leyendas circulan sin piedad. Nadie se salva en un juego en el que el más amable, el más débil, puede ser el más retorcido, o el que realmente diga la verdad sobre su personalidad. Tal es el enredo. Tal es el regalo que nos hace Joel Edgerton y que, pese a las convenciones de género, nos hace sufrir hasta el mismísimo final. Y hasta aquí puedo leer...


Valoración: 8.5 / 10 

EL REGALO, “THE GIFT” (2015) 
Director: Joel Edgerton 
Reparto: Jason Bateman, Rebecca Hall, Joel Edgerton, Beau Knapp, Allison Tolman, David Denman, P.J. Byrne, Tim Griffin, Beth Crudele. 
Género: Thriller 
Duración: 108 min. 



CRÍTICA LA MODISTA, "THE DRESSMAKER" (2015)

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LA AGUJA MÁS RÁPIDA DEL OESTE AUSTRALIANO 
Por Lucía Pérez García  







El desierto asutraliano. Un tren. Una elegante y voluptuosa mujer baja de la máquina. No lleva puesto un guardapolvo. Ella viste de Balenciaga. Deja en el suelo su equipaje: una máquina de coser Singer. Los planos se detienen en los detalles. Suena una armónica. Todos en el pueblo de Dungatar están agitados, confundidos. No. No es la versión marsupial de Hasta que llegó su hora, ni la versión femenina de Charles Bronson. Es La Modista, la película más excéntrica de Jocelyn Moorhouse.  

Cuando Kate Winslet se levanta y pasea sus curvas, todos giran sus ojos. La aguja más rápida del oeste australiano regresa a la ciudad. De pasado misterioso y enigmáticas intenciones. Con un arma que solo ella sabe manejar, y mejor que nadie. Ha vuelto para vengarse. Y para ello cuenta con un arsenal de las mejores telas parisinas y mucho talento. El mismísimo Henry Fonda que ahorcó sin piedad al hermano de Armónica no hubiera podido resistirse a sus encantos. Como la Cardinale, ella trae la civilización. Pero la muerte siempre tiene un precio… 

Y en ello estaba la directora australiana. Inventando su propio spaghetti western en el hemisferio sur y fundiéndolo con un drama familiar y romántico de etiqueta. Dando pie al compositor David Hirschfelder a imitar al primer Morricone y mezclarlo con un poco de su estilo personal. Estudiando cada plano como si fuera el último para intentar parecerse a una versión aborigen del maestro Leone y de algún cineasta peculiar. Haciendo de sus personajes los protagonistas de una historia casi surrealista donde las mujeres, como en todo el cine de Moorhouse, son las que llevan los pantalones o, en este caso, los mejores vestidos. En ello estaba mientras inhalaba unos vapores de eucalipto y su cabeza se llenaba de canguros con sombrero de cowboy de alta costura. Tinoninoniiiiiii wa, wa, waaaaaa. 


No es ni buena, ni fea, ni mala. Es, simplemente, una rareza de la directora a la que una vez Spielberg ofreció dirigir Donde Reside el Amor (1995). Una de las mujeres, como Jane Campion o Gilliam Armstrong, salidas de la enorme cantera femenina del cine australiano que ha conseguido cruzar las fronteras y afincarse con cierto éxito en tierras americanas. La Modista consigue hacernos dudar con su atmósfera cambiante entre la comedia, el western, el thriller psicológico y el drama rural. Nos deja pasmados en el mejor (la valentía de la directora, la originalidad, las actuaciones) y el peor (la trama romántica, la indefinición y el cambio de tono constante) de los sentidos, según el momento. Nos entretiene y nos lleva a reflexionar. Y sobre todo, hace que nos replanteemos ese refrán de: aunque la mona se vista de seda… 


Valoración. 6.5 / 10 

LA MODISTA, “THE DRESSMAKER” (2015) 
Director: Jocelyn Moorhouse Reparto: Kate Winslet, Liam Hemsworth, Judy Davis, Hugo Weaving, Sarah Snook, Sacha Horler, Caroline Goodall, James Mackay, Kerry Fox, Alison Whyte, Barry Otto, Julia Blake, Rebecca Gibney, Shane Jacobson, Genevieve Lemon, Shane Black, Shane Bourne, Hayley Magnus. 
Género: Drama, comedia 
Duración: 118 min.

 

CRÍTICA LA TÚNICA SAGRADA, "THE ROBE" (1953)

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LA PASIÓN SEGÚN RICHARD BURTON Y UNA TÚNICA 
Por Lucía Pérez García 





“La ostentación y el esplendor del emperador Tiberio en Roma, los disturbios de Jerusalén y la polvorienta Tierra Santa nunca se han mostrado con tanta magnificencia en una pantalla de cine como en la instalada para la proyección de ‘La túnica sagrada’. El poderío de las masas y los héroes nunca se han alzado tan enormes como lo hacen en esta estudiada demostración, proyectada en CinemaScope […] Richart Burton es valiente, enérgico y severo como el arrogante tribuno romano al mando del a crucifxión de Cristo […] Jean Simmons es encantadora y apasionada […] Victor Mature musculoso y temperamental […] Michael Rennie está solemne y trascendental como Simón Pedro […] Jay Robinson es afectado y estridente como Calígula…”. Viniendo del crítico más severo del Hollywood clásico, Bosley Crowther (el Carlos Boyero de la era dorada del cine), las palabras no tienen desperdicio. La película, tampoco.  


La Túnica Sagrada es una de las películas imprescindibles de toda Semana Santa que se precie, junto con Rey de Reyes (Nicholas Ray, 1961) o La Pasión de Cristo (Mel Gibson, 2004). Adaptación al cine de Lloyd C. Douglas que cuenta la historia de la locura y conversión del tribuno Marcelo Galio tras hacerse con la túnica con la que Cristo recorrió el camino hasta el Calvario, es una de esas cintas clásicas que se salen de la pantalla aunque las veas en un pequeño televisor. Decorados que serían la envidia de cualquier superproducción actual, un vestuario que no quedaría eclipsado por los de Paco Delgado pata Tom Hooper, unos colores que se recrean en las pupilas y una puesta en escena espectacular, cuando al palabra espectáculo estaba estrechamente ligada a la calidad y no a las palomitas. 


Cómo un judío especializado en musicales y comedias familiares (La Mujer del Obispo, El Invisible Harvey) pudo hacer una película de estas proporciones y darle el sentimiento que solo un cristiano confeso podría plasmar, es un misterio que el cine se encarga de desvelar. La presencia y el aura de un Cristo, al que nunca vemos el rostro, en los ojos de Victor Mature. La locura de un jovencísimo Richard Burton salpicado de la sangre del Salvador. Tres cruces a lo lejos. Unos pies y una voz. La noche repentina. Viento, truenos. El poder de Dios y el poder del dios cine unidos para sobrecoger al menos creyente. Mientras que Mel Gibson nos hacía llorar de culpabilidad y dolor con el sufrimiento y la sangre, Koster nos emociona y conmueve a través de la vía más sensible, la de la fe. Como hemos cambiado… 


Tan solo las proporciones exageradas en una historia de fondo austero y profundo, mucho más profundo que cualquier truco de Hollywood para robar audiencia a la incipiente televisión, pueden jugar en su contra. Eso, y una música que yo hubiera dado a un Miklós Rózsa o al Dimitri Tiomkin de diez años más tarde, en lugar de al pluriempleado Alfred Newman, que sin un tema principal imponente, y con algún tema concreto que destroza el tono de la escena que acompaña, no acaba de estar a la altura de una película obligatoria para todo cinéfilo, no solo en estas fechas.  


Valoración: 7.5 / 10 

LA TÚNICA SAGRADA, “THE ROBE” (1953) 
Director: Henry Koster 
Reparto: Richard Burton, Jean Simmons, Victor Mature, Michael Rennie, Jay Robinson, Dean Jagger. 
Género: Histórico, religión 
Duración: 135 min. 



CRÍTICA QUO VADIS (1951)

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EL CINE ARDE CON ROMA AL SON DE LOS CANTOS DE NERÓN
Por Lucía Pérez García 



Bosley Crowther, el mismo que colmó de elogios La Túnica Sagrada, no dejó títere con cabeza al escribir la crítica de Quo Vadis. Una película “súper, súper colosal […] una combinación de brillantez cinematográfica y pura banalidad, de excitación visual y aburrimiento verbal de pretenciosidad histórica y sexo”. Una película que no fue hecha para “el público excesivamente sensible y distinguido”, sino para los que disfrutan de “las grandeza y el ruido”. Conclusión: “probablemente será un gran éxito”. 

Yo no puedo ser tan cruel. Recuerdo leer la novela de Henryk Sienkiewicz con letra miniatura. Veinte o veinticinco páginas por hora. Mediodía veraniego sevillano. Tan caluroso como el fuego que arrasaba Roma ante la mirada del césar chalado. Cada vez que cerraba el libro una voz me preguntaba: “¿Quo Vadis?”. Las páginas volvían a abrirse al sol de las casi tres de la tarde. Y yo sin comer… de repente un rugido. Los leones. ¡Dios mío! ¡Qué yo soy cristiana! Un segundo rugido me avisaba que el león hambriento era yo. Devorar libros es indirectamente proporcional a quitar el hambre. Tras el libro vino la película. No podía esperar a ver con mis propios ojos aquel mundo romano que me había montado. Tres horas más tarde, la sensación se inclinaba levemente hacía la decepción que hacia el asombro. Y sin embargo, no puedo ser tan cruel. Como se nota que el señor Croewther no ha vivido la era de los blokbusters y los reboots. 


Algunas de mis imágenes imborrables del cine son cortesía de Melvin Leroy: los personajes de Mujercitas (1949), cuyos rostros ya pertenecen a mi iconografía tanto como los de los dibujos animados; los Spencer Tracy y Frank Sinatra de El Diablo a las Cuatro (1961), y el Nerón de Peter Ustinov de este Quo Vadis. ¿Cómo iba a dejar por los suelos a un director que me ha regalado tales recuerdos? 


No llegó al extremo de traerme las palabras que había leído. No pudo contarlo todo en tres horas (quizás era antepasado de Peter Jackson, y necesitaba dos películas más). Tal mastodonte no cabía en las pequeñas tapas de mi libro. Pero algo me quedó. Y entre ello, la música de Miklós Rozsá. Un compositor que estudiaba, investigaba y experimentaba como el que más, y que tenía un idilio especial con la grandeza. Digna de competir con las bandas sonoras de Alex North para Espartaco(Stanley Kubrick, 1960) y de Dimitri Tiomkin para La Caída del Imperio Romano(Anthony Mann, 1964), la Quo Vadis puede presumir del honor de ser lo mejor de la película a la que acompaña. 


Quo Vadis Es enorme (¿Y qué versión de Quo Vadis no lo es?): en metraje (171 min), en presupuesto (7.000.000 de dólares de aquella época), en decorados, en extras (30.000), en nominaciones al Oscar (nada menos que ocho), en diálogos más grandes que la vida y en personajes más grandes aún. Tan enorme es, que a veces se olvida de la emoción. Sentimiento que suele recaer en los detalles más pequeñitos: una mirada, un gesto, algo que no se ve, sino que se siente. Y aun así, en su enormidad, la tiene. No está en la conversión de Marco Vinicio, tan intensamente descrita en el libro, y tan artificial y veloz en pantalla. No está en las largas parrafadas y el suicidio de Petronio. Está en Pedro y está en los cantos de los cristianos ante su muerte inminente. Está en esa voz que te dice: “¿Quo Vadis?”.


Valoración: 7 / 10 

QUO VADIS (1951) 
Director: Mervin Leroy 
Reparto: Robert Taylor, Deborah Kerr, Peter Ustinov, Leo Genn, Patricia Laffan, Finlay Currie, Abraham Sofaer, Buddy Baer, Marina Berti, Felix Aylmer, Nora Swinburne, Ralph Truman, Norman Wooland, Peter Miles, Nicholas Hannen, Geoffrey Dunn, John Ruddock, Elspeth March, Strelsa Brown, Alfredo Varelli, Adrienne Corri, Sophia Loren, Bud Spencer, Elizabeth Taylor. 
Género: Drama, histórico, religión. 
Duración: 171 min.

 

CRÍTICA BEN HUR (1959)

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CUANDO EL CINE SE HIZO GRANDE EN UNA GALERA Y UNA CIRCO ROMANO
Por Lucía Pérez García



"Dentro del formato llamado ‘Blockbuster’, que por lo general supone una sublimación de la sensibilidad a la acción y la aventura, Metro-Goldwyn-Mayer y William Wyler han conseguido diseñar un drama humano extraordinariamente inteligente y fascinante en la nueva producción de "Ben-Hur" […] es, de lejos, la más respetable y emocionante película bíblica hecha jamás”.Así habló Bosley Crowther, nuestro corresponsal en Los Ángeles de los 50-60, de Ben Hur, la gran película que se adelantó a su tiempo: remake, blockbuster, efectos especiales impresionantes, acción, más acción, un poquito más aún, aventuras e incluso sangre, y 11 Oscars, los mismos que Titanic y El Señor de los Anillos: el Retorno del Rey. Lo de reebot lo dejamos para la próxima versión de Timur Bekmambetov.

Otro libro, el de Lewis Wallace, que leí con tanto entusiasmo que casi me quedo ciega. De páginas tan amarillas como el poster de la película. Olor a polvo de circo romano. Tacto arenoso como los paisajes de Jerusalén. Hojas rotas como lateja que cayó de aquella terraza. Viejo como los Reyes Magos que introducen la historia. Letras que corrían como las cuadrigas de Mesala tras el incombustible hijo de Hur. Un libro como debe ser del que solo podía salir una película estratosférica.


William Wyler es uno de esos directores más grandes que su propia obra: La Loba (1941), La Señora Miniver (1943), Los Mejores Años de Nuestra Vida (1946), La Hereder (1949), La Gran Prueba (1956), Horizontes de Grandeza (1958), La Calumnia (1961)…Ben Hur. Cuentan que cuando Chalton Heston quiso cambiar unos diálogos de uno de los grandes westerns por excelencia, Wyler dejó en la silla de director un cuaderno con todos estos títulos. Las frases, por su puesto, siguieron como estaban. Aquel que se ha adueñado de la imagen de Moisés y el Cid no fue capaz de decir una palabra más. ¿La vamos a decir nosotros?

Ben Hur lo tiene prácticamente todo para darse un empacho de cine y quedarse con ganas de más. Wyler, que había trabajado en el rodaje de la versión de Fred Niblo de 1926, sabía bien a lo que se enfrentaba: a todo imperio romano como nunca antes lo habían visto ni Griffith ni DeMille. No es solo la espectacularidad de las galeras y las carreras, los increíbles escenarios, la música de Miklós Rózsa o el impactante silencio que nos regala en la secuencia de la carrera… es la veracidad de los detalles desde el punto de vista histórico y artístico, y es, sobre todo, la profundidad de una historia de amistad truncada, el respeto y la emoción con la que son tratados los asuntos de Dios. Un Dios sin rostro que se ve en los ojos que observan y en las almas que sienten, en esa obra de misericordia que es dar de beber al sediento. 


Tal es la pasión que genera esta historia, que Wyler no pudo esperar a terminar la última escena de Horizontes de Grandeza para salir pitando a Roma. Nosotros solo tenemos que esperar a que llegue otra Semana Santa para poder volver a verla. Aunque… ¿Por qué esperar tanto?


Valoración: 8.5 / 10

BEN HUR (1959)
Director: William Wyler.
Reparto: Charlton Heston, Jack Hawkins, Stephen Boyd, Haya Harareet, Hugh Griffith, Martha Scott, Cathy O'Donnell, Sam Jaffe, Frank Thring, Terence Longdon, George Relph, André Morell, Finlay Currie.
Género: Drama, aventuras, histórico, religión.
Duración: 211 min.


CRÍTICA UNA HISTORIA QUE COMENZÓ HACE 2000 AÑOS, "L´INCHIESTA" (1986)

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HACE 2000 AÑOS, Y HOY MISMO
Por Lucía Pérez García 






Comenzó hace 2000 años y todavía sigue dando que hablar. Como hecho de fe, como historia y como leyenda. Y el cine, que habla de todo, da igual el año en que comenzara, nunca ha dejado de contarlo. La resurrección de Cristo es “carne” de cine. Tiene “espíritu” de cine. Misterio, intriga, thriller psicológico, drama, aventuras, épica… toca lo más grande, material y espiritualmente, y lo más profundo, lo que no se ve, aquello de lo que se duda. 

Siendo un asunto tan cinematográfico, es tarea imposible encontrar una década en la que no se haya hecho una película, serie o documental que lo aborden. Todos recordamos los clásicos, pero todos los países han querido rendir homenaje a ese hombre que, no importa lo creyente que uno sea, encarna un mensaje universal en el que la resurrección juega un papel fundamental. 

ItalIa, cuna del péplum (todavía se alzan en los estudios de Cinecittá una gran ciudad romana) y lugar histórico implicado en la historia sagrada, no podía quedarse atrás. Su especial sentido del cine: fundado en el Neorrelismo, con cemento y ladrillos americanos y con tejado de Spaghetti Western, ha dejado obras más que peculiares en todos los géneros. El bíblico es uno de ellos. Desde El Evangelio Según San Mateo de Pier Paolo Pasolini (1964), hasta las tropecientas mil series y películas para televisión, pasando por esta curiosidad titulada Una Historia que Comenzó hace 2000 Años.  


Damiano Damiani, como el mismo cine de su país, creció con Vittorio De Sica y compañía, y amaneció para el celuloide en la edad del eurowestern, género del que participó con Yo Soy la Revolución (1966) o El Genio (1975). Todo ello se mezcló en una obra dominada por la crítica social y política, en la que tenían cabida actores de talla internacional. Una Historia que… fue una de sus últimas películas (la última fue Ángeles de Negro, protagonizada por Carmen Maura en 2002), y quizás la más alejada, pero cercana al a vez, de su temática predilecta. Y es que las intrigas del poder y las revueltas del pueblo son algo que siempre está de actualidad. 

Hace 2000 años, según nos cuenta Damiani: el pueblo de Jerusalén estaba inquieto, Tiberio quería saber, Pilato no quería que se supiera, su mujer, Claudia, no quería entrar en su juego, Tito Valerio Tauro intentaba descubrir y descubrió sin enterarse de que lo había conseguido… todo un rompecabezas que acaba por descubrirnos el poder de la fe, y las argucias del poder que hacen perder la fe en el mismo. El misterio llega a convertirse en locura. El metraje avanza. Jesús no aparece pero está siempre presente. Se diría de él que es un protagonista invisible. Pero como finalmente termina viviendo Tauro en sus propias carnes, no es tan invisible como parece. Es precisamente ese detalle el que eleva la cinta por encima de lo esperado. Una cinta que ni siquiera está etiquetada como bíblica o religiosa, sino como drama, intriga y misterio. Lo espiritual no se ve, se siente. Más cuanto más nos acercamos al final de la investigación.  



Protagonizada por Keith Carradine y un Harvey Keitel con cara de llamarse Máximo Décimo Meridio, no cae en las convenciones del spaghetti. No está rodado en España, sino en Túnez. No busca el plano estilizado. Pese a que la búsqueda es ardua, no se detiene más de lo necesario en pasajes eternos. Y el westerniano Riz Ortolani, se mantiene lejos del estilo morriconiano. No hay más western que el hecho de un hombre atormentado. Pero su tormento no acaba en el cañón de un rifle, sino en la apertura del corazón al misterio más grande la humanidad, a la historia más grande jamás contada. 


Una Historia que Comenzó hace 2000 Años fue nominada a tres David di Donatello, ganando Llina Sastri el premio a mejor actriz secundaria. En 2006, el también italiano Giulio Base hizo un remake, de calidad cuestionable, titulado En Busca de la Tumba de Cristo, protagonizado por Max Von Sydow. Esta Semana Santa 2016, Joseph Fiennes volverá a encarnar a ese detective espiritual en Resucitado. Peor esa será otra historia ¿No era la misma?...  


Valoración: 7 / 10 

UNA HISTORIA QUE COMENZÓ HACE 2000 AÑOS 
Director: Damiano Damiani 
Reparto: Keith Carradine, Harvey Keitel, Phyllis Logan, Angelo Infanti, Lina Sastri, John Forgeham. 
Género: Drama, histórico, religión 
Duración: 107 min. 


 

 

CRÍTICA RESUCITADO, "RISEN" (2016)

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EN BUSCA DE LA FE
Por Lucía Pérez García 






Resucitado“resucita” aquella película italiana de título tan largo: Una Historia que Comenzó Hace 2000 Años (Damiano Damiani, 1986). No lo hace intención de remake, como la de Giulo Base de 2006. Pero el parecido es más que razonable: incuestionable. También lo son las diferencias, precisamente en lo fundamental.  

El cine actual tiende a enseñar más de lo que debe. Busca en impacto en la imagen, y si puede, se recrea en él. Como el Cristo de la Clemencia de Martínez Montañés, El Cristo de Resucitado nos mira desde la cruz. Pero su rostro no muestra la piedad que le dio el escultor sevillano. La imagen de este Cristo es puro sufrimiento. Rictus de muerte que, en su realismo, parece negar las palabras: “perdónalos porque no saben lo que hacen”. Y sin embargo, no las niega. Porque los ojos con los que nos mira están filtrados por los de un romano que, un segundo después, ya siente la culpa y el remordimiento. Más tarde, serán las numerosas apariciones de Cristo resucitado las que guíen al sorprendido romano hasta el “Sí creo”. 


Esta búsqueda de la emoción de forma tan explícita resta valor, emocional y espiritual, a la película de Kevin Reynolds. El cine clásico supo traernos a Jesús en las miradas del pueblo. Bastaba eso para que todo Él estuviera entre nosotros. La Túnica Sagrada y Ben Hur son ejemplos magistrales de esta emoción. La de Damiano Damiani, más de treinta años después, se unió a ellas llevando el recurso al extremo. Allí, Dios está en todas partes, pero en espíritu. Está incluso donde el protagonista no lo sabe. La fe, ese “sí creo”, no se cuenta en versión Tomás (imagen que no falta en Resucitado), sino desde el trauma interior y la locura por el descubrimiento de un misterio que ya está dentro antes de que se sepa descifrado. La diferencia es clara. Aunque Joseph Fiennes se esfuerza. Realmente se esfuerza. El director Kevin Reynolds también. 



Pero Resucitado tiene otros atributos que le ayudan superar este bache. Uno de ellos es, paradójicamente, el realismo. La secuencia de la crucifixión es una de las más fieles a la historia de todas las que ha dado el cine, Mel Gibson incluido; y la recreación del ambiente es espectacular, con especial mención a los paisajes almerienses. La música también podría incluirse dentro de este apartado, ya que Roque Baños (no olvidemos que estamos ante una coproducción española) utiliza una instrumentación adecuada al lugar y la época que dan, en su fusión con la orquesta y el coro, un toque de Antigüedad. Aunque no acierta en toda su extensión y tiene reminiscencias del cine histórico actual, consigue momentos que superan la búsqueda de emoción a la que no llega la imagen. 


 

Y así, llegamos al momento en el que la película nos interpela a nosotros. ¿Qué mejor momento para hacerlo que en Semana Santa? La fecha de estreno ha sido el mayor acierto, y la mejor homilía.  


Valoración: 6 / 10 

RESUCITADO, “RISEN” (2016) 
Director: Kevin Reynolds 
Reparto: Joseph Fiennes, Tom Felton, Cliff Curtis, Peter Firth, Stewart Scudamore, María Botto, Mish Boyko, Mark Killeen, Stephen Hagan, Stephen Greif, Antonio Gil, Luis Callejo, Richard Atwill, Andy Gathergood, Jan Cornet, Joe Manjón, Pepe Lorente, Selva Rasalingam, Stavros Demetraki, Manu Fullola, Mario Tardón, Àlex Maruny, Paco Manzanedo, Frida Cauchi. 
Género: Drama, histórico, religión. 
Duración: 107 min.


 

CRÍTICA ESPARTACO (1960)

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ESPARTACO: TRES HORAS IMPRENCINDIBLES PARA REVELARSE COMO UN BUEN CINÉFILO. 
Por Lucía Pérez García 

 
Nuestro corresponsal hollywoodiense nos habla hoy desde 1960, justo a la salida del estreno del Espartaco de Stanley Kubrick. ¿Qué le ha parecido la película señor Crowter? 
“El comienzo, donde se representa la formación en la escuela de gladiadores es animado, entretenido, emocionante y expresivo, no importa lo fiel que sea a la historia. Y la parte central es pretenciosa tediosa ya que se ocupa de la aburrida lucha política”. 

¿Y los actores? 
“El señor Douglas define su contundente estilo western contra al precisión del togado Señor Laughton y el gentil perfil romano del Señor Olivier. Tony Curtys como joven esclavo contrasta en su teatralidad con la facilidad para hacer el payaso de un romanizado Ustinov”. 

Parece que a nuestro amigo Bosley no le hace mucha gracia Don Peter Ustinov ¿No es cierto? 
“En Quo Vadis su afectación y sus gritos […] fueron lo más monótono de la película. Aquí, ya lo he dicho, un payaso”. Pues la Academia, con una nominación en la primera y una estatuilla en la segunda, parece que no opina lo mismo… 


Y usted, señorita ¿Qué opina?
Para mi Espartaco fue un descubrimiento. Primero literario. Tres versiones diferentes de la historia, nada más y nada menos, me leí una detrás de otra. El cine, como yo, decidió que la mejor era la de Howard Fast. A esas alturas del siglo XX americano, las otras dos novelas, junto con el guión de Dalton Trumbo, habrían sido demasiado. Con la de Fast, que también tiraba para el mismo lado, ya era suficiente. McCarthy no hubiera salido vivo de otra forma. Aquí, al menos, salió tocado pero no hundido. Pero ambos, Fast y Trumbo, se desquitaron a su antojo.  

Con el tiempo, la película ha perdido su ración de polémica (aunque se acercan tiempos de cambios…). Ahora es, como tantas otras compañeras épicas, uno de los grandes clásicos que hay que ver al menos, una vez en la vida. Sin significados ocultos. Solo disfrutando del cine del que unos años después inventara la Space Opera contemporánea, se atreviera a mezclar los decorados pop en con Beethoven, nos dejara un plano icónico de Jack Nicholson con un hacha y el reflejo desnudo de la pareja Cruise-Kidman en un espejo. Antes que todo eso, Kubrick fue un director clásico que olía a maestro. 


¿Solo eso?...
Antes que Russel Crowe existió un gladiador llamado Kirk Duglas. Un hombre cuya alma de luchador le mantiene aún en pie con casi 100 años. Con un hoyuelo inconfundible y una presencia de esas que te transportan inmediatamente a la era dorada de los estudios. Con un porte imponente que hacía olvidar su mediana estatura (1.75). Y con la ambición de atreverse a formar su propia productora y hacer películas de este tamaño. Es difícil elegir una actuación. Me quedo con su Doc Hollyday de Duelo de Titanes (John Sturges, 1957) y, por su puesto, su Van Gogh en El Loco del Pelo Rojo (Vicente Minelli, 1956). Espartaco viene en tercer lugar. Espero que no arme una rebelión contra mí. 


Tony Curtis, visto está, que no era solamente un “loco con faldas”. Y Ustinov, en contra de lo que Usted, Don Bosley, opina, a mí me hace gracia. Jean Simmons veo que si es de su gusto. A mí se me parece demasiado a la Hepburn como para preciarla en todo su esplendor. Pero sí, el contraste de elegancia y brutalidad de la pareja protagonista es tremendo, y casi lírico. ¿Olivier? No se me olvida. También es digno de mención. Aunque pasó medio metraje sumergido en los baños, del que la mitad acabó sumergido en la censura. 


Pero si algo queda en la retina son las luchas de gladiadores y sus entrenamientos. El gran Retiario, el gladiador más cinematográfico, encarnado por Woody Strode. Los ejercicios de un Kirk Douglas que recuerdan, en su versión romana, a los entrenamientos de su boxeador en El Ídolo de Barro (Mark Robson, 1949), y el emotivo combate final.

 
¿Y la música qué tanto le gusta a usted comentar, señorita? 
Alex North… Pobre criatura traicionada por Kubrick unos años después en 2001. Espartaco es, quizás, la banda sonora más tradicional y épica de su filmografía. El compositor que introdujo el jazz en el cine junto con Elmer Berstein también sabía ser elefantiástico. Grandes temas sinfónicos, una fortísima fanfarria inicial, un melódico tema romántico, etc. Entonces… ¿Qué hay de nuevo, Viejo? Un tema para las minas donde la percusión a base de metal simula el trabajo de los esclavos, y toda una concepción musical basada en las tonalidades menores, las disonancias y los ritmos sincopados (que para eso venía del jazz), que nos anuncian la futura decadencia de Roma. ¿No es esto suficiente? A Kubrick nos e lo pareció y, en su necesidad de improvisar escenas por problemas con el personal, introdujo más música de la cuenta en algunos cortes. Ya se le veía venir lo traicionero. 


¿Ha acabado ya? 
Solo quería decir que, pese a no ser una película de “Romanos con Jesús” como se estila en Semana Santa, en el fondo, y sobre todo al final, hay momentos y enseñanzas aplicables a estas fechas. No la lucha y la venganza, sino la búsqueda de la justicia y del bien; al defensa del amor y la amistad; y la rebelión contra un imperio que seguía el camino de Sodoma y Gomorra. Si Dalton Trumbo levantara la cabeza (lo hará próximamente en el cine) quizás no pensaría igual que yo. 

FIN 

Valoración: 9 / 10 

ESPARTACO (1960) 
Director: Stanley Kubrick 
Reparto: Kirk Douglas, Tony Curtis, Laurence Olivier, Peter Ustinov, Charles Laughton, Jean Simmons, John Gavin, Nina Foch, Herbert Lom, John Ireland, John Dall, Charles McGraw, Joanna Barnes, Harold J. Stone, Woody Strode, Peter Brocco, Paul Lambert, Nick Dennis. Género: Drama, histórico, aventuras. 
Duración: 196 min. 

 

CRÍTICA GALAVANT (SERIE TV) (2015-)

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ARMADURAS, ESPADAS, TONTERÍAS Y MÚSICA MAESTRO MENKEN 
Por Lucía Pérez García 

Dale al play y canta la crítica conmigo:



No había una vez, 
Porque no pudo ser 
Una historia tan loca en la Edad Media. 
Dan Folgeman pensó 
Lo que a Cervantes se le escapó 
Por aquellas tierras manchegas. 
¿Por qué no? Hacer un musical con Alan Menken 
Y que todos canten continuamente. 
¡Sí! Un cuento chalado. 
Con un caballero tocado. 
Y le pondremos Galavant. 

Destino de Caballero. 
Disney, Cracy, Love. 
Caballeros de una mesa muy cuadrada. 
Princesas y castillos. 
Reyes inocentones y pardillos. 
Y sirvientes cachondos, molones y listillos. 
¿Por qué no? Torturaré a Menken 
Escribirá canciones 
eternamente 
¡Sí! Todos bailarán.
Será súper genial. 
Y su nombre es Galavant. 

En veinte minutos, no os cansareis.
Aunque no os guste musical.
Os reiréis tanto.
Os daré guiones absurdos.
Tonterías del mundo medieval.
Y más, actores que sabrás
Que son los más, los más 
Como John Stamos o Kylie Minogue. 

Algún día lo veréis, 
Porque la ABC 
Venderá los capítulos a España. 
Os descuajeringareis.
Encima os meareis. 
Con las ocurrencias de Galavant. 
¡V.O.! No debéis esperar tanto. 
Y cantareis como yo os canto
¡Sí! Un descubrimiento. 
Gran entretenimiento. 
No os podéis perder a Galavaaaaaaaant. 





Una serie de caballeros y princesas de lo más absurdo y surrealista, que se ríe de sí misma, con música y canciones de quien inventó el musical Disney (como se nota esa Sirenita) y el guionista de Cracy, Strupid, Love (Glenn Ficarra, 2011) y Enredados (Nathan Greno y Byron Howard, 2010). Como diría Janice: ¡Oh, Dios, mío!

¡Y su nombre es GAAAA-LAAAA-VAAAAAAAAAANT

En su web oficial están los videos de muchas las caciones (Aviso: engancha):WEB GALAVANT 

Valoración: 9 / 10 

GALAVANT (SERIE TV) 2015-2016 
Creador: Dan Fogelman 
Reparto: Joshua Sasse, Timothy Omundson, Vinnie Jones, Mallory Jansen, Karen David, Luke Youngblood, Darren Evans, Ben Presley, Stanley Townsend, Genevieve Allenbury, Sophie McShera, Kemaal Deen-Ellis, Muzz Khan. 
Género: Comedia, parodia, Edad Media 
Duración: 2 tempoaradas (por ahora), de 8 y 10 capítulos, de 21 min.
 

CRÍTICA UNA PASTELERÍA EN TOKIO, "AN" (2015)

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UNA PELÍCULA FABRICADA CON EL CUIDADO Y EL CARIÑO DE UN BUEN PASTEL. 
Por Lucía Pérez García 


 
Todo empieza con un pétalo de flor cerezo en un dorayaki. Todo es efímero y fugaz. La vida, la belleza, las flores, los pasteles. Lo único que vive para siempre es el recuerdo de lo que hemos hecho. Mueren las personas, pero queda lo que fueron. Llegan las arrugas y los achaques, pero queda la sonrisa. Se marchitan las flores, pero el olfato conserva su olor. Doraemon se come todos los dorayakis, pero siempre nos queda un nuevo capítulo del gato cósmico. Bromas aparte, Una Pastelería en Tokio encarna en forma de película el concepto de lo pasajero, la belleza silenciosa y la relación simbólica y espiritual de la cultura oriental con la naturaleza.  

El cine japonés siempre ha reflejado esa especial relación con la naturaleza que tiene la cultura oriental. Lejos de la actitud proteccionista de occidente, que conlleva una posición de superioridad respecto a ella, Oriente se coloca a una misma altura, pero con el respeto de quién se siente agradecido y a la vez intimidado por aquello que le regala belleza y le da la vida. También la muerte. Ya sea mostrando su cara más fiera o regalando la oportunidad de renacer en ella como una semilla. Solo así se entiende el cine de Naomi Kawase. 


Toda su filmografía, y su obra artística en general (fotografía, poesía, ensayo, video arte…), busca el origen. De sí misma, en su versión más autobiográfica. Del hombre, espiritual y corporalmente. De los elementos. El Bosque del Luto (2007), Hanezu (2011),Aguas Tranquilas (2014), o los documentales El Sol se Pone(1996) y Cielo, viento, fuego, agua, tierra(2001). Todas ellas están especialmente enfocadas desde la mirada de una directora que ve en el cine una forma de arte, entendiendo por ello la expresión externa de su interior: sus pensamientos, vivencias y traumas; y de éste con todo lo que le rodea.  


Una Pastelería en Tokio nos cuenta lo efímero de tal forma que nunca lo olvidemos. Y lo hace desde el punto de vista de una señora mayor que ha visto pasar todas las cosas del mundo y, aun así, lo sigue adorando. No es una película pasajera. Es triste y la vez alegre. Nos enseña en la belleza del mundo en cada pequeño detalle. En esas cosas que olvidamos mirar porque las creemos sin importancia y cuando nos damos cuenta, ya se han ido. Kawase se detiene en ellas. En forma y en fondo. Desde su objetivo, hasta una crema de judías de un marrón feo y con grumitos encuentra su sitio y su valor positivo. Y cuando somos capaces de sentirlo, hasta la luna, japonesa hasta las trancas (tanto que tienen un festival de contemplación de la luna), nos sonríe. 

Un empacho de dorayakis que merece la pena no dejar pasar.  


Y todo termina con un pétalo de flor de cerezo… 


Valoración: 8.5 / 10 

UNA PASTELERIA EN TOKIO, “AN” (2015) 
Director: Naomi Kawase 
Reparto: Masatoshi Nagase, Kirin Kiki, Miyoko Asada, Etsuko Ichihara, Miki Mizuno, Kyara Uchida. 
Género: Drama, vejez, enfermedad. 
Duración: 113 min. 


CINE Y ATLETISMO: CARROS DE FUEGO, "CHARRIOTS OF FIRE" (1981)

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CARROS DE FUEGO O LA PELÍCULA QUE NOS ENSEÑÓ A SER ATLETAS 
Por Lucía Pérez García 

“Dios me hizo con un próposito, pero también me hizo rápido” 

 
Uno no puede considerarse 100% atleta hasta que no ha visto, al menos tres veces (una por cada cajón de pódium) esta película. No se es un fondista completo si no se ha corrido por la playa tarareando el tema principal de Vangelis. No hay mejor definición de la palabra atletismo, y del deporte en general, que la que nos propone Hugh Hudson en Carros de Fuego

El director inglés hace que la etiqueta “basada en hechos reales” nos haga salir corriendo, pero en dirección contraria a la que suele hacerlo. Corremos hacía los Juegos Olímpicos de 1924. Corremos para sentir que corremos. Simplemente. Para sentir la tensión de la competición, los nervios y el sufrimiento. Para sentir lo que es la satisfacción de una victoria. Para sentir esa cosa inexplicable que uno solo siente cuando corre. Y lo hacemos a través de las piernas de dos atletas tan diferentes fuera de la pista como iguales dentro de ella: Erick Liddell y Harold Abrahams. 


El espíritu olímpico al completo está presente en los 123 minutos de metraje. La sana competencia, la deportividad, la amistad, el sacrificio, la tolerancia… nada queda olvidado en este contenedor de valores llamado a ser un hito del cine deportivo. Un estudio histórico exhaustivo: el diseño de producción, las competiciones, los entrenamientos, la técnica… Una historia, la de la competencia entre atletas, que se ha seguido repitiendo a lo largo del tiempo (Carl Lewis y Ben Johnson; Heile Gebrselassie y Paul Tergat...), y que por las fechas de estreno de la película estaba encarnada en Sebastian Coe y Steve Ovett. Un arte universal, el del cine, que continuamente nos hace revivir.


Muchos la comparan, o al contrario, con Gallipoli (Peter Weir, 1981), pero aquella no tuvo la misma suerte en la carrera por los premios. Mientras que su compañera australiana solo consigió un Globo de Oro, Carros de Fuegofue nominada a siete premios de la Academia y ganó cuatro estatuillas: mejor película, la cuarta en la historia de Warner Brothers hasta ese momento (tras La Vida de Emile Zola, Casablanca y My Fair Lady) y la primera de un director debutante; mejor guión original, mejor vestuario, cuidado al extremo, estética e históricamente; y mejor banda sonora. Grande Vangelis. 


Vangelis, el compositor griego que inventó el sintetizador para la música de cine de los ochenta. Un hombre que funciona: “como un canal a través del que la música emerge del caos del sonido”. Aquel que nos hizo llorar lágrimas en la lluvia con Blade Runner (Ritley Scott, 1982). Que nos descubrió América como ni el mismo Colón lo hizo, a través de la música de 1942, La Conquista del Paraiso(Ritley Scott, 1992); y que todavía en 2007 que nos transportaba a la época de El Greco (Yannis Smaragdis). Pero que sobre todo nos invita a correr cada vez que las ganas y la motivación se ceban sobre nosotros. Su música para Carros de Fuego contribuyó como nadie a que la película volara hacia al gloria. Cada tema, no solo el principal, avanza una zancada más. Los dedicado a Liddell y Abrahams suponen ya una entrada en meta triunfante. 

 
Y es precisamente la música la que le da nombre a esta obra maestra del cine y el atletismo: "Bring me my chariot of fire", rezaba el himno “Jerusalem” de William Blake. Dame Carros de Fuego, y nunca olvidaré que soy atleta.  

Valoración: 
-Cinéfila: 9 / 10 
-Motivación: 10 / 10 
-Técnica: 9 / 10 

CARROS DE FUEGO, “CHARRIOTS OF FIRE” (1981) 
Director: Hugh Hudson 
Reparto: Ben Cross, Ian Charleson, Nigel Havers, Cheryl Campbell, Alice Krige, Ian Holm, John Gielgud, Lindsay Anderson, Brad Davis, Dennis Christopher, Nigel Davenport, Peter Egan, Patrick Magee, Kenneth Branagh 
Género: Drama, atletismo, basado en hechos reales. 
Duración: 123 min. 

 

CRÍTICA PHILLIPS MORRIS ¡TE QUIERO! “I LOVE YOU PHILLIP MORRIS” (2009)

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I LOVE YOU AUNQUE QUE LA CARCEL NOS SEPARE 
Por Lucía Pérez García 




Glenn Ficarra y John Requa son una pareja de “big, stupid comedies”. Si Phillips Morris ¡Te Quiero! Fue la primera ¿Qué podíamos esperar después sino un Crazy, Stupid Love (2011)? Screwball de la buena en una época de comedias románticas estúpidas, que no Crazy, ni Stupid, ni Love. Para enredar el enredo bien enredado, los directores americanos mezclan un hecho real con Cadena Perpetua (Frank Darabont, 1994), Mentiroso Compulsivo (Tom Shadyac, 1997), un poco de Atrápame si Puedes (Spielberg, 2002), otro poco de Lejos del Cielo (Todd Haynes, 2002) y un mucho del sello personal y absurdo de la casa. El orden de los factores no altera un producto que es igual a: me pongo nerviosa, me río, me pongo nerviosa otra vez, me vuelvo a reír, nervios, risa… momento delicado, pañuelito, enfado, nervios, nervios, sonrisa final. 


Está claro a quien corresponde cada momento. Jim Carrey siempre es una elección arriesgada. Lo mismo te saca un Ace Ventura que un ¡Olvídate de Mí! (Michel Gondry, 2004) o un The Majestic (Frank Darabont, 2001). Aunque el tonto muy tonto que lleva dentro le supera, tiene momentos en los que se supera. Aquí se queda a la mitad, con un pie en el lado de los tontos y otro en la conmovedora otra acera. O lo que es lo mismo: un pie en Stupid y otro en Love. Ewan McGregor hace lo propio cuando el que tienes en frente te pone una mueca desencajada, pero su personaje es tan abrazable que no importa lo amanerado que sea. Verlo y escucharlo es quererlo. 


La fotografía tan teñida de amarillo como el pelo de McGregor, los engaños del montaje y la simpática musiquilla de Nick Urata, habitual e inseparable del cine de Ficarra y Requa, con homenaje a Cadena Perpetua incluido, completan una comedia tan imperfecta y enervante como genial e ingeniosa. 


Valoración: 6 / 10


PHILLIPS MORRIS ¡TE QUIERO! “I LOVE YOU PHILLIP MORRIS” (2009) Director: Glenn Ficarra y John Requa 
Reparto: Jim Carrey, Ewan McGregor, Antoni Corone, Leslie Mann, Rodrigo Santoro, Nicholas Alexander, Michael Beasley, Tony Bentley, Allen Boudreaux, Sean Boyd, Brennan Brown, Marcus Lyle Brown, Michael Showers 
Género: Comedia, drama carcelario, romántica, homosexualidad. 
Duración: 95 min. 


CRÍTICA BHAAR MILKHA BHARR (2013)

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EL HINDÚ VOLADOR 
Por Lucía Pérez García 






Correr un 400 a ritmo de Bollywood es una experiencia curiosa. Hacerlo en 45.73, en una final olímpica, y celebrarlo cantando, es una experiencia única que solo se puede vivir en el cine de la India.¿El título? Bhaar Milkha Bhaar (algo así como corre, Milkha, Corre). ¿El responsable? El director Rakeysh Omprakash Mehra. ¿El protagonista? Farhan Akhtar como Milkha Singh: “the flying sikh”. 


Tres horas de flashbacks, con lo que ello conlleva de desajuste temporal, para dar una vuelta a la pista recorriendo la vida del mejor atleta hindú de la historia. 188 minutos de los que tan solo sobran unos planos en la primera mitad. El resto es un maratón –literalmente- de cine sin muro, calambres ni deshidratación. Un maratón de los que se disfrutan de principio a fin. Con sus clichés: duros entrenamientos en el desierto, atleta cabezón que entrena bajo la lluvia, subida de cuesta metafórica hacia el éxito… Sus menos: los primeros recuerdos de la infancia y el alargamiento de la primera historia de amor. Sus más: los montajes y recreación de las competiciones, el ambiente precompetitivo, las cosas de atletas, al emoción final… Y sus canciones y bailes al más puro estilo Bollywood, que entran dentro de los mases. Pasan tres horas como si solo hubieran pasado 45 segundos. Algo que en el cine de la India es bastante común (Véase Lagaan, Érase una vez en la India de Ashutosh Gowariker, 2001). 


Desconocido para la gran mayoría, Milkha Sigh fue un atleta ejemplar: tres oros en los Juegos de Asia de 1958 y 1960 (uno en 200 y dos en 400), un oro en los Juegos de la Commonwealth de 1958 (400) y un cuarto puesto en los Juegos Olímpicos de Roma 1960, donde con 45.75 estableció un nuevo record nacional de la India que estaría vigente hasta 2004.¡Hasta las mujeres pakistaníes se levantaron el burka para verlo correr cuando compitió en el país vecino! ¿Detrás de todo eso? Trabajo, esfuerzo y superación. No solo deportivamente hablando. 


Por un lado, los inicios en la pista a través de una competición del ejército. Sus primeras carreras, sus primeros clavos (“Estos zapatos están llenos de pinchos ¿No puedo correr descalzo?”), sus primeras experiencias en competiciones internaciones, sus primeros escarmientos por no descansar los días antes y su decisión de llegar a ser el mejor, el orgullo de su país. 

Por otro, la historia de un país en pleno conflicto. La partición del Imperio Indio Británico en Pakistán y la India, la violencia derivada de ello, las consecuencias a largo plazo, lo que no se olvida, lo que hace más fuerte. Porque una parte de esas victorias es consecuencia del amor por una familia masacrada, por un país que apoyó a sus deportistas y del amor propio. Orgullo ¿Qué atleta no lo tiene?  


El trabajo del actor Farhan Akhtar es tan digno de alabar en su campo como el del propio Milkha en la pista. Dieciocho meses entrenando en honor de este gran atleta. Un físico espectacular e increíblemente parecido, una técnica casi idéntica, un dominio de las emociones atléticas reconocible y un moñito igual de gracioso que el original. Además, canta y baila. Y lo hace igual de bien ¿Dónde se meten estos actores (ojo, que también dirige, escribe y produce sus propias películas) hindúes? La película arrasó en los premios de cine de la India, y Akhtar se llevó la palma en numerosos festivales. 

Ya era hora. No solo de atletas americanos y británicos vive el atletismo. Si para algo sirve el cine es para enseñarnos eso que no podemos ver de otra forma. Y encima, sentirlo en las propias piernas ¿Quién da más? Bollywood, que encima nos hace cantar, y que no quede raro ni extravagante dentro de un biopic atlético. Ya estás corriendo, y bailando, a verla. 
 


Valoración: 
-Cinéfila: 8.5 / 10 
-Técnica: 9.5 / 10 
-Motivación: 8 / 10

BHAAG MILKHA BHAAG (2013) 
Director: Rakeysh Omprakash Mehra 
Reparto: Farhan Akhtar, Sonam Kapoor, Rebecca Breeds, Pavan Malhotra, Art Malik, Yograj Singh, Divya Dutta, Meesha Shafi 
Género: Drama, atletismo, biopic. 
Duración:188 min.

 

CRÍTICA ALTAMIRA (2016)

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LAS ALTAS MIRAS DE ALTAMIRA NO LLEGAN A LA ALTURA 
Por Lucía Pérez García  

Altamira me ha traído varios recuerdos. 

 -Recuerdo nº 1: el primer día de clase en la facultad de historia. La asignatura: Arte Antiguo Español. El tema: la pintura rupestre. La cornisa franco cantábrica. Y por supuesto, Altamira y sus bisontes. Una de esas horas que no quieres que acaben nunca. Los trazos siguiendo los relieves, contornos y grietas de la roca; los colores, los volúmenes, la forma de representación, los posibles significados… no llegué a soñar con estampidas de bisontes. Eso es una exageración, señor Hudson. Con una vez sobra. 


 -Recuerdo nº 2: uno de mis primeros manuales de cine: Historia del Cine de Roman Gubern. En la introducción hablaba de los bisontes de Altamira. La consecución del movimiento adelantada unos cuantos de siglos en la historia del arte. Cuando escuché la primera frase de la niña, María, en la película, pude reafirmar aquellas impresiones. 

 -Recuerdo nº 3: el día que entré en la Cueva de la Pileta (Ronda). La sensación de calor y humedad. La emoción de descubrir un pequeño trazo con la luz tenue de la lamparita. El espíritu de Indiana Jones saliendo en forma de chiribitas por mis ojos. Lo mismo sentí, pero al aire libre, cuando visité el yacimiento de Atapuerca. Es entonces cuando comprendes la fascinación de aquel hombre y aquella niña por lo que habían descubierto. Sus ganas de volver a la cueva. De contemplar las pinturas como si fuera la mayor creación del mundo.  



-Recuerdo nº 4: las clases de Conservación y restauración del patrimonio artístico. “Así estas falseando la realidad”, le dice María al pintor Paul Ratier al ver que había cambiado la expresión de Eva en el fresco que estaba restaurando. Tan adelantada como esos hombres que pintaron los bisontes, la niña ya intuía las futuras leyes. En pleno siglo XXI, aquello ya no está permitido. A no ser que seas la señora del Ecce Homo de Borja. Volvemos a las ideas del XIX… Por otra parte, esta película es uno de los mejores medios de difusión que va a tener la cueva. Una idea genial para promover de respeto hacia el patrimonio histórico y artístico. Una prueba maravillosa del interés de una familia por conservar la memoria.

-Recuerdo nº 5: llevar la ropa y las manos siempre llenas de pintura. Me habría encantado ser ese pintor que pudo inmortalizar por primera vez los bisontes. El cómo buscaba los colores en la naturaleza y experimentaba con técnicas para acercarse al original. Una actitud científica que queda eclipsada por la de Sautuola. Que queda a su vez difuminada en la visita final de Conchita a la cueva. Ni por un momento se detiene a pensar en la hipótesis que lanza su mujer. Señores, los hombres del Paleolítico tenían las manos pequeñajas… 

-Recuerdo nº 6: mi anécdota increíble, en pleno siglo XX, con el capítulo de Darwin de Érase una vez los inventores. El guionista acierta con el equilibro al no culpar más a una institución que a otra, pero no con el equilibro entre polémica y descubrimiento. Al final, ni llega a profundizar en aquello, ni muestra con emoción de encontrar las pinturas. La cueva cede el protagonismo a la polémica. Y la polémica no alcanza el nivel. 


-Recuerdo nº 7: Two Friends de Louis Garrel. La actriz que da vida a Conchita, Golshifteh Farahani, no acaba de convencerme. No lo hizo en aquella ocasión ni lo hace ahora. Mucho menos como pianista. 

-Recuerdo nº 8: cuando Antonio Banderas se hacía minúsculo al lado de Tom Hanks en Philadelphia (Jonathan Demme, 1993). Como hemos cambiado desde entonces. Y para bien, para muy bien.  


-Recuerdo nº 9:Carros de Fuego. ¿Cómo un director que debutó con tal maravilla nos sale con esto? Los primeros planos en las conversaciones y discusiones del matrimonio protagonista son exagerados. La sensación cuando ves a Antonio Banderas es la misma que cuando de pequeño un pariente mayor barbudo viene a darte un beso. Pica y desagrada tantísima cercanía. Las ya comentadas estampidas de pesadilla. La música, sin interés ni aportación alguna. Un punto positivo por esos planos casi documentales de la cueva ¿Por qué tan pocos?  

-Recuerdo nº 10: mis palabras al salir del cine: No es buena. Tampoco es un despropósito. No aburre en ningún momento. Se lleva de forma agradable. La relación del padre con la niña y la poca verguenza (y parecido con Heidi) de esta son conmovedoras. La idea es genial pero… se queda con un aprobado casi justo. 

Valoración: 5.5 / 10 ALTAMIRA (2016) 
Director: Hugh Hudson 
Reparto: Antonio Banderas, Rupert Everett, Golshifteh Farahani, Pierre Niney, Nicholas Farrell, Henry Goodman, Irene Escolar, Clément Sibony, Tristán Ulloa Género: Drama, biopic, arte, historia 
Duración: 97 min. 

 

CRÍTICA DE ORGULLO + PREJUICIO + ZOMBIS (2016)

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CUANDO JANE AUSTIN VOLVIÓ DE ENTRE LOS MUERTOS 
Por Lucía Pérez García 

Si Jane Austin se levantara de su tumba y volviera a escribir, de su mano descarnada y sin piel de novelista zombi no podría salir otra cosa que Orgullo + Prejuicio + Zombis. Si además le sujeta la pluma (porque estas criaturas a veces se caen a cachos) el escritor Seth Grahame-Smith (Abraham Lincoln, Cazador de Vampiros), ya está todo hecho. Solo hacía falta un director-guionista con la misma poca vergüenza y ganas de cachondeo. Entonces llegó Burr Steers, cuyo pasado como actor tarantiniano (Reservoir Dogs, Pulp Fiction) era toda una oportunidad. Lo que parecía un despropósito, e incluso un sacrilegio, ha acabado siendo la versión más bestia y entretenida del clásico. Una orgullosa película sin prejuicios y con no tantos zombies, apta para amantes de la literatura inglesa del siglo XIX, para fans de los no muertos y para los que ni lo uno ni lo otro. 


En tiempos de apocalipsis varias y zombies muchos (de tiburones a castores), la película de Steers se coloca como la versión no muerta más intelectual, por aquello del clásico, y a la vez como la más accesible y espectacular, en el término más palomitero de la palabra. Bien encajada en la actualidad cinéfila y con la trama zombie insertada muy ingeniosamente, no deja de lado las historias y valores principales de la novela original. Aquí las señoritas cuentan entre sus cualidades el aprendizaje de técnicas de lucha milenarias y los caballeros se alistan el ejército para matar, ¡oh! paradojas de la vida, a una panda de muertos. Pero no por ello dejan ellas de ser elegantes, delicadas y enamoradizas; y ellos de prepararse para mantener la herencia de la familia. Los orgullos, el prejuicio y las falsas apariencias e impresiones están a la orden del día. Mucho más que los zombies, que solo aparecen cuando tienen que hacerlo. Y cuando lo hacen, sube el pan... y las hermanas Bennet.


Todo funciona a la perfección. No solo por encima de las expectativas, sino incluso de ciertos elementos de la versión de 2005 de Joe Wright. Tan empalagosa aquella que ni los zombies se la comerían.El Mr. Darcy de Sam Riley suma a su frialdad y timidez un lado entre paródico y científico que lo hacen mucho más atractivo que el de Matthew Macfadyen.Lo mismo ocurre con Mr. Wickham, Mr. Bingley y Mr. Collins, principalmente con el primero. Un antagonista con mucha más maldad y muchos más secretos. Lady Catherine de Bourgh ya es el remate. Y las últimas escenas una perfecta guinda final que deja en un simple “aburrido” el último párrafo de la Austin. 


Diran que si la falta de ideas de Hollywood (en este caso, al ser una adpatación de Seth Grahame-Smith, sería de la literatura). La tacharán de innecesaria. Pero es la película perfecta para ver sin prejuicios aunque odies los zombies. Fuera el orgullo y que empiece el espectáculo. 

Valoración: 7 / 10 

ORGULLO + PREJUICIO + ZOMBIES, “PRIDE AND PREJUICE AND ZOMBIES” (2016) Director: Burr Steers 
Reparto: Lily James, Sam Riley, Bella Heathcote, Douglas Booth, Jack Huston, Charles Dance, Lena Headey, Matt Smith, Emma Greenwell, Janet Henfrey, Sally Phillips, Dolly Wells, Hermione Corfield, Raiden Integra, Millie Brady 
Género: zombies, comedia 
Duración: 108 min.


PRÓXIMAMENTE: No te pierdas el análisis de la BSO de Fernando Velánquez en De Fan a Fan 

CRÍTICA LA PISCINA, "LE PISCINE" (1969)

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UN BAÑO LENTO Y HÚMEDO 
Por Lucía Pérez García 






Jacques Deray frecuentaba la misma playa que Truffaut y compañía, pero cuando llegó la nueva ola él no quiso saber nada. Salió a tomar el sol y vio las consecuencias del tsunami desde la arena. Era un hombre de aguas tranquilas. Más de piscina que de mar. Aun así, algunas gotas le salpicaron. Y es que en esto de la Nouvelle Vague hay tantas personalidades como personas. Tantos estilos como directores dispuestos a dejar su sello personal. El suyo llevaba el color del thriller policiaco y el pegamento de Alain Delon. El mismo sello que le unía a la tradición francesa de Clouzot y le entregaba a la comercialidad. 

La Piscina podría ser una de sus películas más autorales y más comerciales y exitosas a la vez. Mucho que ver en el ello tuvo Alain Delon. Sus gafas de sol Vuarnet 006, el morbo de trabajar junto a la Schneider, esa imagen (nadie entonces podía saberlo) entre Jaret Leto, Zac Efron y James Dean. Y es que si el Delon de A Pleno Sol (René Clément, 1960) ya era un capricho gourmet, el Delon tumbado a todo lo largo del bordillo, el que pasa la ramita por la espalda de Schneider y el que se moja el jersey blanco para… es digno de diez estrellas Michelin, cambiando Michelin por abdominales. Un tanto de lo mismo dirán ellos de Schneider y Jane Birkin ¿Comercial? Sí. No de otra forma podría haber sido la cuarta más vista en Francia en 1969. ¿Autoral? También. La regular acogida en Estados Unidos es una señal. ¿De culto? Juzguen ustedes mismos con ojos actuales. 


Lenta. Pero sin decir basta. Erótica. Pero con un basta muy bien puesto y una Lolita de por medio. Romántica. Cuando el amor no sabe si empieza o acaba, ni por donde tiene que tirar. ¿O es por eso de la música de Michel Legrad? Dramática. En el amor y en la guerra, hasta que la muerte haga con nosotros lo que a nosotros nos dé la gana. Psicológica. Intenciones secretas y no tan secretas. Criminal. Aunque no lo parezca… y ahí está el quit de la cuestión. 


Vista ahora, uno puede entender en qué estuvo ocupada Angelina Jolie mientras escribía el guión de Frente al Mar. También entenderá que el director a cargo del remake, Cegados por el Sol, sea un italiano (Luca Guadagnino) y que los protagonistas sean Matthias Schoenaerts, Ralph Fiennes y Dakota Johnson (lo de Tilda Swinton quizás sea más complicado de encajar). Entenderá el éxito que tuvo en su momento en Francia. Y entenderá que, no surfeando en aquella nueva ola del cine francés, tragó bastante agua. 


Valoración: 7 / 10 

E PISCINE” (1969) 
Director: Jacques Deray 
Reparto: Alain Delon, Romy Schneider, Maurice Ronet, Jane Birkin, Paul Crauchet, Steve Eckardt, Maddly Bamy, Stéphanie Fugain 
Género: Drama, intriga, crimen
Duración: 120 min. 


CRÍTICA DRÁCULA DE BRAM STOKER, “BRAM STOKER´S DRÁCULA” (1992)

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DRÁCULA, DE BRAM… FRANCIS FORD COPPOLA 
Por Lucía Pérez García 



Amigo mío: 
Bienvenido a los Cárpatos. Le espero impacientemente. Deseo que esta noche duerma bien. La dfiligencia sale para Bukovina por la tarde, a las tres. Le he reservado una plaza. En el collado de Borgo le esperará mi coche para traerle casa. Deseo que haya tenido un buen viaje desde Londres y que pueda felicitarse por su estancia en mi hermoso país. 

Amistosamente: 
DRÁCULA 


Drácula nos invitaba así a su casa en el libro de Bram Stoker. Algunos decidieron dar la vuelta obedeciendo los consejos de los lugareños: “¡Noche de Walpurgis!”. Otros, los más valientes y arriesgados, decidimos hacer un visita a este monstruos de vida eterna y colmillos ensangrentados, cuyos buenos modales y presencia enigmática hacen imposible volver atrás. 

Una vez que eres mordido por una criatura de la noche te entran unas ganas tremendas de más. Empiezas a buscar en el “ataúd de los recuerdos”. Invocas a Méliès y su Le manoir du diable (1896), a Les Vampires(1915) de Louis Feuilalde, al Nosferatu(1922) de Murnau, a Vampyr, la Bruja Vampiro (1931) de Dreyer, a Béla Lugosi y Christopher Lee, a las sombras draculianas de Hammer y Universal… y cuando el ataúd se ha quedado demasiado pequeño y sigues teniendo sed, el cementerio, sus tumbas y monumentos funerarios. Bailas con los seres nocturnos de Polanski, te entrevistas con Brad Pitt, y llegas a los terrenos de Coppola. 

Vino dos años después de El Padrino III. Vino para mordernos con más placer que nunca. Vino para enseñarnos las artes más ocultas y reprimidas. Húmedas. De sangre. Roja. Pasión. Drácula no era tan de Stoker como esclavo de su amor. Era un monstruo sediento de romance… a lo bestia. Miedo más que terror. Miedo a ser seducido. Terror a no soportar los besos sangrientos y las caricias barrocas. A no aguantar la increíble y a la vez dolorosa intensidad de lamúsica minimalista de Wojciech Kilar(¿Existe compositor de apariencia más vampírica?). Música como la mordida de un vampiro. Winona Rider sacó lo más explosivo del nombre de su personaje: Mina. Gary Oldman nos enseñó un gran pelucón rococó. Y Keanu Reeves se arrepintió tarde de lo que todos, incluido el director, nos dimos cuenta en el minuto uno. Aun así nos dio igual. Como todo lo relacionado con vampiros, le seguimos rindiendo culto. 


Pensabas que tras la intensa experiencia quedarías saciado. Craso error. La sangre llama a la sangre. ¿Qué te queda? “¡Déjame entrar!”, suplicas. Necesitas más y más. Las páginas de Anne Rice solo sirven para dejarte más seco. “!Déjame entrar¡”, suplicas de nuevo, está vez en inglés. Se te acaban las opciones. Buffy está acabando con tu especie. Rezas por Ángel. Los hospitales siguen organizando campañas de donación. Ya no sabes dónde buscar. Es entontes cuando, en un arrebato de mono vampírico, decides, con todo el dolor de tu alma, abrir un libro de Crepúsculo. Y es entonces cuando, con todo el dolor de tu alma, descubres que te gusta. A partir de aquí, todo lo que queda es pura adicción: True Blood, Crónicas Vampíricas, Drácula, Being Human… lo tuyo es un problema que no se resuelve con 30 días de oscuridad… ¡Sálvame Blade! 

Tengo sed. 



Valoración: 8 / 10 
DRÁCULA DE BRAM STOKER, “BRAM STOKER´S DRÁCULA” (1992) 
Director: Francis Ford Coppola Reparto: Gary Oldman, Winona Ryder, Anthony Hopkins, Keanu Reeves, Richard E. Grant, Cary Elwes, Sadie Frost, Tom Waits, Bill Campbell, Monica Bellucci, Jay Robinson 
Género: Terror, vampiros 
Duración: 130 min.

CRÍTICA LA INVITACIÓN, "INVITATION" (2015)

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TIENES UNA INVITACIÓN PENDIENTE 
Por Lucía Pérez García 





Antes de aceptar la invitación de la directora Karyn Kusama debes saber varias cosas de ella que no parecen en su pequeña e irregular filmografía (Girlfight, 2000; Æon Flux, 2005; y Jennifer's Body, 2009). Primero, ve al menos una vez al año La semilla del diablo (Roman Polanski, 1968). Y segundo, considera La Matanza de Texas (Tobe Hooper, 1974) una de las grandes películas de todos los tiempos. No tomes estos datos a la ligera si piensas pasar hora y media inmerso en su cine. 

¿Estás decidido? Bien. Ármate de paciencia. Porque te esperan unos ochenta minutos de incertidumbre a dosis muy, muy lentas. Suspense del que hay que pillar con cazamariposas. Música experimental. Manipulación de cerebro por solidaridad con el resto de invitados. Sospechas fundadas e infundadas. Pero nada, nada, de terror. Solo inquietud, desasosiego, un poco de claustrofobia y muchas ganas de que algo explote ¿Para qué ------ nos han invitado? 

Es inútil que te hagas está pregunta demasiado pronto. Te están poniendo a prueba. Están jugando contigo como con cada uno de los invitados. Si algo aprendimos con Tú eres el siguiente (Adam Wingard, 2011) o Coherence (James Ward Byrkit, 2013), es que las casas corrientes de los bonitos vecindarios americanos durante las reuniones familiares y de amigos no son trigo limpio. Si algo aprendimos con el cine de terror independiente es que la tranquilidad es parte aparente de lo que sabes pero no sabes que está pasando. Si algo sabemos de las películas premiadas en Sitges es que son increíblemente mejores que cualquier gran producción anunciada como terror definitivo. El terror no está ahí afuera. Está dentro de cada uno de los que hemos aceptado la invitación. 

No olvides vigilar cada detalle. Lo más mínimo puede ser tu peor pesadilla ¿O es que te estás volviendo loco? Ahora la que te invita soy yo.  



Valoración: 8 / 10 

LA INVITACIÓN, “INVITATION” (2015) 
Director: Karyn Kusama 
Reparto: Logan Marshall-Green, Michiel Huisman, Tammy Blanchard, John Carroll Lynch, Mike Doyle, Emayatzy Corinealdi, Karl Yune, Toby Huss, Marieh Delfino, Michelle Krusiec, Lindsay Burdge, Aiden Lovekamp, Jordi Vilasuso, Jay Larson, Danielle Camastra 
Género: Terror, thriller, independiente 
Duración: 90 min. 

 

CRÍTICA EL PACIENTE INGLÉS, "THE ENGLISH PATIENT" (1996)

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UNA PELÍCULA DE LA QUE SER ETERNO PACIENTE
Por Lucía Pérez García  




1942. El desierto visto desde el aire. Un océano de dunas. El sol de la tarde hace que la arena tome todos los colores del carmesí al negro, haciendo que las dunas parezcan cuerpos oprimidos unos junto a otros. Un avión vuela sobre el Sahara. Su sombra nada sobre los contornos de la arena. Una voz de mujer canta Szerelem, Szerelem, y Gabriel Yared llena de emoción todo el aire que pueda caber en un momento sublime. Minghella lo consiguió: “Que suene tan interesante como se ve”. 


Un momento para vivirlo. Para quedarse. Un momento para quedarse a vivir por siempre. Cientos de momentos. Una película entera. Las pinturas de Piero della Francesca, la Cueva de los Nadadores. Iluminadas ambas con la luz del descubrimiento. Todo del mismo color. Del color del Bósforo de Almásy. “Promete que volverás por mí”. 


Michael Ondaatje tiene nombre de duna. Solo un escritor de nombre ondulante podría escribir una novela cuyo tamaño supera en un millón al del número de páginas. Aunque no prometas volver, siempre vuelves. A la página anterior. Al anterior capítulo. Una palabra clave que te haga entender eso que parece que has perdido y que se esconde en el hueco que hay en la base del cuello de una mujer. O quizás un poco más abajo y más profundo. 

Parece imposible adaptar al cine una pieza tan abstracta y llena de símbolos. Minghella acabó tan desorientado como cualquiera tras leer el libro. Precisó de un cartógrafo que levantará su inspiración. Ese cartógrafo fue Almásy. La película fue su Bósforo. Nueve Oscar del mismo color que la arena del desierto. La batalla del guión no llegó a ganar el suyo, pero el solo reconocimiento de una hazaña que solo podrán valorar los intrépidos lectores, es premio suficiente para quien valora por encima de todo la belleza.  


Una belleza que lo llena todo. Ralph Fiennes, Kristin Scott Thomas, Juliette Binoche, Willem Dafoe, Naveen Andrews, Colin Firth. Todos contenidos en una misma guerra. Nunca encontrarán un mejor espacio. Subirán y serán más grandes. Pero nunca más bellos como personajes. La Hanna de Binoche pasa del azul de Tres Colores, al anaranjado como un puente complementario con una sola dirección ascendente. La que le eleva hacia los frescos de la iglesia de San Francisco de Arezzo. Katherine y Kristin se funden en una misma letras: K. Con Ralph Fiennes nunca se llega al fin del romance. Naveen Andrews mucho más allá de estar perdido. Y nosotros frente a la pantalla. No somos dignos de compartir el mismo Bósforo que ellos.  

Tan imposible como creer que esta historia allá sido cine es no volver a ella una y otra vez. La última vez que la veas será siempre la primera. “Promete que volverás por mí”. 


 Valoración: 9.5 / 10 

EL PACIENTE INGLÉS, “THE ENGLISH PATIENT” (1996) 
Director: Anthony Minghella 
Reparto: Ralph Fiennes, Kristin Scott Thomas, Juliette Binoche, Willem Dafoe, Naveen Andrews, Colin Firth, Julian Wadham, Kevin Whately, Clive Merrison, Nino Castelnuovo, Hichem Rostom, Peter Ruhring, Geordie Johnson, Torri Higginson, Jürgen Prochnow. 
Género: Drama, romántico, aventuras. 
Duración: 162 min.

 

CRÍTICA VICTOR FRANKENSTEIN (2016)

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Y LA CREACIÓN NO ERA ÉL 
Por Lucía Pérez García 






Todos le llamamos Frankenstein. Lo asumimos así, sin más. Un monstruo gigantesco y estropajoso, lleno de remates, costuras y con dos tornillos. A imagen y semejanza del señor Boris Karloff. Cortesía de Jack P. Pierce, director de maquillaje de la Universal. Sin embargo, él no es más que la criatura. Efecto del ego supremo del Doctor, esta vez sí, Frankenstein. La película de Paul McGigan lo deja bien claro. El monstruo es un protagonista por efecto carismático (no como nos quiso hacer creer Aaron Eckhart en Yo, Frankenstein). El protagonista real es aquel que, en su locura, se creía Dios. El Victor delante del apellido es el elemento definitivo que lo afirma. 


Después tampoco viene el monstruo. Hay algo detrás -o delante- que esconde un significado mucho más profundo. La maravilla sigue estando en crear vida de la nada, pero la nada en este caso es mucho peor, porque es una nada creada, a su vez por el hombre: la exclusión, la repudia, el aislamiento y la negación de la existencia. El Victor del doctor encuentra entonces su contrapunto en un ser sin nombre al que bautiza como Igor, dándole así la vida. 


Y todavía no viene el monstruo. Creación en segunda instancia del doctor majareta ingeniosamente interpretado por McAvoy. Los dos corazones son la pista. La relación entre los personajes de McAvoy y Radcliffe no es solo el centro del cartel. El resto lleva la seña de sus antecesoras clásicas, pero son ellos los que mueven y cambian los hilos al antojo del guionista Max Landis (Chronicle, 2012; American Ultra, 2015). A él debemos también las escenas de acción y los pequeños toques de comedia. Las primeras piden dos cosas: o un poco más de pasión, o un poco menos de espectáculo. Los segundos están en su justa medida. 

Ahora es cuando entra el monstruo (mucho más feo y agresivo que el de Karloff). Pero no como creación, sino como recuperación. La creación es otra. 


Valoración: 6 / 10 

VICTOR FRANKSTEINS (2016) 
Director: Paul McGuigan 
Reparto: Daniel Radcliffe, James McAvoy, Jessica Brown Findlay, Mark Gatiss, Andrew Scott, Louise Brealey, Alistair Petrie, Daniel Mays, Freddie Fox, Adrian Palmer, Adrian Schiller, Spencer Wilding. 
Género: Drama, ciencia ficción, monstruos. 
Duración: 109 min. 


No te pierdas próximamente el análisis de la BSO en De Fan a Fan.
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