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Channel: LA BRÚJULA DEL ARTE
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CRÍTICA DE CALLE COVERFIELD 10 (2016)

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LA SOMBRA DE J. J. ABRAMS 
Por Lucía Pérez García 






Sucesora spiritual de Monstruoso. Espiritual y de nombre. Otro tipo de miedos, otro tipo de monstruos. Al fin y al cabo, otra cosa, pero con su misma esencia, muy en el fondo. Tanto como puede estarlo un productor, J.J. Abrams. Es decir, en el fondo de la superficie de un estilo reconocible: inicios impactantes, accidentes, la bebida Slusho, los secretos de producción, el suspense de necesitar más y más, la ciencia ficción cuando menos te lo esperas… Visto así, Calle Coverfield 10 es pariente de sangre, no solo de Monstruoso, sino de Perdidos, etc… un ejemplo claro de director en la sombra. 

Tres personajes y un espacio claustrofóbico –preferentemente un sótano-. Unidad de acción y lugar, con pocos implicados. Consignas que son al suspense lo que el diez a la escala de Richter. Fijarse en el más mínimo detalle y estar atento a cada palabra es esencial. No tanto para escapar de allí como para descubrir cuál es la razón de dentro e intentar averiguar que “la verdad está ahí fuera”. 



John Goodman, el hombre de todo y para todo, el hombre cuya presencia llena literalmente la pantalla en todos los sentidos, es el alma, el fantasma y el cuerpo de la película. Un interrogante tan grande como él mismo. El miedo de la cortesía y la amabilidad unidas a la ironía y los arrebatos. Clichés. Sí. Pero en la persona de John Goodman, que no es lo mismo. Mary Elizabeth Winstead y John Gallagher Jr. no pueden hacer nada a su lado, ni como personajes ni como actores. 

Todo está pensado para tenernos en tensión y que no miremos más que la pantalla durante hora y media. Luego pasan cosas… cada uno que opine lo que quiera al respecto. ¿Ridículo, extraño, fuera de lugar, no lo esperaba, lo sabía, vaya estafa, genialidad, estupendo, engaño, extravagancia? En todo caso, típico del señor J. J. 


Valoración: 7 / 10 

CALLE COVERFIELD 10, “10 coverfield lane” (2016) 
Director: Dan Trachtenberg 
Reparto: Mary Elizabeth Winstead, John Goodman, John Gallagher Jr., Suzanne Cryer. Género: Thriller, terror, ciencia ficción 
Duración: 103 min. 



CRÍTICA EDDIE THE EAGLE (2016)

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TODO POR UN SUEÑO… OLÍMPICO 
Por Lucía Pérez García  




Todos los deportistas llevamos dentro un pequeño Eddie the eagle que nos hace soñar con aros de colores, banderas e himnos. Solo algunos consiguen volar de verdad. El resto seguimos soñando. Eddie, cuyo destino era el segundo, decidió convertirse en águila. Trabajo, constancia, sacrificio, sufrimiento y mucha ilusión mediante. Verlo hoy, casi treinta años después, es soñar con él y recordar nuestros más peregrinos sueños.  


Eddie the Eagle parece un personaje salido de la factoría Disney. El estudio de los sueños. El lugar donde la más pequeña, peculiar y especial de las criaturas siempre consigue ser la más grande. Donde se llega a través de un camino lleno de obstáculos que se superan a base de valores positivos. ¿No son eso los Juegos? ¿No es eso el espíritu olímpico? Un pequeño Walter Mitty en versión deportiva.Un pequeño Éric Moussambani del esquí. Un cuento. Una fantasía. Un sueño. Nadie creía él. Él creía en todo. Buscó la prueba más fácil, donde no tenía competencia. Pero la más difícil, solo apta para los más intrépidos. Cualquiera salta con unos esquíes en los pies desde 90 metros, aun sin contrincantes. Lejos de su casa, sin dinero, sin un lugar para dormir, con kilos de más y sin experiencia previa, se lanzó a la aventura. Y vaya si se lanzó. Literalmente. Su recompensa no fue el pódium, sino el cariño del mundo entero y el agradecimiento por haber compartido un sueño universal: Calgary, Canadá, Juegos Olímpicos de Invierno de 1988. 



La película es emoción de arriba abajo. De la cima de esos 90 metros hasta las gradas del público. Se puede sentir el vértigo. El de la decisión irrevocable de perseguir un objetivo, el del esfuerzo, el de la competición, el de la altura (increíble), el del orgullo y el de la felicidad inmensa. Las lágrimas salen por fuerza. Por la velocidad del viento en la cara. Por la sensación de ser uno mismo el que está cumpliendo el sueño. La omisión los detalles más negativos (el verdadero sufrimiento de Eddie para llegar donde llegó) y el añadido del personaje del entrenador interpretado por Hugh Jackman, suma más que resta. Múltiplica más que suma. No hay cabida para las penas en esta historia cuya misión es elevarnos a alturas insospechadas. 

Taron Egerton se convierte en Eddie para convertirnos a nosotros con él. Jackman y su cowboy nevado nos lleva en volandas a esa conversión. Todo está hecho para que una vez acabados los créditos seamos capaces de lanzarnos desde 90 metros: hasta el infinito y más allá.  


Valoración: 8 / 10 

EDDIE THE EAGLE (2016) 
Director: Dexter Fletcher 
Reparto: Taron Egerton, Hugh Jackman, Christopher Walken, Matthew Brandon, Ania Sowinski, Mads Sjøgård Pettersen, Tony Paul West, Marc Benjamin, Rune Temte, Tomasz Dabrowski, Austin Burrows 
Género: Biopic, deporte, comedia. 
Duración: 105 min. 



CRÍTICA DE AL ESTE DEL EDÉN (1955)

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JAMES DEAN: EL ACTOR QUE VIVIÓ AL ESTE DEL EDÉN 
Por Lucía Pérez García 




No me importaría desplazarme hacia el este del Edén, si el punto cardinal correspondiente estuviera lleno de tanta maravilla: Elia Kazan, John Steinbeck, James Dean. Me acoplaría en un rincón. Seguramente oscuro. La eternidad entera observando. Cambiando las campanas celestiales por los acordes disonantes de Leonard Rosenman. Mi propio y particular Edén. Mi nombre sería Caín, pero no habría matado a Abel. El cine de Kazan me habría enseñado a no hacerlo.  

¿Quién podría negarle algo al director de La barrera invisible (1947), Pánico en las calles (1950), Un tranvía llamado deseo (1951), ¡Viva Zapata! (1952) y La ley del silencio (1954)? ¿Quién podría decir que no a una historia del autor de Las uvas de la ira (1939), De ratones y hombres (1937) o El pony rojo (1933)? Gran adaptador de grandes obras literarias el primero. Escritor de novelas y relatos de gran capacidad cinematográfica el segundo. Amigos íntimos. Colaboradores recientes en el guión de ¡Viva Zapata! Warner, cuya situación por aquellos años era mejor que la de cualquier otro estudio, lo vio claro. No temió colocarse al lado contrario del paraíso. 


La libertad dio alas a Kazan. Olas rompiendo entre las rocas. Disonancia, extrañeza y contraste. Musical, social, cultural, artístico. El paisaje más amable. La naturaleza más salvaje. La cámara se mueve a sus anchas. Un vuelo más allá del CinemaScope. Planos que nos cuentan, nos dicen como nunca. El color, verde y marrón como la tierra. Soleado y sombrío. Descripciones que parecen leerse al mismo tiempo. Letras que se ven reflejadas en pantalla. La furia, la impotencia, la rabia. Siendo, no son las mismas que las de los personajes de Marlon Brando. Kazan no quería sentir más odio. Hay. James Dean es, pero siente de forma diferente. Expresa de forma diferente. Como diferente quiere ser Kazan escogiendo solo el final del libro, del capítulo 39 al 55. La relación de un padre y su hijo. ¿Puede haber rabia, ira, impotencia y odio? Sí. Como lo hay en el amor. No se puede morir odiando. No se vive si se odia. 


 Secuencias, escenas, momentos, frases que no se olvidan. James Dean es al cine un recuerdo gigante. Él solo construye. Deja ser al personaje. A veces él mismo. Actúa y vive a la vez. Alrededor le miran. Se extrañan. Nos extrañamos. Sorpresas y emoción. Aquí y ahora. Sin ensayos. La vida es improvisación. Jimmy vive. Aun hoy. Mirada cabizbaja y misteriosa. Una piedra. El abrazo a un padre. El llanto. Un beso en la noria. Una mano que al fin sale del bolsillo y nos cuenta lo que siente el cuerpo entero. ¿Sobreactuación? ¿Hiperrealismo? Jimmy Dean. Único. Siempre rebelde sin causa. Siempre buscando una causa de su rebeldía. 


Al este del Edén fue nominada a cuatro Oscar: mejor director (Elia Kazan), mejor actor (James Dean), mejor Guión (Paul Osborn) y mejor actriz secundaria (Jo Van Fleet), consiguiendo este último. Ganó dos Globos de oro: mejor película y actor. Ganó en Cannes. Tres nominaciones a los BAFTA… ¿puede haber más razones? 

La eternidad sería el doble de eterna si pudiera describir todo lo que veo a este lado del Edén. Hay hueco para alguien más si quieres unirte y verlo por ti mismo. Un pecado, con redención incluida, del que no te arrepentirás. 


Valoración: 9.5 / 10 

AL ESTE DEL EDEN, EAST OF EDEN” (1955) 
Director: Elia Kazan 
Reparto: James Dean, Raymond Massey, Julie Harris, Richard Davalos, Jo Van Fleet, Burl Ives, Albert Dekker, Lois Smith, Harold Gordon. 
Género: Drama, vida rural 
Duración: 115 min. 

Para saber más, no te pierdas mi artículo: "La banda sonora original de la vida de James Dean” en De Fan a Fan.

 

CRÍTICA DE EXPEDIENTE WARREN: THE CONJURING (2013)

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LUCES, OJOS CERRADOS Y… TERROR 
Por Lucía Pérez García  




A pesar de tener la luz encendida casi no he visto la película. ¡Qué bonitas son las paredes de mi habitación! ¡Qué bonito el techo! ¡Qué bonitas mis manos cuando me tapan los ojos! Menos mal que las tengo grandes y me ocupan toda la cara. Cualquier hueco inoportuno es un potencial generador de pesadillas. El problema es que no importa no ver si estás escuchando. Vaya con la musiquita Joseph Bishara… En estos momentos me pregunto cuales eran realmente los poderes sobrenaturales de los Warren. Sin duda, poder dormir tranquilos. Mis ojos habrían perdido la capacidad de cerrarse el primer día. 


Nunca entenderé esa afición por pasar miedo. No entiendo porque James Wan se empeña en hacernos pasar tan malos ratos una y otra vez desde que empezó en esto del cine. Terror ¿Qué hay de agradable en ello? No tiene maldita la gracia. Absolutamente. Un poquito, pasa. Pero esto es demasiado para mí. El horror de la música se traspasa a cada elemento: el órgano, las puertas, el viento, los gritos. Más que una película es una gran sinfonía diabólica para instrumentos tremendamente desafinados. Fuera y dentro de la diégesis. En este mundo y en el otro. Media película es el sonido, un cuarto el fuera de campo y el resto todo eso que no he sido capaz de ver. Es decir, mi fuera de campo particular. Solo hacia la mitad se da un pequeño respiro. Qué más da, si luego llega el estertor final...

Una vez y no sé si más. Lo intentaré. De día y acompañada. Mi miedo y rechazo justifican una buena nota. Paradojas del cine de terror. Seré miedica, pero la película ha hecho su efecto. Y es el efecto buscando. ¿Qué más puede pedir un director? Con gente como yo, el señor Wan puede estar contento.



Gracias a Dios, y nunca mejor dicho, todavía conservo mis párpados activos. James Wan no va a poder conmigo, mis súper manos antifaz y mis tapones para los oídos. La la la la la la. No veo, no escucho. No me puedes asustar. Tengo una lámpara con bombilla de bajo consumo que nunca se funde y una colección entera de bandas sonoras de Disney para desintoxicarme antes de ¿dormir?... No puedo dejar de pensar que soy la hermana pequeña...


Valoración: 8.5 / 10 

EXPEDIENTE WARREN: THE CONJURING (2013) 
Director: James Wan 
Reparto: Lili Taylor, Vera Farmiga, Patrick Wilson, Joey King, Ron Livingston, Mackenzie Foy, Shanley Caswell, Hayley McFarland, Sterling Jerins, Shannon Kook 
Género: Terror 
Duración: 112 min.

 

CRÍTICA DE COSAS QUE PERDIMOS EN EL FUEGO (2007)

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INTERESANTE Y EMOTIVO DEBUT AMERICANO DE SUSANNE BIER 
Por Lucía Pérez García 



Desde su rinconcito europeo, Dinamarca ha dado grandes y conocidas figuras del cine, delante y detrás de las cámaras: Carl Theodor Dreyer, Thomas Vinterberg, Lars von Trier, Anna Karina, Mads Mikkelsen, Nikolaj Coster-Waldau… Susanne Bier es una de ellas. Más grande que conocida. No tan grande como para ser muy conocida. Una directora que, en tierra de dogma, apuesta por la convivencia de arte y comercialidad. Lo mismo hace comedias que dramas intensos, y en ambos campos cosecha premios y alabanzas, tanto en Europa como en Estados Unidos. Con algunos baches como Serena (2014), en los últimos años es el drama más serio el que le ha dado las mayores alegrías: una nominación al Oscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa por Después de la boda (2006) y la preciada estatuilla en la misma categoría, más un Globo de oro, por En un mundo mejor (2011). Cosas que perdimos en el fuego, su debut en Hollywood, no consiguió ningún gran premio (si algunos reconocimientos menores, sobre todo para Halle Berry), pero fue un éxito de taquilla y critica. 


Halle Berry en alza tras el Oscar por Monster’s ball (Marc Forster, 2001), su chica Bond de Muere otro día (Lee Tamahori, 2002) y la saga X-Men. Benicio del Toro, el actor que lleva en la sangre los papeles relacionados con las drogas. Una historia que habla de dolor, pero también de amistad. Que evita los típicos romances de culebrón. Con personajes perfectamente construidos y desarrollados. Compatibles, contrastados y eficaces por sí mismos y en interacción mutua. Formalmente simple. A la “maniera” Bier. Lo que podríamos llamar un dogma-hollywoodiense. Y con unamúsica contenida, directa y sin grandes variaciones. Con una evolución lenta y casi imperceptible. Delicada, como la de la misma película.  


Lo que podía ser una película simplona, sensiblera y melodramática, es finalmente una obra correcta, sensible y emotiva. Mezcla perfecta de cine europeo y americano. Tomando del segundo su versión más comercial (los actores) y la más independiente (el tono, la intimidad, la austeridad). La mejor Susanne Bier, en mi opinión, junto con Hermanos (2004), que tuvo su remake americano en 2009 por parte de Jim Sheridan, y la serie El infiltrado (2016), con Tom Hiddleston y Hugh Lurie. 


Valoración: 7 / 10 

COSAS QUE PERDIMOS EN EL FUEGO, “THINGS WE LOST IN THE FIRE” (2007) Director: Susanne Bier 
Reparto: Halle Berry, Benicio del Toro, David Duchovny, Alison Lohman, Alexis Llewellyn, Micah Berry, John Carroll Lynch, Omar Benson Miller, Robin Weigert 
Género: Drama, drogas. 
Duración: 117 min. 


CRÍTICA DE DOS BUENOS TIPOS (2016)

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RUSSELL CROWE Y RIAN GOSLING: DOS ACTORES QUE DAN EL BUEN TIPO 
Por Lucía Pérez García 



Vista por encima es más de lo mismo. Una variación sobre el mismo tema salida del taller de escritura de Shane Black. Guionista-director cuyo manifiesto tiene como punto principal: no pronuncies el título de Arma letal en vano. No hay que buscarle tres pies al gato. Así de simple, así de Black.  

La diferencia está en los protagonistas. Dos actores acostumbrados al drama que dan en la comedia un plus de sí mismos. Lo mejorcito del Russell Crowe de estos últimos años -sin contar Los miserables-, y la mejor de sus cuatro comedias hasta el momento: la curiosa película australiana sobre homosexualidad Nosotros dos (Geoff Burton y Kevin Dowling, 1994), el extravagante despropósito Hechizo en la ruta maya (Clare Peploe, 1995) y la pasable por los pelos Un buen año (Ritley Scott, 2006). En cuanto a Ryan Gosling, la comedia le permite recordar que tiene expresión en la cara, y que puede ser graciosa. ¿Es más efectivo este hombre cuando se suelta la melena? Cracy, stupid, love (Glenn Ficarra y John Requa, 2011) es una buena respuesta. Gangster Squad (Ruben Fleischer, 2013), sin ser puramente comedia, también podría entrar en el rango de comparación. Dos buenos tipos en lo suyo y en lo ajeno, que no debería serlo tanto, vistos los resultados.


Pero no solo de dos buenos tipos, sus gags, correrías y ocurrencias, vive esta película. Tenemos a Matt Bommer al más puro estilo Alain Delon en El samurái (Jean-Pierre Melville, 1967) –un papel que siempre he pensado que sería perfecto para el Ryan Gosling más congelado-, parodia mediante. A Kim Basinger totalmente setentera. A la también setentera hija (Angourice Rice), la del personaje de Gosling, más inteligente y achispada que su propio padre. O a la entrañable Lois Smith. Todos contribuyendo, en mayor o menor medida, a la mayor o menor comedia desmedida de Shane Black. Tan negra como su apellido y tan nostálgica como él mismo. Para pasar un buen rato -aunque un poco largo- en compañía de dos, o más, buenos tipos. 


Valoración: 6 / 10 

THE NICE GUYS, “DOS BUENOS TIPOS” (2016) 
Director: Shane Black 
Reparto: Ryan Gosling, Russell Crowe, Matt Bomer, Kim Basinger, Yvonne Zima, Keith David, Margaret Qualley, Beau Knapp, Angourie Rice, Daisy Tahan, Abbie Dunn, Michael Beasley, Joanne Spracklen, Dale Ritchey, Terence Rosemore, Chace Beck, Kahallyn Summer Cain, Cayla Brady, Murielle Telio, Lexi Johnson, Gary Wolf, Maddie Compton, Michelle Rivera, Joshua Hoover, Charles Green, Scott Ledbetter, Amy Goddard, Brian Gonzalez, Ty Simpkins Género: Comedia, buddy movie 
Duración: 116 min. 

 

CRÍTICA DE EXPEDIENTE WARREN 2: EL CASO DE ENFIELD (2016)

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EXPERIENCIAS TERRORÍFICAS, SEGUNDA PARTE 
Por Lucía Pérez Garcia 




En la vida de cualquier cinéfilo hay cosas bastante incoherentes. En la vida de una cinéfila miedica como yo las hay que rozan lo inexplicable. Suelo tener pesadillas con las películas de terror. Mi introducción a este mundo oscuro es bien reciente y moderada. Me asustan especialmente las películas endemoniadas. Hasta el punto de poner a Dios por testigo de que nunca veré El exorcista. Casi no pude aguantar Expediente Warren: The conjuring. Tuve que recurrir a estrategias varias para llegar viva a los créditos finales. Me costó dormir. Y allí estaba yo al día siguiente, intrépida y valiente, dispuesta a superar un nuevo reto: Expediente Warren: El caso de Enfield. Conseguí sobrevivir. Me siento satisfecha. He de reconocer que siento simpatía por el matrimonio Warren (y por Vera Farmiga). Aunque ahora tendré que esperar un tiempo para repetir experiencia terrorífica. 



No sé si es que el miedo que pasé la noche anterior es insuperable o que cuando dos estímulos similares son tan seguidos el segundo pierde parte de su efecto. Puede que las dos cosas. El caso es que la sobrellevé mejor. Tres años después James Wan vuelve a su terreno predilecto y en el que mejor se mueve. Recurre de nuevo a los tópicos del género. Todo es muy similar a la primera parte. Lo sabemos. Somos absolutamente conscientes de ello. Entonces ¿Por qué sigue dando tanto miedo? Misterios del mundo sobrenatural del director malasio. Capaz de provocar los miedos más irracionales con los elementos más conocidos. Miedos que empiezan antes de ver la película, llegan al máximo durante la proyección y nos persiguen mucho tiempo después. Dos películas de terror en una con su curva dramática correspondiente: al de Wan y nuestra propia experiencia creada por ella. Si eso no es ser un maestro del terror que venga Dios y lo vea. Así de pasó espanta a los espíritus malignos. 


La diferencia principal está en el contrapunto. Se crea una mayor empatía con los personajes, de modo que todo lo malo que les pasé parece mil veces peor. Hay más momentos de reposo, incluso entrañables (la relación de Ed y Lorraine con los niños, sus conversaciones, la soledad y las ojeras de la niña, la canción de Elvis), y la música juega un importante papel anempático. Todo ello unido incrementa el valor del clímax terrorífico, dividido está vez en dos partes diferentes debido a la duración real del caso, lo cual juega también con el contrapunto. 


Las referencias al caso anterior son numerosas y claras. Las referencias a uno posterior una incógnita posible. Los Warren aún tienen mucho que contar. James Wan tiene muchas ganas de seguir aterrorizándonos. Las puertas del inframundo ya han sido abiertas dos veces. Ni siquiera las cerraduras del infierno son eternas…  

Valoración: 8 / 10

EXPEDIENTE WARREN 2: EL CASO DE ENFIELD 
Director: James Wan 
Reparto: Vera Farmiga, Patrick Wilson, Frances O'Connor, Madison Wolfe, Lauren Esposito, Patrick McAuley, Benjamin Haigh, Maria Doyle Kennedy, Simon Delaney, Franka Potente, Simon McBurney 
Género: Terror, secuela 
Duración: 133 min.

 

CINE Y ARTE: LA DAMA DE ORO (2015)

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UN CUADRO DE ORO PARA UNA PELÍCULA ALGO MENOS BRILLANTE PERO NECESARIA
Por Lucía Pérez García 



El arte es reflejo de la vida en todos los sentidos. Desde su estilo, el más personal del artista, la subjetividad, la iconografía y la simbología; el color y la forma; su conservación y sus devenires históricos. Es lo que proyecta en la vida y lo que la misma vida a proyectar en él. La historia de un edificio, una escultura o una pintura pueden cambiar con el paso del tiempo según el mundo decida, para ser recordados más por la acción humana posterior que por la intencionalidad primigenia. Es lo que ocurre con los expolios de guerra. Aquella Inmaculada de Murillo que ya no es de de los Venerables, sino del mariscal Soult. El retrato de Adele Bloch-Bauer, bautizado con el nombre antisemita de La dama de oro. 

Simon Curtis, director de la genial Mi semana con Marilyn (2011), se une a George Clooney y su The monuments men (2014) para reivindicar una parte necesaria de la historia del arte que ya fue carne de cine allá por 1964 gracias a la inmensa El tren de John Frankenheimer. Y su unión va más allá del fondo, pues ninguna de las películas, ni la de Curtis ni la de Clooney, han pasado a mayor gloria. Aun así, es de agradecer que de vez en cuando alguien decida recordar el papel que el arte ha jugado en la historia. 


La dama de oro cuenta la disputa de Maria Altman con el gobierno austriaco por recuperar uno de los retratos que Gustav Klimt hiciera de su tía Adele Bloch-Bauer, el conocido como La dama de oro desde que los nazis, allá por 1938, decidieran descolgarlo de la casa de loa Bloch-Bauer y quitarle todo rastro de judaísmo. Una lucha que se centra más en el recuerdo, el orgullo y el despecho, que en el propio hecho artístico. Algo que refleja perfectamente la película mediante los flashbacks, el regreso de Maria a Viena, y el mismo final del caso. Se puede sentir el rencor, las ansias de venganza y hasta cierto egoísmo, obviando en muchas ocasiones la condición de arte de la pintura de Klimt. 


Una pintura, el primer retrato de Adele Bloch-Bauer (1907), que supone el comienzo de la etapa dorada de Klimt, de la cual saldrán obras maestras como Danae (1908) o El beso (1908). La estética del dorado fue poseyendo a Klimt desde que rompiera con el historicismo y se uniera a la Secesión Vienesa e 1987. Se inspiró en las modas contemporáneas de su ciudad. Y fue llenándolo a partir de sus visitas a Rávena, una de las capitales del arte bizantino –no por casualidad el edificio de la Secesión remite a estos templos-. No solo el color dorado y su luz, sino el efecto espiritual de los mismos, la ausencia de perspectiva, la estilización y el horror vaqui. Una simbología que eleva el arte a un plano más allá del material y que permitía a Klimt alejarse del naturalismo y buscar su propia verdad del arte, volviendo la espalda al racionalismo institucionalizado. ¿Podría haber pensado Curtis en una fotografía levemente más dorada y un diseño de producción algo más estilizado y rico? ¿Podría haber diferenciado de este modo las dos épocas? Se intuye un intento. 


El retrato que nos ocupa encierra todas estas características, acercándose como ningún otro a las vírgenes bizantinas. Virgen, curiosa comparación para una mujer casada que, como casi todas las modelos de Klimt, tuvo una relación con el pintor. Virgen en cuanto a ensalzamiento. En cuanto a reina. En cuanto a gran mujer. Sumergida en un mar dorado infinito y carente de toda referencia. Lleno del simbolismo, masculino y femenino, de ojos que miran, como los de Klimt. Pero lleno también de esa moda que reinaba en la Viena del momento. La de la liberación de la mujer (Adele era una mujer por encima de su época), cuyos hombros quedan al descubierto y cuya figura, ornamentada con las más ricas joyas como una reina, es elevada hasta el trono. Y la de la moda, con un traje que bien podría haber salido de la tienda de Emilie Floge, gran amiga y compañera eterna de vivencias de Klimt. Lógico que Austria no quisiera desprenderse de tal maravilla y alargara la lucha siete años. Normal que la sobrina de la retratada lo reclamara, aunque solo fuera por orgullo y por sentirse tan fuerte como lo fue su tía. Como ya he dicho, los guionistas desechan la parte artística, a la que tan solo conceden unas escenas en las que vemos a Klimt pintando a su modelo. Podemos ver, sin embargo, el carácter de Adele y el detalle del collar que decora el cuello de su imagen pintada y que ella misma regaló a su sobrina, cayendo finalmente en manos de la esposa de Goering. ¿Una justificación más para vengarse? 


Klimt pintó otro retrato de Adele (1912), mucho más comedido, cercano casi al fauvismo en el color, y con un fondo lleno de motivos florales y orientales (parece que Adele fue también retratada en Judith I). Además de estos, cuatro paisajes entraron a formar parte de la colección de los ricos Bloch-Bauer, mecenas del pintor. Pero ninguno tan bello y tan influyente como La dama de oro. Pues, pese a que también le fueron restituidos, no fue por ellos por los que se libró la lucha encarnizada. En la película no juegan papel alguno más allá de su simple mención en el testamento de Ferdinand Bloch-Bauer. 

Poco más que decir aunque mucho todavía por aprender. La dama de oro es una excusa pefecta y necesaria para curiosear sobre la historia del arte y los expolios de guerra. Un buen inicio para nuestra propia y personal indagación. En cuanto a cine, no es la maravilla (no destaca especialmente en ninguno de los aspectos, aunque se inetgran todos de forma correcta y agradable) que requiere la obra de la que trata, pero tiene a Helen Mirren, perfecta para este tipo de papeles reivindicativos de mujeres luchadoras y fuertes, que fue nominada por el Sindicato de actores por su papel. El resto es cosa nuestra. 


Valoración: 6 / 10 

LA DAMA DE ORO, “WOMAN IN GOLD” (2015) 
Director: Simon Curtis 
Reparto: Helen Mirren, Ryan Reynolds, Daniel Brühl, Tatiana Maslany, Charles Dance, Katie Holmes, Antje Traue, Max Irons, Elizabeth McGovern, Jonathan Pryce, Tom Schilling, Moritz Bleibtreu, Anthony Howell, Allan Corduner, Henry Goodman 
Género: Drama, basada en hechos reales, pintura. 
Duración: 107 min. 



CRÍTICA SAGA CREPÚSCULO

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EL AMANECER Y EL CREPÚSCULO DE LAS SAGAS ADOLESCENTES 
Por Lucía Pérez García 


Hay tres cosas de las que estoy completamente segura. Primera, siento debilidad por los vampiros. Segunda, nunca digas nunca cuando se trata de un libro o una película. Y tercera, lo reconozco, pude pasarme hasta cuatro horas seguidas enganchada a un libro y he visto dos veces la saga entera de Crepúsculo. Todavía hoy me pregunto por qué. Por qué sigo escuchando la música de Cartel Burwell y tocando la nana de Bella al piano como Edward Cullen… 

Crepúsculo fue la primera (Harry Potters aparte). Con ella llegó la invasión de sagas adolescentes. De historias fantásticas y de ciencia ficción aderezadas con acción, aventura y alguna que otra dosis de algodón de azúcar del pegajoso. De protagonistas femeninas que cambian su mundo o el mundo en general. De amores prohibidos, no correspondidos y dudosos. Hollywood descubrió un filón. Una película por libro. Dos si hace falta. Millones de quinceañeras enamoradas pegando gritos. Millones de quinceañeras llorando al final de la última película. Y no solo quinceañeras… que se lo pregunten a la Julianne Moore de Cracy, stupid, love.


También fue la última. Ninguna de las sagas posteriores ha conseguido mantener el tipo como Crepúsculo. Los juegos del hambre parecía ser la elegida, pero la caída final fue inmensa, literaria y cinematográficamente hablando. Divergente empezó con fuerza y se hundió definitivamente a mitad del segundo libro y justo al inicio de la tercera película. El corredor del laberinto es un total despropósito que desaprovechó desde el inicio una curiosa historia. Otras como Cazadores de sombras o Hermosas criaturas ni siquiera superaron su bautismo. No sé qué será de La quinta ola, pero no pinta muy bien. Crepúsculo, por su parte, con un leve bache en Luna nueva (en las dos versiones), se mantuvo firme y en constante subida hasta el final. El tercer libro superó a los anteriores y Amanecer parte 2 consiguió colocarse como la mejor de las cinco entregas cinematográficas.  

Nos hizo creer en otro tipo de vampiros. Tirando a la basura la violencia y el sexo. Todo melancolía y romanticismo. Nada de oscuridad. Sino luz y purpurina. Sangre, siempre. Igual de apetecible. Igual de deseable. Un pecado, pero un pecado cometido por amor y por despecho antes que por pura lujuria, gula y ansias de muerte. Vampiros para adolescentes que acaban haciéndose querer y que han dado lugar a todo un culto nuevo en forma de novelas y series. Siendo su más fiel seguidora Crónicas vampíricas (de la que hablaré en otra ocasión) y su más fiel y querida parodia aquel inolvidable capítulo de Los Simpson en el que Lisa se enamora del misterioso Edmund (“La Casa-Árbol del Terror XXI” 22x04). 


Dio a conocer a Kristen Stewart y Robert Pattinson. La chica de expresión pasota que levanta pasiones y odios. El chico no muy agraciado físicamente que, gracias al maquillaje y a la alegre idea de enfocarlo siempre desde su perfil bueno, consiguió hacernos creer que era hasta guapo. Dos buenos actores, le pese a quien le pese, que han conseguido deshacerse de su condición vampírica y encontrar su sitio en el cine independiente y de autor. Ella: Welcome to the Rileys (Jake Scott, 2010), Camp X-Ray (Peter Sattler, 2011) y una lista impresionante de directores: Ang Lee, Olivier Assayas o Woody Allen. Él: Cosmópolis y Maps to the Stars (David Cronenberg, 2012 y 2014), The Childhood of a Leader (Brady Corbet, 2015) o su fotográfo de Life (Anton Corbijn, 2015). No ocurrió lo mismo con el pobre Taylor Lautner, pese a ser uno de los personajes que más se hacían querer.


Varios directores se vieron tentados por la sangre crepuscular, con más o menos éxito posterior: Catherine Hardwicke y Chris Weitz, que no han tenido una carrera mucho más allá. David Slade, que curiosamente venía de dirigir 30 días de oscuridad (2007), cuyos vampiros son totalmente opuestos y que después ha dirigido la genial serie de televisión Hannibal. Y Bill Condon, que lo mejor que ha hecho después ha sido la serie Mr. Holmes. 

Por ella pasaron grandes compositores ganadores de Oscar: Cartel Burwell (Crepúsculo y Amanecer), Alexander Deplat (Luna Nueva) y Howard Shore (Eclipse). Conocimos la faceta musical de Pattinson, y nos emocionamos con la canción final mientras los créditos repasaban todos los personajes de la saga: “A thousand years” de Christina Perri y Steve Kazee.  


Y aunque repleta de tonterías y empalagosidades varias, y de una calidad cinematográfica cuestionable en algunos aspectos, la saga está impecablemente adaptada, tiene un casting perfecto y nos dejó momentos para el recuerdo: las vistas desde lo alto del bosque acompañadas del tema principal de Burwell, Edward al piano, las leyendas de los hombres lobo, el esperado beso entre Bella y Jacob en la nieve, la no menos esperada boda con Edward, la extrema delgadez de Bella, sus ojos abriéndose al mundo vampírico en un plano final para cuyo desenlace habría que esperar un año, y sobre todo, la impresionante batalla final con ese impás soñado que incluso en las revisiones te vuelve a sorprender. 

Nunca digas nunca. La sangre engancha. 


Valoración: 
Crepúsculo: 6 / 10 
Luna nueva: 4.5 / 10 
Eclipse: 6.5 / 10 
Amanecer 1: 6 / 10 
Amanecer 2: 7 / 10 

SAGA CREPÚSCULO, “TWILIGHT SAGA” (2008-2012) 
Director: Catherine Hardwicke (Crepúsculo), Chris Weitz (Luna nueva), David Slade (Eclipse), Bill Condon (Amanecer, parte 1 y 2). 
Reparto: Kristen Stewart, Robert Pattinson, Taylor Lautner, Peter Facinelli, Dakota Fanning, Ashley Greene, Mackenzie Foy, Jackson Rathbone, Nikki Reed, Kellan Lutz, Elizabeth Reaser, Michael Sheen, Billy Burke, Booboo Stewart, Cameron Bright, Michael Welch, Julia Jones, Kiowa Gordon, Alex Meraz, Valorie Curry, Christopher Heyerdahl, Daniel Cudmore, Charlie Bewley, Jamie Campbell Bower, Rami Malek 
Género: Frantástico, romántico, vampiros, saga adolescente. 
Duración: 122, 130, 124, 117 y 115 min. 






CRÍTICA DE ¡MAMMA MIA! (2008)

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OUR LAST SUMMER 
Por Lucía Pérez García 






“Mamma mia, here I go again/ My my, how can I resist you?” 
¿Alguien puede ver esta película sin cantar? Incluso cuando no cantan, yo canto: “Half past twelve /And I'm watching the late show in my flat all alone”, cuando alguien me grita ¡cállate! Desde la otra habitación. “No one to hear my…” songs. Pero yo no puedo evitarlo. Canción tras canción. “Gimmy, gimmy, gimmy”... a song after midnight. 

“Mamma mia, does it show again?/ My my, just how much I've missed you” 
En 2007 Across the universe (Julie Taymor). Al año siguiente ¡Mamma mia! ¿Qué fue de mí garganta? “S.O.S.”. Eterna corista de Meryl -“The dancing queen”- Streep y Amanda Seyfried. Y no solo con ABBA. Los miserables (Tom Hooper, 2012), Into the Woods (Rob Marshall, 2014)… “Rock me”. Hay mucho que cantar sobre la primera. Seyfried solo me gusta cuando canta –exceptuando ciertas frecuencias molestas-. Juntas sus voces, Streep mantiene su caché y la chica de los ojos inmensos sube el suyo.


“Super trouper” 
“I hear the door-bell ring and suddenly the panic takes me”. “S.O.S.” de nuevo. Los hombres no saben cantar. A Colin Firth se le perdona todo. Solo el puede desafinar con estilo. A Stellan Skarsgård también. Me cae simpático. A Pierce Brosnan le nominaron al Razzie… 


“Thank you for the music” 
Phyllida Lloyd, especialista en teatro y ópera, tuvo la feliz idea de llevar el musical a Broadway en 2001. “Money money money”. 4700 representaciones. Y la más feliz aun de llevarlo al cine. “Money money money”. Record de un musical en su primer fin de semana, superando a Hairspray (Adam Shankman, 2007) y dos nominaciones a los Globos de oro. ¿“The name of the game”? Sin duda, ABBA. Todo son las canciones y algunas de las coreografías. Sin ellas, la historia no sería más que otra comedia romántica del montón, llena de tópicos, con una chica bastante cursi y un reparto estelar. 


“I have a dream, a song to sing” 
¿Cuántas veces hemos escuchado estos temas? ¿Qué tiene de nuevo volverlo a hacer? Otra feliz idea: arreglos diferentes para cada versión. Por un lado las originales, por otro el musical de Broadway y por el suyo, la película. “As good As new”. Nunca podrás decir que eso ya lo has cantado. 

“Waterloo” 
¿Preparado para la batalla? No es una batalla histórica, ni mucho menos, pero acabarás con una sonrisa… y dolor de garganta.  


Valoración: 5.5/ 10 

¡MAMA MIA! (2008) 
Director: Phyllida Lloyd 
Reparto: Meryl Streep, Pierce Brosnan, Colin Firth, Amanda Seyfried, Julie Walters, Stellan Skarsgård, Christine Baranski, Dominic Cooper 
Género: Musical, comedia, romántica.
Duración: 108 min. 

 

CINE Y ARTE: TRANCE (2013)

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LA PINTURA NEGRA DE DANNY BOYLE 
Por Lucía Pérez García 




Parafraseando a Forrest Gump, dijo Goya un día: “La vida es como un aquelarre, nunca sabes que bruja te va a tocar”. Si la película es de Danny Boyle, la suerte está echada. Bienaventurados aquellos que consigan salir ilesos de sus frenéticos montajes. Si además nos deja en Trance, apaga y vámonos. A lo mejor, por casualidad, así como quien no quiere la cosa, crees que te has enterado de algo. Un segundo después, volverás a pensártelo dos veces. O tres, o cuatro… hasta que verdaderamente entrés en trance. 

Goya dijo más cosas: “El sueño de la razón crea monstruos”. Danny Boyle también. Monstruos que se apoyan en pantallas divididas, por el montaje o por los encuadres de plano; en colores llamativos, en velocidad, en flashbacks, en música electrónica y minimalista de John Hodge que martillea el cerebro hasta que consigue traspasar la tercera dimensión y abrirse a su especial universo; en personajes apasionados perdidos en su propia vida. Si algo tiene Trance de diferente, es llevar las monstruosidades al extremo, utilizando como excusa los inextricables misterios de la mente humana. El olvido (con un pequeño homenaje musical diegético a la saga Bourne) y el recuerdo como armas principales. El arte como obsesión. Para el personaje de James McAvoy, entusiasta historiador de arte, y para el ladrón de Vincent Cassel. Ambos interpretados con la intensidad física propia de ambos actores. 
La emoción que el arte puede producir en un historiador puede verse en los ojos, los recuerdos, las visiones y las frases de Simon (MacAvoy). Su admiración ante una sala llena de cuadros perdidos, la forma de explicar un elemento iconográfico, el juego de convertirse en el personaje de una pintura… incluso sus más secretos sueños eróticos están relacionados con el arte. 
La obsesión del ladrón, por su parte, no tiene nada que ver con el hecho artístico, sino con el económico. Ladrones hay de todo tipo, pero los de arte siempre han tenido, en su mayoría, una sensibilidad especial. Hombres respetados del mundillo, ansiosos coleccionistas, enamorados, o al menos conocedores, de su presa. En ladrón de Vincent Cassel solo tiene de artístico el ser interpretado por el actor francés. Es un hombre de los bajos fondos, con dinero pero sin cultura. Con un plan pero sin conocimiento real de lo que significa el golpe para la historia. No ve óleo, ve billetes. Y en el arte hay muchos, pero que muchos de ellos. Y de los grandes. Allí todos tienen dinero. Lo que importa es demostrarlo. Y no hay mejor forma de hacerlo que mediante la propiedad. Y si es digna y da caché ilustre e intelectual, mejor. Dice más un cuadro que un coche. Y el dinero vuela cuando de arte se trata. El ladrón de Cassel lo sabe. 



El cuadro de la obsesión es Vuelo de brujas (1798), de Goya. El único de una serie de seis que hoy se conserva en el Museo del Prado y que, casi con total seguridad, nunca estará vendiéndose en una subasta en Londres. Si algo tiene que ver con la trama, más allá de ser el objeto alrededor del cual gira todo, es su oscuridad, la locura, los entresijos de la mente, la magia, las brujas… elementos que están representados en la historia por cada uno de los personajes principales, o hacen efecto en ellos. Rosario Dawson podría ser las brujas. El burro es siempre la ignorancia. Ignorancia de los personajes de McAvoy y Cassel, que serían los dos hombres que tras llegar a la cima, se tapan los oídos y se esconden bajo una sábana para no escuchar las voces engañosas y caer en el encantamiento, o la maldición… Goya es uno de los pintores, junto a Picasso, más citados en el cine (biopics, cuadros colgados en paredes de casas, colecciones y museos, diálogos, planos basados en su pintura y grabados, la luz y la oscuridad…). En este caso la excusa era el robo, lo que une el valor económico al artístico. Curiosamente, Goya tiene un grabado que critica los expolios de arte. 


El robo en cuestión es el que abre, de forma impactante, la película. La voz en off de MacAvoy nos va guiando por los menesteres de una subasta y los dispositivos de seguridad de las mismas. La casa de subastas, como no podía ser de otro modo, está en Londres, centro junto a Nueva York del comercio de arte actual. El tema de la seguridad pasa por el filtro del cine de acción, robos y atracos, pero tiene su lógica en cuanto a que se comprueba el entrenamiento al que se someten los propios trabajadores de la casa ante una posible situación límite, algo necesario para la seguridad del patrimonio y que no siempre se hace. El robo, es tan exagerado como eficaz dentro de una película de estas características. Ruidoso, multitudinario, en plena subasta. Nunca un ladrón de arte se hizo ver tan explícitamente, guerras y terrorismo aparte. ¿Hay secretos mejor guardados? Un día se descubren cuadros en un sótano del lugar más recóndito e insospechado. Otro día un coleccionista se levanta y ve sus paredes vacías (los recientes robos de Francis Bacon). Al día siguiente se intercepta un barco sospechoso con un Picasso (el del señor Botín)…y así sucesivamente. Pero lo que tenemos delante es puro thriller de acción. No hay lugar para robos silenciosos. 



Ni aun así no es fácil entender la película más enrevesada de Boyle. Difícil no solo la primera vez. Puedes ir a preguntarle a una bruja, puedes preguntarle a Goya o puedes preguntarle a Danny Boyle. Y si sigues sin enterarte de nada, prueba a ver la película de nuevo. A lo mejor descubres que puede ser que, quizás, por casualidad, así como quien no quiere la cosa, lo mismo sales con una idea aproximada de que va todo este lío lleno de arte.  


Valoración. 8.5 / 10 

TRANCE (2013) 
Director: Danny Boyle 
Reparto: James McAvoy, Vincent Cassel, Rosario Dawson, Tuppence Middleton, Danny Sapani, Wahab Sheikh, Lee Nicholas Harris, Ben Cura, Gioacchino Jim Cuffaro, Hamza Jeetooa 
Género: Thriller, acción 
Duración: 97 min. 

 

CRÍTICA DE THE PROGRAM (2015)

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MUERTE DE UN CICLISTA… 
Por Lucía Pérez García 






El dopaje está a la orden del día. Salen dopados de debajo de las piedras (pronto saldrán de detrás de los los olímpicos). El gremio de neveras y congeladores domésticos está empezando a mosquearse. Se tienen evidencias de un manifiesto de los frigoríficos en contra de esconder bolsas de sangre detrás de las cajas de leche. Luego dicen que si los lácteos son perjudiciales para la salud… 

El mundo del deporte profesional, con el ciclismo y el atletismo en la “tete de la course”, es un mar de dudas. Un thriller policiaco en toda regla. Una película de drogas al más puro estilo Trainspotting. L.A. Confidential, literalmente. Ganar es arriesgarse a ser despreciado por los rivales, la prensa, los aficionados e incluso por los políticos. Las miradas de reojo, los comentarios por lo bajini y los titulares irónicos aumentan en proporción al éxito. ¿Envidia, ambición, realidad? Dichosos los deportistas mediocres que nunca serán el centro de atención. ¿Nos preparamos para una era dominada por los amateurs?


Desde que el deporte el deporte, es decir, desde que el deporte conlleva una buena dosis de competitividad y sano egoísmo para buscar la victoria, existen medios para mejorar el rendimiento. Permitidos o no. Más o menos cuestionables. Sin peligro para la salud o letales. El avance de la ciencia ha permitido lo increíble. Pero a estas alturas, cuando ya nadie pone la mano en el fuego por nadie, nada, ni el orgullo, es para siempre.

Uno de los mayores culpables de todo esto es Lance Armstrong. El hombre al que todos creíamos un héroe. Cuyos sueños y esperanzas adornaron nuestras muñecas en forma de pulserita –incluida la mía-. Capaz de superar al mismísimo Indurain. Resulta que no era un hombre, sino una mentira. Pero una mentira con las patitas más largas y fuertes de lo normal que se resistió a ser atrapada durante muchos años. La decepción fue general. Algo que tocaba el corazón y el alma casi a nivel personal. Porque dejar de creer en él era dejar de creer en los milagros. Su vida fue siempre digna de una película. Una de esas en las que, literalmente, segundas partes nunca fueron buenas. 


En mente se tuvo durante mucho tiempo la historia del mito, con Matt Damon, Christian Bale, Jake Gyllenhaal, Matthew McConaughey y –sin duda mí preferido- Michael Fassbender como candidatos a interpretar a Lance. Pero el dopaje no solo acabó con la carrera del ciclista, sino con el proyecto cinematográfico. Unos años después Stephen Frears, director de Alta fidelidad (2000), Las amistades peligrosas (1988), La reina (2006) o Philopmena (2013), decidió agarrar el asunto por las jeringuillas, y eligió, y con mucha vista, a Ben Foster para encarnar la caída del imperio Armstrong. 

Y es precisamente eso, la caída, lo que nos cuenta en director británico. Basándose en el libro Seven Deadly Sins: My Pursuit of Lance Armstrong del periodista David Walsh -un hombre al que retrata literalmente “solo ante el peligro”- narra la vida del ciclista desde el objetivo de un microscopio de un laboratorio antidopaje. Los siete tours pasan tan rápido como el pelotón cuando mira a pie de carretera. Solo los detalles relacionados con la extrema ambición de Lance son tratados de forma más atenta la formación del US Postal, la táctica de equipo, y las amenazas en plena carrera), lo que ayuda a oscurecer aún más la imagen del ciclista, cuya personalidad queda al nivel de su ética. 


Mucha gente afirma que así fue. Encantado de conocerse a sí mismo. De una competitividad y unas ansias de victoria y éxito superlativas. De una personalidad arrolladora. El mismo Walsh lo define en el prólogo de su libro como una ola que rompe sobre ti y te arrastra con ella. Así de claro lo deja Ben Foster. Y así de claro lo dejan Frears y su guionista John Hodge, cotándonos los flirteos –y más que eso (son impactantes las escenas de charlas entre amigos con las agujas y la sangre fluyendo)- con el dopaje desde antes de serle diagnosticado el cáncer, y todo el ambiente, cada vez más insano, que se creó a su alrededor, haciendo especial hincapié en Foyd Landis (este sí que podía haber sido interpretado por un Matt Damon algo más joven). 


Interesante, aunque solo sea por el morbo y la actualidad del tema, de principio a fin. Con la curiosidad de recordar a aquellas figuras del ciclismo que quedaron eclipsadas injustamente por el torrente texano. Por ver a un todavía pre-campeón Contador. Eso sí, interpretado por un actor que habla español con acento británico… y por hacerse una idea general de todo el conglomerado y los ingenios que hacen falta para montar un programa como el que construyó Arsmtrong sobre su figura, y nada más que su figura. Si algo tiene de regulero es el enfoque demasiado aplastante contra el ciclista, el pequeñó impás melodramático en el hospital de cáncer infantil o al firma de libros (que índice aún más en aplastar a la leyenda), la poca atención al hecho deportivo, y el personaje del médico italiano Michele Ferrari, que se creía el descubridor del EPO, cuando esta sustancia ya había sido usada años ha, cuyos efectos ya conocemos e historial de tramposos varios ya conocemos. 


Con el libro de Walsh, los artículos periodísticos, científicos, oficiales, imágenes de archivo, testimonios y un consultor de primera fila como David Millar, todo apunta a que no podemos dudar mucho de esta historia. Una pena. Pero como a mi siempre me gusta quedarme con la parte buena, pensemos en todos esos que superaron en cáncer gracias a la voluntad que les infundió el campeón fantasma antes de salir de su escondrijo de aquel Agujero del muerto (nunca un accidente natural tuvo un nombre más acertado) de Texas.  

La famosa frase se ha tornado triste: El orgullo es temporal, el dolor, para siempre…

Valoración: 6.5 / 10 

THE PROGRAM (EL ÍDOLO) (2015) 
Director: Stephen Frears 
Reparto: Ben Foster, Chris O'Dowd, Jesse Plemons, Guillaume Canet, Lee Pace, Dustin Hoffman, Denis Ménochet, Elaine Cassidy, Laura Donnelly, Edward Hogg, Chris Larkin, Jorge Leon Martinez, Michael G. Wilson, Lucien Guignard 
Género: Drama, biopic, basado en hechos reales, ciclismo. 
Duración: 103 min.

 

CRÍTICA DE MALDITOS VECINOS 2 (2016)

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TÓPICOS, VECINOS Y OTRAS TONTERÍAS 
Por Lucía Pérez García 




Los vecinos son la historia interminable de las anécdotas cotidianas. Rose Byrne y Seth Rogen podrían habitar todas las casas habidas y por haber que siempre encontrarían un pintoresco inquilino digno de la comedia más tonta marca Rogen-Goldberg en el inmueble de al lado. A saber: sexo y drogas versión estúpida, alguna que otra referencia homosexual, mega fiestas, autoparodias y parodias en general, disfraces y situaciones irreales y absurdas, y un fondo ingenuo y hasta tierno, que amplía el rango de edad de los espectadores. Si a todo ello le sumamos “estudiantes” adolescentes pre y universitarios, todo se eleva al cubo: tres veces tres más de lo mismo, tres veces tres más bestia, tres veces tres más idiota… y normalmente divertido, quizás no tres veces tres, pero sí más de una vez. Al menos dos. 



La situación es la misma que en Malditos vecinos pero con cambio de género, lo cual conlleva el cambio de parodias (Dando al nota a la cabeza); Zac Efron sigue empeñado en ser el eterno universitario, el eterno descamisado y últimamente el eterno niñato fiestero; Dave Franco, siempre inocentón y adorable, se apropia del guiño homosexual correspondiente –algo así como una tradición familiar-; Seth Rogen luce barriga a lo Homer, etc, ect… nada que no hayamos visto o intuido. Y aun así, no hay más remedio que reírse. Misterios de los tópicos cinematográficos y efecto de las tonterías más elefantiásticas. 

Seguirán llegando vecinos, los mimos atores seguirán haciendo las mismas cosas -¿Por qué no si se les da bien hacer el tonto?- y nosotros nos seguiremos riendo. Quizás todos seamos también un poco tontos, pero en verano nunca vienen mal tonterías como ésta. Y las que nos quedan… ¿Te atreves con el corto Neighbors 3: Zombies Rising? Miedo me da. La que se avecina…  


Valoración: 5.5 / 10 

MALDITOS VINOS 2 “NEIGHBOROUGHS 2. SORORITY RISING” (2016) 
Director: Nicholas Stoller 
Reparto: Seth Rogen, Zac Efron, Rose Byrne, Chloë Grace Moretz, Selena Gomez, Ike Barinholtz, Dave Franco, Kiersey Clemons, Lisa Kudrow, Carla Gallo, Billy Eichner, Dennise Renae Larson, Jordanne Calvin, Taryn Jones, Clara Mamet, Elise Vargas 
Género: Comedia, secuela 
Duración: 93 min. 

MÚSICA DE CINE

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CRÍTICA DE BUSCANDO A DORY (2016)

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SIGUE NADANDO… 
Por Lucía Pérez García 






Sigue nadando, nadando, nadando… y así sucesivamente. Hasta cruzar los siete mares. Hasta Sidney y California. Hasta el infinito y más allá. Con Dory, al fin del mundo. Luego nos olvidamos y volvemos a empezar. Una, dos, tres, cuatro. Todas las veces que haga falta. Yo no me canso de ver a estos peces nadar y seguir nadando, nadando, nadando. Déjate llevar por la corrienteeeeee… 

Es como una imagen en tu mente, y piensas: esto lo he visto antes. En eso consiste. En recordar cosas, como Dory. Y con Dory. Recordarlas a su feliz manera. Descubriendo y redescubriendo otra vez el mundo con ojos de pez olvidadizo. Averiguando el porqué de las cosas. Todo igual pero nuevo, todo maravilloso y más grande, más feliz. Para al final volver a empezar y seguir recordando, recordando, recordando. Riendo, riendo, riendo. Y dejarse llevar otra vez por la corrienteeeeee…



Hay sitio para todos y más: nutrias espachurrables, leones marinos que viven felizmente como sueñan y sueñan felizmente como viven, y que podrían ser la versión feliz y leonmarinera de las hienas de El Rey León o las gárgolas de El jorobado de Notre Damme; estrellas de mar, esponjas y demás moluscos pringosos reviviendo los miedos de los marcianitos de Toy Story; ballenas que recuperan sus capacidades a lo Liberar a Willy, un pulpo de siete brazos increíblemente húmedo y camuflable, que dan ganas de tocar, mío, mío, mío... Sobreestimulación oceánica de fabulosidad creativa, inmesifantasticidad técnica, adorabilidad y felicidad perenne. Creo que he contraído la enfermedad Pixar de la road movie subacuática de forma crónica. En mi propio Del Revés, estos pececitos tendrían un lugar preeminente en la biblioteca de recuerdos felices. Ya no puedo abandonar la corrienteeeeeeeeeee…


Definitivamente, todos los caminos submarinos llevan a Dory. Si Buscando a Nemo fue un punto de inflexión en mi vida, Buscando a Dory (mención especial para Anabel Alonso) ha sido, literalmente: INOLVIDABLE. Sigue nadando, nadando, nadando… 


Valoración: 9.5 / 10

BUSCANDO A DORY, “FINDING DORY” (2016) 
Director: Andrew Stanton y Angus MacLane 
Reparto: Anabel Alonso (Dori), Carlota de Santiago (Dori Niña), José Luis Gil (Marlin), Rodrigo Martínez (Nemop), Luis Mas (Hank), Danai Jimñenez Querol (Destiny), Juan Antonio Soler (Bailey), Ana Richart (Jenny), Carlos Isbert (Charlie). 
Género: Animación, comedia, secuela 
Duración: 103 min.

 

CRÍTICA DE DESDE ALLÁ (2015)

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DESDE ALLÁ, CON UN LEÓN BAJO EL BRAZO 
Por Lucía Pérez García 




Ganadora del León de Oro en el Festival de Venecia 2015, un festival que suele premiar películas propuestas diferentes y arriesgadas, o cine de directores especieales como Darren Aronofky o Ang Lee. De este último fue premiada justo diez años antes Brokeback Mountain, película que comparte temática homosexual con Desde Allá, debut en el largo del venezolano Lorenzo Vigas

Solo eso, la temática de fondo, porque el resto es totalmente diferente a la bella historia y el delicado estilo del director taiwanés. Levemente enfundada en la tendencia social del cine venezolano, Desde allá busca su centro no en la relación de los protagonistas, sino en el icono de la paternidad. Un asunto que obsesiona a Lorenzo Vigas y que encuadra una trilogía que comenzó con el cortometraje Los elefantes nunca olvidan (2004), continúa con esta que nos ocupa, y concluirá con la próxima The box, aún pendiente de producción. La ausencia del padre, tan común en la Latinoamérica por circunstancias diversas, es la cuestión que mueve y explica personajes y situaciones. La reacción de los hijos ante el abandono, el desconocimiento, el recuerdo, o el trato dado, es el final inesperado que define la historia y la inclina hacia un lado de la balanza, y que clava como una estaca la importancia de la figura paterna en la vida del ser humano. 

La homosexualidad, que abre la película y se siente como el foco principal, acabará eclipsada por el tema obsesión de Vigas, a la vez obsesión de los personajes. Pero es la relación de los personajes la que nos guía por la superficie en todo momento (el fondo es mucho más profundo, valga la redundancia). Aunque algo forzada (quizás por la inexperiencia del joven Luis Silva, algo negativo y positivo a la vez), tiene momentos intensos de miradas, pasiones contenidas, cariño, respeto y explosión final. 

Vistas ambas obras de Vigas se aprecia un mismo fondo, un mismo contexto y una atmósfera similar con cierto misterio. Todo contado de forma pausada, con pocas palabras, sin música y con planos que fragmentan los tormentos y confusiones psicológicas de los personajes. Cine totalmente festivalero, totalmente personal y difícil de entender en un marco comercial, mucho más aun fuera de su país de origen. Lenta y algo desesperante, incluso aburrida, en su primera mitad, crece en el tramo final, creando un interés que consigue mantenerse gracias al agradecido metraje. Eso sí, se hace necesaria una reflexión posterior.  


Valoración: 6 / 10 

DESDE ALLÁ (2015) 
Director: Lorenzo Vigas 
Reparto: Alfredo Castro, Luis Silva, Jericó Montilla, Catherina Cardozo, Jorge Luis Bosque, Greymer Acosta, Auffer Camacho, Ivan Peña, Joretsis Ibarra, Yeimar Peralta, Scarlett Jaimes, Ernesto Campos 
Género: Drama, homosexualidad 
Duración: 93 min.


 

CINE Y ARTE: EL NOMBRE DE LA ROSA (1986)

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EN EL NOMBRE DE LA ROSA, DE UMBERTO ECO, DE JEAN JACQUES ANNAUD Y DE SEAN CONNERY. AMEN. 
Por Lucía Pérez García

Justo antes de comenzar a relatar el primer día, Adso teme que el recuerdo merme sus facultades: “Ojala mi mano no tiemble cuando me dispongo a narrar lo que sucedió después”. Justo antes de empezar a leer el primer día de Adso, yo ya no podía despegar mis ojos del libro. Mis temores no estaban en el recuerdo, sino en quedarme petrificada ante tal fascinación novelesca y no ser capaz de hacer otra cosa que seguir leyendo. Mis manos no temblaban, pero mi cabeza vivía inmersa en un laberinto de bibliotecas e iconografía medieval del que me era imposible salir. Cuando no tenía el libro de Umberto Eco en las manos, tenía uno de historia del arte medieval, o incluso el Apocalipsis. Justo antes de llegar a la última frase del último día, la película de Jean Jaques Annaud me esperaba dentro del DVD. En palabras del director: “una entretenida trama policiaca. Una historia asombrosa que te lleva a otro mundo”.  


Eran todos tan feos… Ron Perlman a la cabeza. ¿Acaso no eran feas las representaciones del mal del arte medieval? Fachadas y capiteles llenos de criaturas esperpénticas, terroríficas, dignas de cada pecado, mortal y capital, para adoctrinar a los fieles iletrados, supersticiosos y asustadizos. ¿No hay superstición también en estos personajes? El director francés buscaba realidad. Histórica, pero también literaria. La propia historia destila una misteriosa maldad: “La tierra baila la danza de Macabré; a veces me parece que surcan el Danubio barcas cargadas de locos que se dirigen hacia un lugar sombrío”. 




Sean Connery… 
Presencia. Por él mismo. Cualquier papel a cualquier edad. No importa. Es Sean Connery. Es William of Baskerville. No podía ser otro y así quedará para siempre, pese a que las dudas asaltaron a Annaud durante el casting. La luz del conocimiento y la belleza entre tanta suciedad y conspiración maléfica. La criatura opuesta del lado derecho del tímpano. La que tiende la mano a Dios, aunque con cierto orgullo intelectual, siempre en pos del bien. Su personaje es todo: el bien, la inteligencia, la deducción y la transmisión del conocimiento.  


La arquitectura… 
La palabra espectacular es un pobre cúmulo de letras al lado del diseño de producción de las películas de Annaud (Siete años en el Tibet, El oso, Enemigo a las puertas, El último lobo). Un adjetivo que con la fotografía de Tonino Delli Colli y la música de James Horner aumenta más si cabe. Porque la arquitectura no es solo ella misma, sino todo lo que la habita y la rodea. Fiel a la historia. Rodada entre el monasterio cisterciense de Eberbach (pese a que el arte cisterciense alcanzó su apogeo en el siglo XII, y que a principios del XIV muchos de estos monasterios quedaron en ruinas, este monasterio sobrevivió) y los grandiosos decorados construidos en Italia. Con la niebla y la nebulosa y húmeda suciedad siempre presentes. Y una música anacrónica y con cierta atonalidad, grave, solemne y sobretodo misteriosa, que incrementa la oscuridad del entorno; acompañada de los siempre inquietantes cantos gregorianos, cuyo eco transmite más que ningún otro elemento, la forma, la función y el espacio de esta arquitectura religiosa. Enorme.  



Los códices… 
El conocimiento. Se puede depender de él como de una droga. Más aún incluso. Querer más y más. Llegando a matar. Muerte por curiosidad intelectual. Lo creo. Y en la Edad Media, es que algunos siguen considerando oscura, el conocimiento era parte esencial. Los monasterios eran criaderos de eruditos. Hombres proponiendo teorías hasta debajo de las piedras (o de la mugre). Hombres afanados hasta perder la vista y sangrarle los dedos en copiar esos textos para su transmisión futura. Sin ellos, hoy no sabríamos ni la mitad. Hoy solo sabríamos que sabríamos absolutamente nada. La oscuridad medieval no es tal. Es luz y nada más. 
Las bibliotecas y scriptorium son parte esencial de la historia. En la película no falta detalle, como no falta en la descripción que de ellos hace Adso en la novela: “El scriptoprium me parecía un tranquilo y jubiloso taller del conocimiento. Los sitios mejor iluminados estaban reservados a los restauradores, miniaturistas, expertos y copistas. Cada mesa tenía todo lo necesario para pintar. Tinteros, plumas finas que muchos monjes afilaban con cuchillos, piedras pómez para fijar el pergamino y reglas para trazar las rayas de los versos”. 


Miniaturistas. Porque no solo había textos. Las letras se acompañaban de dibujos de no menor significado. Parte fundamental de la historia del arte. De entre los millones de códices iluminados que existen, los beatos merecen mención importante. Umberto Eco lo sabía y por eso los incluyó como parte de la trama principal. Sumergirse en su iconografía apocalíptica es bucear por los colores, los ojillos redondos y expectantes de las figuras, criaturas infernales y, por su puesto Dios. Sumergirse doblemente en un beato y en El nombre de la rosa, es el colmo del éxtasis cinematográfico, artístico e intelectual. Tu cabeza puede entrar en un bucle con forma de escalera de caracol de biblioteca de monasterio. 

Yo aún sigo subiendo y bajando por esas escaleras: Stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemos… 


Valoración: 8.5 / 10 
EL NOMBRE DE LA ROSA, “THE NAME OF THE ROSE” (1986)
Director: Jean-Jacques Annaud 
Reparto: Sean Connery, Christian Slater, F. Murray Abraham, Michael Lonsdale, Valentina Vargas, Ron Perlman, Feodor Chaliapin Jr., William Hickey, Volker Prechtel, Leopoldo Trieste, Helmut Qualtinger, Elya Baskin, Michael Habeck, Urs Althaus, Vernon Dobtcheff, Andrew Birkin 
Género: Drama, intriga, religión 
Duración: 131 min.

 

CRÍTICA DE THE EAST (2013)

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SECTAS, CINE Y BRIT MARLING 
Por Lucía Pérez García 




Me gustan especialmente las películas de Brit Marling. Actriz, guionista, productora y directora (el documental sobre boxeo Boxers and ballerinas, 2004). Incluso cuando la película es mala (Posthumous; Lulu Wang, 2014), su presencia resulta interesante. Nada rimbombante ni llamativa. Una chica normal con mucho talento y muchas ganas de hacer buen cine, con buena gente. Ni superproducciones ni megablockbusters. Cine independiente pero, atención: de género, y de mucha calidad: Otra tierra (Mike Cahill, 2011), Pacto de silencio (Robert Redford, 2012), Orígenes (Mike Cahill, 2014), The better angels (A.J. Edwards, 2014), The Keeping Room (Daniel Barber, 2014)… 


The east es su tercer trabajo como protagonista y coguionista con su amigo Zal Batmanglij. El segundo en el que tratan el tema de las sectas tras Sound of my voice (2011), posiblemente una de las mejores películas sobre el género junto a Martha Marcy May Marlene (Sean Durkin, 2011). Un género que viene de largo: La noche del demonio (Jacques Tourneur, 1957) es un buen ejemplo. Que en aquel 2011, hizo pleno: además de las dos ya citadas, Kill List (Ben Wheatley), Red State (Kevin Smith) o El soldado de Dios (Marc Foster). Qué alcanzó una buena cima con The master (Paul Thomas Anderson, 2012) y la expresión ácida y desencajada de Joaquin Phoenix. Y que todavía sigue dando guerra: Colonia (Florian Gallenberger, 2015), aún sin fecha de estreno en España, o la reciente Acantilado (Helena Taberna, 2016). Y es que las sectas dan para mucho: drama, intriga, terror, fantasía, acción… de todo puede haber dentro de los oscuros entresijos de estos misteriosos grupos. 


The east se cuela directamente en los primeros puestos de la lista. Bien documentada a través de las experiencias reales de Marling y Batmanglij en colectivos anarquistas, mezcla investigación policial, intriga, romance, terrorismo,  dramatodo lo que te cabe esperar, o no, de una secta. Austera como todo lo que lleva la firma Marling. Elegante, inteligente, sucia en su limpieza y con un fondo, un objetivo y un desarrollo que mantienen activo y reflexivo al espectador en todo momento. Y con un reparto igualmente “indi” encabezado por la propia Marling, Alexander Skarsgård, otro actor que me interesa especialmente, y Ellen Page, cuya presencia más que interesarme me provoca un leve desasosiego. Lo único que parece salirse del término “indi” es la presencia de Harry Gregson-Williams en el apartado musical, compositor de la saga Shrek o Marte (Ritley Scott, 2015). Pero lo único que desentona es eso, su presencia, porque su música encaja a la perfección en el conglomerado independiente general. 

Ver películas sobre sectas, curiosamente, “engancha”, y The east es una de las que más contribuyen a la adicción. 


Valoración: 8.5 / 10 

THE EAST (2013) 
Director: Zal Batmanglij 
Reparto: Brit Marling, Alexander Skarsgård, Ellen Page, Toby Kebbell, Shiloh Fernandez, Aldis Hodge. Danielle Macdonald, Hillary Baack, Patricia Clarkson, Jason Ritter, Julia Ormond 
Género: Thriller, drama, sectas. 
Duración: 116 min. 


CRÍTICA ANTES DE TI (2016)

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SONRISAS Y LÁGRIMAS 
Por Lucía Pérez García 





Antes de ti habita bajo la misma estrella de intocable, viviendo su propia love story y pensando: si decido quedarme, ahora y siempre, quizás pueda desarrollar una teoría del todo con mi pie izquierdo y un poco de amor. Solo quizás, claro. ¿Conclusión? Millones de pañuelos de papel deshaciéndose por acumulación intensiva de lágrimas y moquillos llorones. Snif, snif. Pocos serán los ojillos curiosos que se acerquen a echar un vistazo y no terminen, al menos, levemente inundados. ¡Malditas historias fabricadas en serie, con extra de glucosa y protagonistas guapos que viven historias trágicas de amor! 


Sin novedad en el frente pero con cierto encanto en forma de felicidad de colorines. Emilia Clarke pasa de reina de dragones a reina su propio país de las maravillas, lleno de trajes pintorescos, sonrisas, pensamientos positivos, y bendita y más feliz todavía inocencia. El agradecido y efectivo esfuerzo de Sam Claffin (con todo el trabajo y el dolor muscular que conlleva un papel de estas características) no le llega, sin embargo, a la suela de los moteados zapatos a uno de los personajes más encantadores, sino el que más, que haya dado el género de la llantina empalagosa. Aunque toda esa felicidad no haga más que ahondar en el resultado final de la emoción incontenida e incontenible y el acto más o menos voluntario de soltar una lagrimita. 


La cuestión no es llorar o no llorar, sino llorar o aguantarse el llanto. Al fin y al cabo, todos tenemos -unos más, otros menos, y otros sin reconocer- un lado cinéfilo bobalicón al que hay que complacer de vez en cuando. Visto lo visto en el género melodramático en cuestión, Antes de ti es una buena propuesta para darse un autoachuchón de color rosa y con un añadido extra de felicidad. 


Valoración: 6 / 10 

ANTES DE TI, “ME BEFORE YOU” (2016) 
Director: Tea Sharrock 
Reparto: Emilia Clarke, Sam Claflin, Matthew Lewis, Charles Dance, Vanessa Kirby, Jenna Coleman, Janet McTeer, Brendan Coyle, Ben Lloyd-Hughes, Hannah Flynn, Amber Elizabeth, Stephen Peacocke, Alexander Cooper, Richard Gouldin, Tony Paul West 
Género: Drama, romántico, discapacidad. 
Duración: 110 min. 


CRÍTICA DE DEMOLICIÓN (2015)

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DEMOLEDOR JAKE GYLLENHAAL 
Por Lucía Pérez García 




Wild, título de la anterior película de Jean Marc Vallée, podría serlo también de ésta. Naturaleza salvaje, soledad, rabia, un viaje de superación. La diferencia está en lo metafórico. Porque todo en la vida de Davis Mitchell, según él mismo, es una metáfora. Romper con todo y romperlo todo. Deshacerlo todo. Hacerlo pedazos. Separar cada pieza. Ver el interior. Procesos destructivos como búsqueda de uno mismo. El porqué de la frialdad y la ausencia absoluta de sentimientos. Reacciones espontaneas, inesperadas, desconocidas: metafóricas.  


Wild podría ser también un buen adjetivo para definir los trabajos de Jake Gyllenhaal. Mirada demoledora e inquietante. Frialdad emocional y física. Casi locura. Ojos enormes que arrasan con todo y contienen todo. Aunque no solo los ojos. Entero, demoledor. El día que el hombre dorado se decida por él, no caerá a sus pies, caerá hecho pedazos de vergüenza por no haber llegado antes. Destrozado ante la evidencia de un actor que se merece el reconocimiento desde Donny Darko, y que no para de demostrarlo año tras año: Brokeback Mountain, Prisioneros, Enemy, NightcrawlerY si a su lado ponemos a una Naomi Watts inspirada, poco más hay que decir.  


La simplicidad con la que es contada la película contrasta con la complejidad de la historia como el exterior y el interior del personaje de Gyllenhaal. El mismo contraste lo encontramos en la música (preexistente en su totalidad): de Chopin a “Sweaty Fingers” de Cave, “Psycho” de No Doubt o “Crazy on you” de Heart. Demolición, rabia y búsqueda. Sentimientos, pérdida y…búsqueda. Con el tono extraño y de autor que solo saben dar los canadienses, adaptado al estilo austero y de aire independiente de Vallée, y con leves reminiscencias malickianas. Demolición es una película extraña y difícil, a la vez que profundamente inquietante e intensamente emocional en su frialdad.  


Valoración: 6 / 10 

DEMOLITION, “DEMOLICIÓN” (2015) 
Director: Jean-Marc Vallée 
Reparto: Jake Gyllenhaal, Naomi Watts, Chris Cooper, Polly Draper, Wass Stevens, Judah Lewis, Stephen Badalamenti, Zariah Singletary, Alfredo Narciso, George J. Vezina, Helen Brackel, Ben Cole, Lytle Harper. 
Género: Drama 
Duración: 100 min.

 
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