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Channel: LA BRÚJULA DEL ARTE
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CRITICA THE SALVATION (2014)

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Director: Kristian Levring. 
Reparto: Mads Mikkelsen, Eva Green, Jeffrey Dean Morgan, Michael Raymond-James, Sivan Raphaely, Douglas Henshall, Mikael Persbrandt, Jonathan Pryce, Eric Cantona, Alexander Arnold, Nanna Øland Fabricius, Toke Lars Bjarke.  
Género: western.  
Duración: 92 min.  

Valoración: 6.5 / 10 
Por Lucía Pérez García 

El eurowestern es un género que suele presentarse ante el espectador en la forma de una carta de restaurante: Spaghetti Western, Chorizo Western, Marmitako Western, Western de Cantimpalo o el que ahora nos ocupa, el western “made in” Dinamarca o Potato Western. 

Dinamarca empezó a hacer westerns en los años del silente. Pero no fue hasta 1970, con Tough Guys of the Prairie, cuando el género se asentó con denominación culinaria propia. Con América, Italia y Alemania como principales referencias, estas películas mezclaban las convenciones del western clásico con la tradición cinematográfica danesa, que no era otra que la de la comedia: cowboys montados en pony, mezcla de música tradicional americana con canciones y melodías tontunas y alegres, curiosos vestuarios, decorados y localizaciones… Nada de eso tiene cabida en The Salvation, un western crepuscular de pies a cabeza (o de espuelas a sombrero) que podría haber salido de la pluma de Cormac McCarthy y la cámara de Sam Peckinpah. 

Oh bury me no in the lone prairie...
Solo faltan los indios para tener el paquete completo: diligencias, caballos, paisajes inhóspitos, vaqueros, colonos, venganzas, amenazas, tiroteos, muertes…Kristian Levring no se ha dejado nada en el bolsillo. La sensación de Salvaje Oeste en decadencia es continúa. Reflejada no solo en la oscura fotografía, sino en una arquitectura moribunda que se cae a pedazos y unos personajes perdidos en el ocaso de la moralidad. Consecuencia que lleva asociada la caída de una civilización y el comienzo de otra, simbolizada ésta última en el pozo de petróleo que pone fin a la historia. 

Con un reparto internacional encabezado por Mads Mikkelsen, cuyo personaje tiene algo del sufrimiento extremo de de professor de La Caza (Thomas Vinterberg, 2012) y el aura espectral de aquel soldado –éste también lo fue-, padre de un hijo asesinado, esposo de una mujer asesinada, pero cambiando a los gladiadores por pistoleros. Y rematado con Eva Green. Mujer de los ojos egipcios que suple las palabras con su mirada penetrante, enorme y perversa. 

Padre de un hijo asesinado, esposo de una mujer asesinada. Buscará venganza en esta vida...
Y es que en The Salvation las palabras son lo de menos. El silencio, tan solo roto por pequeños secciones de música y alguna que otra amenaza o maldición (en todos los idiomas posibles), conforman un western extremadamente serio al estilo de The Proposition (John Hillcoat, 2005). Demasiado. Tanto que puede llegar a cansar al más fanatico del Oeste, entre los que me incluyo. 

Eva Green, rápida y mortal.


 

CRÍTICA CARLITOS Y SNOOPY: LA PELÍCULA DE PEANUTS (2015)

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Director:Steve Martino 
Género: Animación.  
Duración: 93min. 

Valoración: 8.5 / 10 



Por Lucía Pérez García 

La palabra felicidad puede definirse de muchas maneras. Una de ellas, está claro, es evocando a Gene Kelly en Cantando Bajo la Lluvia. Otra, es bailar como Snoopy. Morrito al cielo, brazos abiertos y patitas modo baile del sambito. Con eso y unas cuantas lucecitas de colores callejeras, la Navidad está servida.


Charlie Brown no ha renovado el armario en estos 65 años. Las creaciones de Charles M. Schulz parecen no haber cambiado desde entonces. Siguen teniendo esa especie de extraña melancolía, esa ración de realidad y ese mucho de ingenuo. Todos siguen siendo los mismos. Nada de adaptarlos a los nuevos tiempos. Porque en el mundo de los niños los mayores siguen sonando como trompas desafinadas. La animación digital no tiene nada que envidiar a sus antecesoras tradicionales. El volumen extraplano es la perfecta plasmación tridimensional de unos personajillos de perfil continuo. Y la melodía simplona de piano no se despega de la cabeza, en una adaptación de Christopher Beck que toca cada uno de los capítulos de la historia de forma diferente, desde los pequeños conjuntos hasta las grandes sinfonías: romántico, épico, cómico. Porque si en el día de un niño pasan millones de cosas, en el de un perro y una pandilla de pajaritos amarillos no hay tiempo suficiente para abarcar todas las aventuras.

Las pequeñas-grandes hazañas de Charlie Brown, muchas veces vistas pero igualmente disfrutables una vez más, se alternan con las legendarias aventuras de Snoopy. Al fin y al cabo, ambos persiguen lo mismo: a la chica del pelo rojo y a la perrita Fifi, a su heroica manera. Como si uno escribiera-literalmente- la historia del otro y el otro, a su vez, escribiera la del anterior. 

No hay excusa para no verla. Incluso si no eres del club ‘Peanuts’. Es época de pelis de animación. Es época de Snoopy. Porque Snoopy ha tenido siempre algo de navideño. Feliz Navidad Charlie Brown.


 

CRÍTICA MACBETH (2015)

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Director: Justin Kurcel. 
Reparto: Michael Fassbender, Marion Cotillard, David Thewlis, Elizabeth Debicki, Jack Reynor, Sean Harris, Paddy Considine, Julian Seager, David Hayman, James Michael Rankin, Barrie Martin, Ross Anderson.  
Género: Drama.  
Duración: 113 minutos. 
Valoración: 8.5 / 10 

Por Lucía Pérez García 

MACBETH.-En mi vida he visto un día más feo y hermoso a la par. 

Yo tampoco. Aquí me hallo entre la duda y la confusión. Entre lo que vi y lo que recuerdo. Entre el sí y el no. Las ganas podían conmigo. Amante ocasional de Shakespeare en mis sueños de las tardes de verano. Platónicamente entusiasmada por un tal Fassbender. Seguidora incuestionable de aquella que pugna por el trono de Francia con Juliette Binoche. Pocas veces tuve tan pocas dudas, ni tantas.  

MACBETH.- ¡Deteneos imperfectos oráculos: decidme más! 

Mis oidos no se distrajeron un momento. Un texto tan fiel y que no parece teatro. Fueron contados mis pestañeos. Los ojos se me llenaron de niebla y humo. De sombras y tinieblas. El paisaje inconmensurable, romántico hasta la muerte, amenazante, sublime. Él más oscuro e impenente de los que ha visto Macbeth. La naturaleza en todo su poder maligno, en toda su fortaleza justiciera. Casi invocando al Kurosawa de Trono de Sangre (1957), Kagemusha (1980) y Ran (1985). El trágico destino de Macbeth se dibujaba en cada partícula de aire. Y yo, con los ojos secos por no perder un segundo, no podía dejar de mirar.  


BRUJA 3ª.- ¡Salve, Macbeth, que en el futuro serás rey! 

Como Macbeth, Fassbender estaba destinado por los oráculos: Hunger (Steve McQueen, 2008), Fish Tank (Andrea Arnold, 2009), Shame (Steve Mcqueen, 2011), Jane Eyre (Cary Joji Fukunaga, 2011), 12 Años de Esclavitud (Steve McQueen, 2013), Frank (Lenny Abrahamson, 2014). Valentía, decisión, frialdad, violencia, vergüenza, arrepentimiento…lo ha sentido todo y nos lo ha hecho sentir. La locura de este rey escocés no sería la misma sin su cuerpo. Aunque podría haber sido más si la naturaleza y la oscuridad no le hubieran robado el protagonismo.  




LADY MACBETH.- ¡No más que la mirada franca! La alteración de las facciones es siempre de temer. ¡Lo restante dejadlo a mi cuidado! 

Podría haber sido más sin ese primer plano de Marion Corillard. Tan horrible por dentro como bella por fuera. Más fiera ella que el tiempo, ni los fenómenos osan restarle importancia. No solo es capaz de llevar al mismo rey a la locura.  


MACBETH.- ¡Veo iluminarse vuestro ardor! 

Un bosque en marcha. Un bosque que no esperas pero podrías esperar. Un final tan ingenioso como el propio Shakespeare. Tan visual y efectivo que si hubiera sido escrito hace siglos nadie le pondría pegas. Ahora tampoco. 


Solo la música que le acompaña podría haberle dado mayor intensidad. Potentísima al inicio. Obsesionada con la locura. Cercana a los sonidos de Toshiro Mifune. Merecía más en el punto culminante. Merecíamos que nos reventara el corazón de tensión, nervios y furia. Pero el hermano músico de los Kurcel, Jed, optó por lo escaso. Como en Slow West (John Maclean, 2015), pocos instrumentos. Los necesarios. Diferente. 



BANQUO.- ¿Va muy adelantada la noche?
FLEANCE.- Se ha ocultado la luna y no he oído el reloj. 

Los minutos pasaron sin avisar. Minutos densos y pacientes. Solemnes. Ni rápidos ni pausados. Minutos que exigen de una reflexión más larga de lo que su propia duración permite. Hoy no, mañana tampoco. Mejor el otro. Unos días para saborear un cine que precisa ser meditado. Tanto o más que el texto de Shakespeare. Aquel lo lees y no puedes dudar que es maravilla. La película la ves y solo te entran dudas. Será la ambición y la locura que son contagiosas. Me gusta hoy más que ayer pero menos que mañana.  


BRUJA 1ª.- ¿Cuándo volveremos a encontrarnos los tres en el trueno, los relámpagos y la lluvia? BRUJA 2ª.-Cuando finalice el estruendo, cuando la batalla esté ganada y perdida. 
BRUJA 3ª.-Eso será antes de ponerse el sol.  

Así empieza la obra de Shakespeare. Palabras que podríamos transponer a nuestros tres protagonistas: Kurcel, Fassbender y Cotillard. ¿Cuándo? Dentro de un año en ‘Assassin´s Creed’.  

LADY MACBETH.- ¡Nosotros fracasar!...Apretad solamente los tornillos de vuestro valor hasta su punto firme, y no fracasaremos. 

Ésto sí que no lo dudo. 


CRÍTICA STEVE JOBS (2015)

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Director: Danny Boyle 

Reparto: Michael Fassbender, Kate Winslet, Seth Rogen, Jeff Daniels, Katherine Waterston, Sarah Snook, Michael Stuhlbarg, Perla Haney-Jardine, Adam Shapiro, Jackie Dallas, Makenzie Moss, Afsheen Olyaie, Tina Gilton, Tom O'Reilly, Natalie Stephany Aguilar. 
Género: Biopic, informática.  
Duración: 121 min. 

Valoración: 8 / 10 
Por Lucía Pérez García 

Un dibujo y un saludo son los elementos clave del Segundo biopic del informático en dos años (documentales aparte). La rigidez y superficialidad de las máquinas quedan en un segundo plano tras una película de relaciones humanas. A diferencia de Joshue Michael Stern en 2013, a Danny Boyle no le interesa la narración lineal para contarnos los inicios del protagonista, sino el esbozo de su persona y entorno a través de tres momentos clave: los lanzamientos de Macintosh (1984), Next (1988) e iMac (1998); y tres lugares que parecen solo uno: las salas y pasillos del salón de Cupertino, el War Memorial Opera House y el Davies Symphony Hall; en los que se mueven afectos, rencores, disputas, recuerdos y reconciliaciones. ¿Las máquinas? También, pero como la parte fría y ambiciosa de un hombre que, como todos los genios, amaba más su trabajo que al resto del mundo. 

La relación de Jobs con su hija a la que tardo años en reconocer, ocupa gran parte de la película.
El siempre complicado e inteligente montaje de Boyle, su forma de colocar la cámara, y los intensos diálogos creados por Aaron Sorkin, no dan un segundo de descanso. Embotamiento mental asegurado. El espectador no puede permitirse un momento de pasividad. La interacción con los personajes es plena. El agobio y la desesperación se contagian con cada discusión (porque conversaciones, lo que se dice conversaciones, hay pocas). Y el estilo minimalista de la música de Daniel Pemberton, que aparece tan solo en esos momentos, acaba por crisparnos los nervios, empujándonos a desear la conclusión de las disputas, sea cual sea el resultado. 


Así acaba uno después de dos horas de intensos diálogos.

Fassbender, mucho menos parecido físicamente al Jobs real que Ashton Kutcher, se deja llenar por su espíritu y psicología de forma magistral, soltado las bárbaras parrafadas sin esfuerzo aparente. El actor se va desvaneciendo. Lo que queda al final es puro Jobs. Y qué decir de su compañera de viaje. Siempre impecable Kate Winslet. Capaz de sostener un combate a cualquiera. El resto del reparto no desmerece, con Seth Rogen y Jeff Daniels, demostrando que son tan válidos como cualquiera en su versión dramática, como vienen haciendo otros tantos cómicos en los últimos años. 

Fassbender, como Jobs, es el director de la orquesta.
Una historia que parece no tener final. Una vida que no dejará de contarse nunca. Steve Jobs ha llenado pantallas tanto como la cotidianeidad. Forma parte del día a día. Por eso, porque lo corriente es al final lo más interesante, Jobs seguirá apareciendo en todas partes. Finalmente, el genio ha sido elevado a divinidad. Yo prefiero elevar al Olimpo a Fassbender. ¿Y por qué no? A Winslet con él. 

Un impresionante duelo actoral.







CRÍTICA JOY (2015)

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Director: Davir O. Rusell.
Reparto: Jennifer Lawrence, Robert De Niro, Bradley Cooper, Isabella Rossellini, Diane Ladd, Édgar Ramírez, Virginia Madsen, Elisabeth Röhm, Dascha Polanco, Jimmy Jean-Louis, Madison Wolfe, Erica McDermott, Isabella Crovetti-Cramp, Arthur Hiou, Damien Di Paola.
Género: Biográfico, drama.
Duración: 124 min.

Valoración: 5.5 / 5
Por Lucía Pérez García 



El cine de David O. Rusell se puede definir en pocas palabras: dirección de actores. Nadie como él ha sabido sacar partido a Bradley Copper, perdido en cintas tan vanas como ‘Aloha’ (Cameron Crowe2015) o ‘Burnt’ (John Wells, 2015). Nadie como él ha sabido recuperar a un desfasado Robert De Niro, empeñado en comedias de tres al cuarto. Nadie como él ha sabido elevar a la gloria a Jeniffer Lawrence, más allá de ‘Los Juegos del Hambre’. Y sin embargo, nadie como él para darnos una decepción detrás de otra. Sus películas sufren de acumulación de premios que no acaban de hacerse realidad. Como tampoco acaban de cumplirse las expectativas reunidas con expectación ante cada uno de sus estrenos. Se les podría diagnosticar de falsa transcendencia a unas, de comedias regulares a otras, y de esperpento a las que restan (mejor no hablar de ‘Accidental Love’…). Ninguna acaba de convencer hasta el final, y el aburrimiento es mal compañero del cine. 


Parece que la cosa mejora cuando aparece en nómina la Lawrence con un papel destacado. No sé si por su presencia más carismática que la de Amy Adams, otra habitual del director, o porque sus historias suenan más entretenidas y se dejan ver. Sea como sea, el Globo de Oro es suyo de nuevo, confirmando todo lo anterior. Porque lo que es Bradley Cooper, no hace más que desmentirlo. Es difícil desde hace un tiempo ver su lado bueno, y otras cosas. Aquí ni O. Rusell ha sabido encarrilarlo. Podría protagonizar la increible historia del un actor que acabó convirtiendose en un mapache animado.


‘Joy’ es, en definitiva, una historia sobre una fregona tuneada con un Globo de Oro como aditamento. No hay nada interesante en el invento. La lucha de una mujer por una causa es un asunto demasiado repetido últimamente, que llevado a un utensilio de limpieza acaba por perder los papeles. El ambiente familiar que rodea a la protagonista es algo más que absurdo y surealista, rozando la estupidez. Solo algunos momentos, como al llegada de De Niro, pulsan el botón de la risa, o al menos de la simpatía. Si las mopas limpiaran los engaños, O. Rusell tendría un duro trabajo por delante. 


 

CRÍTICA LA CHICA DANESA, “THE DANISH GIRL” (2015)

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Director: Tom Hooper
Reparto: Eddie Redmayne, Alicia Vikander, Amber Heard, Ben Whishaw, Matthias Schoenaerts, Victoria Emslie, Adrian Schiller, Richard Dixon, Paul Kerry, Helen Evans, Michael Gade Thomsen, Alicia Woodhouse.  
Género: Biográfico, drama, transexualidad.
Duración: 120 min.  

Valoración: 7.5 / 10
Por Lucía Pérez García 

Tom Hooper es un director que todo lo que toca se convierte en premio. Ya sea para cine o para televisión. Ya sea Oscar, BAFTA o Emmy. Trabajar con él es éxito asegurado. Imagino una larga cola de actores pegándose puñetazos para trabajar con él. A Paco Delgado pegado al teléfono, esperando la próxima llamada del londinense. A Alexandre Desplat, en los pocos segundos que le quedan libres de su ajetreada vida, acumulando borradores y melodías. Y al propio Hooper, tranquilamente en su casa, con un aura brillante alrededor. 


Si algo destaca sobre lo ya destacado de las películas de Hooper, es su aspecto. Tan bonitas y agradables de ver que uno sale con los ojos renovados. Si a eso le añadimos el mundo de la pintura, como es el caso de ‘La chica danesa”, las pupilas empiezan a despedir chiribitas. El diseño de producción, el vestuario, el maquillaje…y las pinturas. El lienzo perfecto para que los actores se apropien de sus personajes como la propia Lili lo hizo en el cuerpo de Einar Wegener.


De Eddie Redmayne no hay nada que no se haya dicho. Alicia Vikander está al mismo altísimo nivel de secundarias como Marion Cotillard en ‘Macbeth’ y Kate Winslet en ‘Steve Jobs’. Lucha a muerte asegurada en los Oscar. Y atención a Matthias Schoenaerts, uno de los mejores actores del momento y que todavía no ha sido valorado como se merece. Y a Ben Whishaw, que así como quien no quiere la cosa anda metiendo cabeza en multitud de proyectos importantes (‘Spectre’, ‘En el corazón del mar’, ‘Sufragistas’, ‘Langosta’ y ahora ‘La chica danesa’).  


Una pena que, tras todo esto, se haya perdido parte de la profundidad del proceso interior de Einar. Unos minutos más en la primera parte. Una música menos Desplat-pluriempleado (suena demasiado a ‘The imitation game’) y más Desplat-brillante. Un algo que difumine ese salto que el guión no sabido reflejar tan complejamente como debería. Y sin embargo, se puede sentir el dolor. 



Después de ver una película sobre pintura siempre es interesante aprender un poco sobre los autores. Más que Einnar, me ha llamado la atención la obra de Gerda. Entre un expresionismo cercano a Otto Dix y Modigliani, el cubismo y las influencias orientales. Viendo sus cuadros se puede entender perfectamente la situación por la que estaba pasando. Sus miedos, sus obsesiones, sus traumas, la nueva vida que se vio obligada a aceptar. Todo ello mezclado con un éxito que llegó en el momento menos esperado, y gracias al hecho menos agraciado que pudiera imaginarse en su vida.
Sus pinturas son monotemáticas. Lili y lo femenino lo ocupan todo. No hay lugar para el hombre. La desaparición del hombre de su vida borró cualquier rastro del género masculino. Retratos de Lili, autorretratos, otras mujeres e incluso mujeres con mujeres en uan serie de ilustraciones eróticas. Su vida debió de ser tan confusa como la de Einnar-Lili. 


Autoretrato

 

CRÍTICA LA GRAN APUESTA, “THE BIG SHORT” (2015)

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Director: Adam McKay  
Reparto: Christian Bale, Steve Carell, Ryan Gosling, John Magaro, Finn Wittrock, Brad Pitt, Hamish Linklater, Rafe Spall, Jeremy Strong, Marisa Tomei, Melissa Leo, Stanley Wong, Byron Mann, Tracy Letts, Karen Gillan, Max Greenfield, Margot Robbie, Selena Gomez, Richard Thaler, Anthony Bourdain.
Género: comedia dramática, crisis económica. 
Duración: 123 min.  

Valoración: 6.5 / 10
Por Lucía Pérez García 



En una gran apuesta, ciertamente, hacer una película sobre un tema tan complicado. El reparto ayuda. Es bastante agradecido ver a Ryan Gosling sin ojos de hombre congelado. Sorprendentemente increíble comprobar la habilidad de Christian Bale para fingir un ojo de cristal en los primeros planos. Curiosa la pequeña participación de Brad Pitt. Y por no olvidar al cuarto en discordia, simplemente correcta la postura de Steve Carrell ante otro papel dramático, aunque parezca el primo del John du Pont de ‘Foxcatcher’ (Bennett Miller, 2014). Pero todo es tan tremendamente difícil de seguir que llega un momento en el que directamente desconectas de los diálogos y te dedicas a observar, pues eso, al reparto. Pero el principal, porque algunos secundarios, como Jeremy Strong, fuerzan demasiado. 


Cuando un director se ve obligado a insertar breves explicaciones “para tontos” protagonizadas por personajes tan curiosos como Margot Robbie en la bañera, algo falla. Los conceptos económicos son tan enrevesados que ni las metáforas culinarias del chef Anthony Bourdain, en una época de invasión gastronómica, pueden ayudarnos a digerirlos. Quizás el contexto, ayudado por montajes alusivos a la cultura de masas, el consumismo y las consecuencias directas de esos movimientos monetarios que se resisten a nuestro entendimiento; aportan un poco de cercanía y nos insertan dentro de una trama que va ganando algo de emoción hacia el final. 





Buena idea y muy diferente de lo que nos tiene acostumbrados McKay, buen reparto,  excelente montaje -lo mejor- y buen guión, pero demasiado complicado, y un poco aburrido, para quienes, como yo, están tan familiarizados con los conceptos bancarios que se quedan atrapados entre las puertas de las oficinas y sus fastidiosos timbrecitos y cartelitos de “tire-empuje”.


CINE Y ATLETISMO: SARAH PREFERS TO RUN, "SARAH PRÉFÈRE LA COURSE" (2013)

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Director: Chloé Robichaud
Reparto: Hélène Florent, Sophie Desmarais, Micheline Lanctôt, Geneviève Boivin-Roussy, Benoît Gouin, Ève Duranceau, Julianne Côté, Catherine Renaud, Pierre-Luc Lafontaine, André Beaupré, Jean-Sébastien Courchesne.
Duración: 94 min.

Valoración:
-Cinéfila: 4.5 / 10
-Motivación: 1 / 10 
-Técnica: 1 / 10 
Por Lucía Pérez García

Aquel atleta que no haya puesto el atletismo por encina de todo en algún momento, que tire la primera piedra. Sarah, la protagonista de esta película, lo tiene claro: lo único que le gusta en el mundo es correr. El resto, incluida su salud, es secundario. Curiosamente, si algo falta en la historia es atletismo. Y cuando aparece, lo hace de forma ridícula e irritante. Las sesiones parecen salidas de las antiguas escuelas europeas, entrenadora incluida. No falla el omnipresente estiramiento pendulante que ya nadie hace pero que el cine considera imprescindible en toda película de atletismo que se precie. La técnica de las chicas es digna de un catálogo de ropa deportiva. Y las marcas de 800 no cuadran, ni de lejos, con todo lo anterior. 


La directora francesa Chloé Robichaud no consigue en ningún momento transmitir la pasión por el atletismo que, supuestamente, tiene la protagonista. Tampoco los nervios, la tensión y el miedo de la competición. Como buen cine europeo contemporáneo, todo está demasiado enfocado hacia el interior. ‘Sarah prefers to run’ es una película sobre la obsesión como concepto, más que como forma de vida del deportista. Y el personaje de Sarah está más cercano a la depresión que a la continua focalización en la carrera. Casi no habla, no se ríe, no tiene amigos, no se relaciona practicamente con su familia, pasa absolutamente de todo menos de correr, incluso del espectador. Correr y nada más. Es decir, precisamente eso que no nos enseña la directora. Puede parecer aburrida y mal estructurada. 

Como contigo porque no tengo más remedio...
Si no pudieras correr ¿que harías?
Cuando el correr no te deja dormir.

La historia se divide en varios tramos separados por frases que decaen en motivación o por montajes abstractos que deberían situarnos en el espacio. No hay forma de saberlo, ni tiene razón aparente alguna. El acompañamiento musical brilla por su ausencia -algo, por otra parte, corriente en este cine europeo- acompañando el silencio de Sarah. Y el final... habrá a quien le guste y le intrigue, habrá a quien le indigne y habrá quien piense que es una tontería.  

A sus puestos...¿Quieres saber qué pasará al final?
En fin. Lo que nos queda es contemplar un poquito de nosotros mismos si nos lleváramos al extremo. No hay forma de saber porque nos obsesiona tanto un deporte que nos hace sufrir tanto a diario. Algo nos pasa en la cabeza cuando de no tener ganas de entrenar pasamos a morir tirados en una pista, en medio de la calle, en un parque o donde quiera que haya un sitio para correr y un suelo para arrastrarse después de las series, mirar el crono y sonreír de satisfacción. Cosa que nunca hace Sarah…porque su obsesión no le permite disfrutar de correr. De todas las películas podemos aprender algo. 

 

CRÍTICA LA JUVENTUD, "YOUTH" (2015)

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Director: Paolo Sorrentino.
Reparto: Michael Caine, Harvey Keitel, Rachel Weisz, Paul Dano, Jane Fonda, Tom Lipinski, Poppy Corby-Tuech, Emilia Jones, Mark Kozelek, Rebecca Calder, Anabel Kutay, Ian Keir Attard, Roly Serrano.
Género: drama, vejez.
Duración: 118 min.

Valoración: 8.5 / 10 
Por Lucía Pérez García 


La cámara de Paolo Sorrentino tiene ese no sé qué, esa “gran belleza” que me hipnotiza hasta el punto de no saber por qué. Sus películas son pura estética del arte. Convierte la fealdad en belleza y la belleza en algo indescriptible, más allá del gusto o de cualquier convención. Convierte el espacio en algo por lo que poder deslizarse y el tiempo en algo fascinante. Convierte la vejez en la edad primigenia. Guardiana de la sabiduría y foco de meditaciones, desde la razón hasta el más absurdo de los absurdos. Es manierista y afectado. Incluso pretencioso. Entonces ¿Por qué me gusta tanto? Ya lo he dicho. No lo sé. 
 
¿El Gran Hotel Budapest?
¿Se ha colado Wes Anderson en el rodaje?
‘La juventud’ hay que verla desde dos perspectivas extremas: desde ella misma y desde la vejez, en ciertos aspectos una segunda juventud. Porque, como dice el personaje de Harvey Keitel, los jóvenes ven el futuro muy cercano y los ancianos ven el pasado muy lejano. En ambas visiones la melancolía siempre está presente. En la sensación de los años que pasan y en la de que todo lo que tenía que pasar ya ha pasado. Pero Sorrentino, como en ‘La gran belleza’, toma prestados los ojos de quien ha vivido demasiado y contempla el ahora con una mezcla de nostalgia, disfrute vano y desagrado. Los jóvenes son el adorno (contémplese todas las tipologías) que da magnificencia a la edad dorada. 

La melancolía...
La nostalgia...
La juventud y sus problemas.
Decir mucho es ser tan manierista como el mismo director. Es abrir los ojos a su mundo lo que lo explica todo. A un Michael Caine capaz de dirigir la orquesta de la naturaleza, vacas y cencerros incluidos. A los fantasmas del pasado de Harvey Keitel, convertidos en cine. A la mortal diva Jane Fonda. Al genialísimo Paul Dano, un actor que es el más claro ejemplo de fealdad llena de belleza. A la imaginación melancólica de un cine que lleva lo italiano en la sangre: la belleza, y me repito, de Visconti (y ¿por qué no? Algo de ‘Muerte en Venecia’); y el surrealismo, la decadencia y la nostalgia de Fellini. A un mundo donde el drama es comedia, la comedia es tan absurda como el drama, todo es increíblemente siniestro a la vez que atrayente y, sobre todo, a un mundo donde la arruga es bella. 

Harvey Keitel y la vida entera de un director de cine.
Michel Caine, un gran director de orquesta,  mejor actor en los premios del cine europeo.



CRÍTICA LOS ODIOSOS OCHO, “THE HATEFUL HEIGT” (2015)

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Director: Quentin Tarantino.
Reparto: Samuel L. Jackson, Kurt Russell, Jennifer Jason Leigh, Bruce Dern, Tim Roth, Dana Gourrier, Demian Bichir, Walton Goggins, Michael Madsen, James Parks, Channing Tatum, Zoë Bell, Lee Horsley, Gene Jones, Keith Jefferson, Craig Stark, Belinda Owino.   
Género: western, comedia, intriga. 
Duración: 167 min. 

Valoración: 9 / 10 
Por Lucía Pérez García 
“Un hombre tiene que hacer lo que un hombre tiene que hacer”. Pensaba Tarantino mientras encendía el televisor. En su cabeza resonaban silbidos lejanos, voces onomatopéyicas, ruidos extraños de coyotes y disparos. "El mundo se divide en dos categorías: los que tienen el revólver cargado y los que cavan. Tú cavas". Le dijo aquel hombre sin nombre mirándole con ojos de primer primerísimo plano. “¿Qué yo qué?”, respondió Tarantino indignado. “Yo me sé una mejor: cuando un hombre con un Winchester conoce a un hombre con una pistola, el hombre de la pistola es hombre muerto. Yo tengo el Winchester. Yo gano. Tu cavas”. Entonces Tarantino agarro el mando y apagó la tele. Clint Eastwood se esfumó. “Cobarde”, pensó. Escupió a la pantalla, tomó el último trago de cerveza que quedaba en la lata, agarró su famosa caja de cigarrillos personalizada y se fue al balcón a escribir. ¿A escribir? ¿Un hombre con un Winchester? Sí, porque un hombre tiene que hacer lo que tiene que hacer, y Tarantino tiene que escribir westerns, porque alguien tiene que tomar el relevo de los maestros. El western es demasiado joven para morir.


 “Hay cosas que un hombre sólo debe demostrarse a sí mismo y no al resto”. Meditaba el director americano mientras veía como su guión se filtraba. “Haré una lectura pública y luego, además, una película a lo grande. Y la gente irá a verla. Y buscará desesperada la versión de 187 minutos. Y pedirá otra. Porque yo soy el que lleva el rifle”. “¡Sí, señor!”, cantaron al unísono los fans de Tarantino. “Allí estaremos”, dijeron los cinéfilos habituales. “Como tú quieras”, susurró la crítica. Y, ¿Qué pasó? Que todos la vimos. ¿Y qué opinamos? Los tanrantinófilos salieron extasiados, la mayoría de los cinéfilos se divirtieron a lo grande y los críticos salieron divididos en dos bandos, los que pensaron que era más de lo mismo y los que se calzaron las botas de cowboy. Pero todos, absolutamente todos, salieron bañados en sangre. Y puedo asegurar que todos, absolutamente todos –por mucho que lo nieguen-, se rieron, disfrutaron como enanos y  estuvieron intrigados hasta el final de las casi tres horas de metraje.¿La razón? Tarantino, una vez más, como en ‘Django desencadenado’, nos apuntaba con su muy personal rifle.


Tarantino volvió a su sillón y encendió de nuevo la tele. Allí estaba esperándole todavía aquel hombre sin nombre. Dedos nerviosos acariciando el revolver. Ojos gigantescos ocupando la pantalla. Un solo de trompeta. Tarantino hace un pequeño movimiento y deja el rifle en el suelo. Viene en son de paz: “Por fin entendí la moraleja en la historia de tu abuelo” le dijo a su enemigo. “Esa de la vaca que entierra al pajarito en sus heces para mantenerlo caliente y luego llega el coyote y se lo come. Es la moraleja de los nuevos tiempos. No todo el que te cubre de mierda trata de lastimarte y no todos los que te saquen de ella lo hacen para ayudarte”. “Y aun así, después de tantas críticas y complots ¿Estás empeñado en hacer otro western?”, preguntó Clint. “shut your fucking mouth”. De la pantalla salió disparado un super chorro de sangre color kétchup.


Mientras todo esto ocurría, escondido en una esquina estaba un compositor con un pequeño cuaderno de pentagramas. Morricone era su apellido. De nombre Ennio. Tarantino también le había amenazado con el rifle. Al principio resistió. Fueron muchos años de temas y canciones robadas e insertadas sin ton ni son. Pero Morricone era hombre de pistola. Y “las pistolas no discuten”. Le compuso un tema. Tarantino el seguía apuntando. No estaba satisfecho. Morricone compuso otro, luego otro, y así hasta una banda sonora completa. Entonces sacó su trompeta y tocó a “Degüello”. El Winchester cayó al suelo. 



 Las manchas de sangre son complicadas de quitar cuando vienen de un western de Tarantino. Son odiosas, pero como estos ocho, pasarán a la historia como uno de los duelos más importantes en la batalla por el nuevo dominio del western. ¿Quien disparará el próximo?


PD: algunas de las frases entrecomilladas están sacadas de famosos westerns que seguro que ha visto Tarantino cientos de veces¿Puedes adivinar de cuales?

PRÓXIMAMENTE: no te pierdas el análisis de la BSO en De Fan a Fan. 
 

CRÍTICA SPOTLIGTH (2015)

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Director: Thomas McCarthy.  
Reparto: Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams, Liev Schreiber, John Slattery, Stanley Tucci, Brian d'Arcy James, Gene Amoroso, Billy Crudup, Elena Wohl, Doug Murray, Sharon McFarlane, Jamey Sheridan, Neal Huff, Robert B. Kennedy, Duane Murray, Brian Chamberlain, Michael Cyril Creighton, Paul Guilfoyle, Michael Countryman.  
Género: drama, periodismo, abusos a menores. 
Duración: 121 min.  

Valoración: 6 / 10 
Por Lucía Pérez García 

Una película especial Oscar: reparto estratosférico, tema candente basado en hechos reales, compromiso social, investigación… no hay detalle que no se haya tenido en cuenta para hacer de Spotlight una de las películas de la temporada de premios. Bueno, solo uno, el rechazo que pueda provocar en algunos esa pérdida de la fe a causa de unos cuantos chalados pasados de rosca. Algo que, sin embargo, puede verse desde otra perspectiva: la de la necesidad de encontrar a los culpables que restan credibilidad a una institución cuyo objetivo principal está muy lejos de lo que esos indeseables hacen ver.  

Polémicas a parte, Spotlight se enfunda el traje de periodista hasta llegar al tópico, sin caer por ello en el aburrimiento de los despachos grises, las persianas, los archivos y los jefes de redacción. Curiosamente, un mundo tan seco y poco atractivo cuando se mira desde el exterior, ha dado películas imprescindibles. El secreto radica en dos cuestiones: sacar los trapos sucios del negocio o, principalmente, saber llevar la investigación hasta extremos intrigantes. Spotligth escoge con acierto la segunda. Transmite la emoción del descubrimiento de un dato insignificante pero valioso. El ajetreo y las prisas del trabajo. Mantiene el suspense y la tensión de forma moderada y sin sobresaltos. Y acaba como debe acabar. Correctamente correcta, y sin mostrar el lado más oscuro y desagradable del asunto.


A todo ello se une el reparto. Al que las nominaciones le salen por las orejas. Más que efectivo en conjunto. Un poco menos de forma individual, donde destacan algunos secundarios más secundarios, como un Stanley Tucci casi irreconocible. Mark Ruffalo, por ejemplo, se debería haber ganado su nominación por Infinitely Polar Bear (Maya Forbes, 2014) más que por su ansioso periodista. Y Michael Keaton se quedará otra vez con las ganas. Nada de ello quita el excelente trabajo de grupo. 


No sé si esta llamada al periodismo tradicional de investigación que viene reclamando el cine tendrá su eco en la realidad. Al menos, nosotros podremos disfrutar de películas bien hechas (hace unas semanas se estrenaba La verdad, con Robert Redford y Cate Blanchet, mucho mejor en mi opinión y con un paso más que desapercibido), a la vez que conocemos noticias que revolotean a nuestro alrededor mientras que nosotros, ajenos, no le damos la menor importancia. 



CRÍTICA CREED. LA LEYENDA DE ROCKY (2015)

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Director: Ryan Coogler 
Reparto: Michael B. Jordan, Sylvester Stallone, Tessa Thompson, Phylicia Rashad, Will Blagrove, Juan-Pablo Veza, Andre Ward, Tony Bellew, Philip Greene, Manny Ayala, Cory Kastle, Vincent Cucuzza, Christopher Weite.  
Género: Drama, boxeo, secuela.  
Duración: 132 min.  

Valoración: 6.5 / 10 
Por Lucía Pérez García  

A las películas de boxeo no se les puede buscar las cosquillas. Son todas iguales: chico problemático o con traumas del pasado, entrenador reticente, la chica de turno y el combate final con los familiares atentos a la pantalla. Y pese a ello, son carne de premios de todas clases. Será el afán de superación, será la espectacularidad de los entrenamientos acompañados de motivantes temas musicales, será la tensión y emoción de los combates. En fin. Vista una vistas todas. Pero nunca nos quedamos KO. Siempre estamos listos para un nuevo asalto. 

Creed en modo Flash
Creed no es diferente al resto. Lo que la hace especial es que toma el relevo de la saga por excelencia. Que no siendo distinta, ha sido capaz de fijar más instantáneas y momentos míticos que todas sus compañeras juntas -¿Quién no ha entrenado alguna vez con “Eye Of The Tiger” de fondo?-. Con tales precedentes, Creed no podía menos que mantenerse a la altura. Y para ello recurre a dos piezas diferenciadas. La perteneciente al nuevo candidato a leyenda, con un contexto totalmente actualizado, principalmente en el terreno musical. Y la nostálgica, con aires ochenteros, homenajes y un Rocky que pese a haber envejecido sigue tan Balboa como siempre. Ambas se combinan bien, pero Ryan Coogler no consigue crear la leyenda que se espera del sucesor del hijo de Apolo Creed, cayendo en la exageración y casi el esperpento en la escena supuestamente culminante que reúne toda la motivación –esa carrerita con las motos…- y mostrando demasiado apego a la cultura negra, por otra parte sello personal de su corta filmografía (Fruitvale Station y la próxima Pantera Negra).

¿Y qué decir de Stallone que no se haya dicho ya? Todo actor que se precie debe tener en su haber una de boxeo: John Garfield, Kirk Douglas, Paul Newman, Robert De Niro, Rusell Crowe, Denzel Washington, Daniel Day-Lewis, Christian Bale, Will Smith, el siempre poco valorado Jake Gyllehaal y hasta chicas como Hilary Swank… casi todos con nominación o estatuilla incluida. Pero nadie ha tenido tanta trascendencia como Sylvester Stallone, que ya no sabemos si es él mismo o Rocky Balboa. Su físico inmenso le encasilla, pero cuando se funde con el boxeador es capaz de sacar lo mejor de sí mismo, hasta el punto de que deja de ser él. Quizás no se merezca el Oscar él, sino su personaje. 

Los entrenamientos más nostálgicos
Creedse coloca en los puestos delanteros del ranking sin subirse al pódium. Pero nos deja momentos magníficos como la primera parte del combate final, sin música, solo los golpes, jadeos, respiraciones alteradas y los gritos del público.

 

CRÍTICA CAROL (2015)

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Director: Todd Haynes. 
Reparto: Cate Blanchett, Rooney Mara, Sarah Paulson, Kyle Chandler, Jake Lacy, Cory Michael Smith, Carrie Brownstein, John Magard, Kevin Crowley, Gielreath, Ryan Wesley Gilreath, Trent Rowland, Jim Dougherty, Douglas Scott Sorenson, Nik Pajic.  
Género: drama, homosexualidad.  
Duración: 118 min.  

Valoración 10 / 10 
Por Lucía Pérez García 

Escribir sobre Carol y no parecer exagerada es casi misión imposible. Y es que Carol solo tiene de malo que se acaba en el minuto 118.

Todd Haynes ha reunido la delicadeza del Ang Lee de Brokeback Mountain y las ansias de libertad femenina de Telma & Louise, y le ha dado el toque especial de la experiencia del que ha dirigido tantas obras sobre la homosexualidad, empezando por su propia vida. Allí donde se quedó Lejos del Cielo, empieza Carol. Allí donde empieza Carol tienen lugar el amor, la emoción, el descubrimiento, la elegancia y la sutileza. Tiene lugar la infinitud de Cate Blanchet. Una presencia que los ojos miran con otra luz, porque el espectro normal es incapaz de alcanzarla. Tiene lugar una Ronney Mara casi Hepburninana, que quiere “desayunar con diamantes”, pero teme enfrentarse a “la calumnia”. Tiene lugar el mejor Carter Burwell con precisos y apasionantes dibujos musicales. Tiene lugar todo aquello que se busca en una película, incluso más.

Pero Carol, más que nada, son ellas. Son las miradas y los gestos. Una mano en el hombro. Un roce sin querer. Se siente electricidad. Calambres y escalofríos flotando en la ambientación maravillosa de los años cincuenta. Quieren y no pueden, o no deben. Detrás de cristales de escaparates, coches y ventanas. Ellas miran siempre desde allí, desde donde todo queda empañado. Solo en la intimidad ese reflejo nebuloso deja de ser solo un reflejo, y los cristales desaparecen. Desaparecen las barreras que las separan de las convecciones sociales y desaparecen las siluetas borrosas para convertirse en sueños reales. ¿Se puede hilar más fino sin caer en el manierismo y la pretenciosidad? ¿Se pueden tener ganas de rebobinar y volver empezar? ¿Se puede ser tan injusto como para no haberla nominado a mejor película y mejor director? Se puede, y Carol es la confirmación. 




Próximamente: análisis de la BSO en De Fan a Fan

CINE Y ATLETISMO: MCFARLAND, USA (2015)

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Director: Niki Caro
Reparto: Kevin Costner, Maria Bello, Mariann Gavelo, Elsie Fisher, Martha Higareda, Morgan Saylor, Vincent Martella, Catherine Toribio, Daniel Moncada, Connor Weil, Diana Maria Riva, Carlos Pratts, Vanessa Martinez, Joshua Cooper, Chelsea Rendon, Natalia Cordova.  
Género: Atletismo, campo a través, basada en hechos reales.
Duración: 124 min.

Valoración: 
Cinéfila: 8 / 10 
Motivación: 10 / 10 
Técnica: 5 / 10 

Se acaba la película y, aunque sean más de las doce de la noche, lo único que me apetece es calzarme las zapatillas y salir a correr. Hasta el infinito y más allá. Y más allá, más, más allá aún. Sin pensar en nada. Correr y nada más. La superación está en todas partes. El trabajo, el sufrimiento, el orgullo, la recompensa. Cada plano está lleno de pensamientos positivos. Cada escena contiene un trocito más de libertad que la anterior. Cada secuencia es un descubrimiento del placer de la carrera. La película es, simplemente, la definición más explícita de lo que es correr.

Un cross en medio del desierto de California.
Todos los personajes recorren su propio camino gracias al atletismo. Desde el chico gordito hasta el propio entrenador. Los tópicos, que hay muchos, ni importan ni se sienten como tales. El producto Disney ni se siente. Chicos de barrio marginal que salen de sus problemas gracias al atletismo, esta vez en la frontera mexicana. Una y mil veces visto. Nos sabemos el principio, el nudo y el desenlace como nos sabemos de memoria los 400 metros de la pista. Pero tiene algo que te impulsa hacia arriba. Como uno de esos rodajes que nos regalan las piernas de vez en cuando y que no quieres que acabe. Como cuando te sientes lento pero has corrido más que nunca.

Yo también ganaría si me animase Kevin Costner...
Atentos al crono, la bici...un entrenador peculiar sdonde los haya.

Puede que los métodos de entrenamiento sean extravagantes, pero en el fondo desearíamos probarlos. Puede que nos cuestionemos un poco al entrenador autodidacta, pero es Kevin Costner, por Dios ¡Kevin Costner! Quien ha bailado con lobos puede bailar con lo que sea. Puede que los chiquillos no tengan un físico privilegiado por fuera, pero son más grandes por dentro que cualquiera de nosotros. Puede que algunas competiciones nos resulten algo solitarias, pero nos encantaría correr uno de esos cross de cuestas eternas en medio de la más remota California. Puede que ahora mismo estés algo desmotivado, pero te prometo que después de ver McFarland, hasta los lanzadores y velocistas querrán ser fondistas por un día. 

Una forma curiosa de hacer cuestas...

Niki Caro, directora de En Tierra de Hombres (2005), ha sido capaz de elevar una película de Disney llena de clichés, a píldora motivadora, ganándose a la crítica (puedes hechar un vistazo a las valoraciones de metacritic aquí) y, estoy segura, a todo los atletas.

En palabras de uno de los chicos: “Volamos como mirlo entre los huertos de naranjas, flotando en el cálido viento. Cuando corremos, somos dueños de la tierra. La tierra es nuestra. Hablamos el lenguaje de las aves. No somos inmigrantes. No somos estúpidos mexicanos. Cuando corremos, nuestros espíritus vuelan. Hablamos con los dioses. Cuando corremos, nosotros somos los dioses”. 

Esfuerzo, trabajo y amistad.
El equipo original con su entrenador.


CRÍTICA DE LA HABITACIÓN, "THE ROOM" (2015)

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Director: Lenny Abrahamson.  
Reparto: Brie Larson, Jacob Tremblay, Joan Allen, William H. Macy, Megan Park, Amanda Brugel, Sean Bridgers, Joe Pingue, Chantelle Chung, Randal Edwards, Jack Fulton, Kate Drummond.  
Género: Drama.  
Duración: 158 min.  

Valoración: 7.5 / 10 
Por Lucía Pérez García 

El mito de la caverna y el del buen salvaje encerrados en una habitación. Una mirada a lo más profundo del ser humano. A los entresijos de la mente. Al instinto. A la imaginación y la subjetividad. Para meter tantos matices en tan poco espacio el director Lenny Abrahamson convierte la distancia entre las cuatro paredes en algo infinito. En un mundo entero llamado Habitación (con mayúscula), donde todo tiene nombre propio: Silla 1, Silla 2, Armario, Tele… y donde el apoyo mutuo entre una madre y su hijo de cinco años basta para conformar un universo propio del que escapar psicológicamente es más difícil que hacerlo de forma física. 


Abrahamson ya exploró la complejidad humana, aunque desde un punto de vista cómico y surealista, en Frank (2014), con un Michael Fassbender eternamente escondido bajo una super cabeza de cartón. En La Habitación la comedia solo llega desde el drama más traumático, siendo recibida con sentimientos contradictorios de alegría, compasión y tristeza. Como en La vida es bella (Roberto Benigni, 1997) y En busca de la felicidad (Gabriele Mucinno, 2009), es el niño, su ilusión, su fantasía, su capacidad de verlo todo con los ojos de un gigante y de sentirlo todo como un millón de veces más grande y mejor, el que suaviza una historia que de otro modo podría perfectamente pertenecer al género del terror psicológico. Y es Brie Larson quien, con su presencia, le da a la película un el toque definitivo de cine independiente que respira de principio a fin. 


Alargar la primera parte, mantener la tensión y la incertidumbre durante más tiempo sin desvelar la clave de un solo golpe, y pulir algunos matices de la segunda mitad, como la facilidad policial o el descubrimiento esbozado más que dibujado, hubieran hecho de La habitación una película más que genial (que realmente lo es). Y aun así,el pequeño patinazo de la segunda parte y todos estos elementos se acaban olvidando con el final. Significado y significante de todo el conjunto. 


 

CRÍTICA LA VERDAD DUELE, "CONCUSSION" (2015)

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Will Smith, en Concussión, demuestra que puede ser un actor de verdad, aunque a algunos les duela...
Por Lucía Pérez García



Duele que el deporte de rendimiento tenga consecuencias, en ocasiones graves. Nos duele a los deportistas. A los que exponemos nuestra salud. Con razón. Pero a los que más les duele es a los que exponen otro tipo de salud: la económica. Empresarios y marcas millonarias que invierten cantidades enormes de dinero, deportistas solo de apariencia que solo piensan en coches, mansiones y gastos ilimitados; y todo un séquito variopinto que les rodea y que sale igual de beneficiado. En unos deportes más que en otros, claro. A este tipo de personajes la vida les entra y les sale por las tarjetas de crédito. Alabado sea el dinero, por muchas vidas que nos cueste. Lema contra el que luchó el Doctor Bennet Omalu, cuyo descubrimiento, al fin y al cabo, antes que acabar con el fútbol americano sirve de base para su mejora. Y eso cuesta demasiado dinero… 


Peter Landesman, en su escueta filmografía de dos títulos, es ya todo un experto en sacar a la luz hechos desconocidos, condenados a vivir en la oscuridad por su alto impacto social, político y económico. Tanto Parkland(2013) como Concussion, tratan historias difíciles de asimilar desde el punto de vista moral (principalmente americano). Ambas aciertan en destacar los hechos y relatarlos sin tomar partido. Cuentan y dejan hacer al espectador sin tramas radicales ni dramas que induzcan a ser parcial del todo. No hay manipulación sentimental. Es la historia y su lógica. 


Si algo puede empujarnos a sobrepasar la línea de la parcialidad un poco más allá de lo normal es el trabajo de Will Smith. Fuera de la comedia y la ciencia ficción existe un hombre diferente. Un actor que puede incluso emocionar. Con rasgos lo suficiente cambiados para meterlo en la piel de Omalu sin impedir la expresión y esconderlo tras profundas capas de maquillaje. Con el acento de un nigeriano afincado en Estados Unidos. Y con el carisma de sus personajes de En busca de la felicidady Siete almas (Gabriele Muccino, 2006 y 2008). La nominación al Oscar no hubiera quedado fuera de lugar, pero tampoco justifica el complot. ¿Qué tendría que hacer entonces Jake Gyllenhaal? 


Lo que más duele de Concussión es su traducción al español. ¿La verdad duele? Solución: versión original para no perder la esencia del trabajo de Will Smith y no llevarnos opiniones preconcebidas por un título que no hace justicia a una película más que interesante. 

Valoración: 7 / 10  

Director: Peter Landesman 
Reparto: Will Smith, Gugu Mbatha-Raw, Alec Baldwin, Eddie Marsan, David Morse, Stephen Moyer, Luke Wilson, Adewale Akinnuoye-Agbaje, Albert Brooks, Bitsie Tulloch, Matthew Willig, Paul Reiser, Richard T. Jones, Mike O'Malley, Arliss Howard. 
Género: Drama, fútbol Americano, medicina, basada en hechos reales. 
Duración: 123 min. 




CINE Y ATLETISMO: RUNNING (1979)

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RUNNING O CORRE MICHAEL, CORRE 
Por Lucía Pérez García 




La clave es no pararse nunca. Correr no tiene más misterio que seguir hacia delante. Cuesta lo que cueste. Ya lo decía Sergio Leone: la muerte tenía un precio. La victoria, personal y material, también. Ambas, muerte y victoria, forman parte de este deporte. No son nada una sin la otra. Para llegar a ellas, no vale rendirse.


La vida personal y laboral de Michael (Michael Douglas) es un fracaso. Su carrera deportiva está salpicada de abandonos. Lo único que le anima a seguir es el atletismo. Correr y correr para llegar a unos Juegos Olímpicos que supondrían su redención. Correr y correr para superar las barreras que le impiden ser feliz. Correr en contra de los obstáculos que representan la sociedad y la familia. Correr en contra de la tristeza y la impotencia. Correr como vía de escape y salvación. 


Michael es, en conclusión, un atleta con fama de pararse al que no vemos parado en toda la película. Corre al trabajo, corre al colegio de las niñas, corre de una casa a otra, por el parque, por medio de la carretera, en traje de chaqueta, en vaqueros, en calzonas. Michael podría ser el compañero perfecto de Forrest Gump si no fuera porque él si tiene un objetivo: llegar en forma a los trials y clasificarse para los Juegos.


Todo kilómetro es bienvenido. Intensidad, horarios, series, recuperación…, lo único que cuenta para Michael es el volumen. El volumen, la superación y el orgullo. Hasta el punto de tener su momento Rocky los días previos al maratón. Locura donde las haya. Incontable por sorprendente. Motivante solo en el cine. Aviso a navegantes: no hagan esto en sus casas.


Steven Hilliard Stern, director prolífico de televisión durante los ochenta, no termina de salir del formato para su primer largometraje importante fuera del medio casero tras la película israelí Neither by Day Nor by Night (1972). Tremendamente setentera desde el punto de vista técnico y estético. Increíblemente inverosímil. Pero el esfuerzo de un joven Michael Douglas para dar vida a este atleta redimido merece la pena. Mucho tuvo que correr. Y se nota (no da tanto la nota). También la merece el tramo olímpico final y el mensaje que nos deja: nunca te rindas. 

Valoración:
-Cinéfila: 5.5 / 10
-Motivación: 6 / 10
-Técnica: 6 / 10



RUNNING (1970)
Director: Steven Hilliard Stern.
Reparto: Michael Douglas, Susan Anspach, Lawrence Dane, Eugene Levy, Chuck, Shamata.
Género: Drama, atletismo, Juegos Olímpicos.
Duración: 102 min.



 

CRÍTICA ZOOLANDER 2 (2015)

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LA MIRADA MÁS ABSURDA DE DERECK "STILLER" ZOOLANDER. Y AÚN ASÍ, ES DIFICIL RESISTIRSE. 
Por Lucía Pérez García 



Más absurdo cuanto más lo piensas. Y si lo piensas, es absurdo. Al final, vale más no pensarlo y dejarse llevar al absurdo que convertirse en un ser absurdo que piensa mientras ve una comedia de Ben Stiller. No es la mejor (Ese puesto sin duda se lo lleva Tropic Thunder), pero sigue la línea de la risa por incontinencia de tonterías asociada con la cara de Stiller y, en este caso, con su “Blue Steel”. 

La parodia elevada a la máxima potencia, con cumbres como el anuncio mitológico de perfume, las cicatrices o las bromas con la muerte de Justin Bieber. Decenas de cameos. Decenas de estupideces. Decenas y decenas de…más estupideces. Decenas de razones por las que Penelope Cruz debería hacer solo comedia. Un malo que no. Un hijo que medio qué. Un final que tampoco del todo. Una secuela que no supera a su predesora. Menos mal que Derek y Hansel solo decepcionan como modelos. Menos mal que hay sandeces y boberías como esta, incoherentes y disparatadas, aptas para momentos de relax mental e, incluso mejor, para cuando el cerebro está a tope y pide una dosis de disparates. Sí, me gusta Ben Stiller y su "Blue Steel". 



CRÍTICA DE EL RENACIDO, "THE REVENANT" (2015)

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EL RENACIDO O EL ¿MERECIDO? TRIUNFO DE DICAPRIO E IÑÁRRITU 
Por Lucía Pérez García 

Atrás quedan Birdman y esa inesperada virtud de la ignorancia. En El Renacido no hay ignorancia que valga. Virtudes hay muchas (numerosos planos secuencia, tomas impresionantes, realismo extremo, tensión dramática...). Inesperadas ninguna. Quizás por acumulación y empeño dejan de ser virtudes espirituales para convertirse en virtudes cardinales, mucho menos virtuosas. Iñárritu se vuelve inmenso. Tan inmenso que asusta. Tan enorme que se le escapan las medidas hasta de los majestuosos paisajes del western. 

No, no es Robert Redford en La Aventuras de Jeremiah Johnson.
Echando la vista atrás nos topamos con Howard Hawks y su subestimado Río de Sangre (1952). Cazadores de pieles remontando el Missouri, Fort Leavenworth, combates e intercambios con los indios (en aquel caso los Blackfeet), disputas entre hombres blancos y sobre todo, los imponentes paisajes. Poquísimos westerns han explorado esta parte de la historia del Oeste Americano. Algo curioso teniendo en cuenta las numerosas leyendas que han llegado de los intrépidos hombres que se internaron en aquellas tierras aún desconocidas. Hawks lo hizo con su veracidad y humor carcaterísticos. Iñárritu, sesenta años después, propone una mirada más oscura. No hacia la historia, sino hacia el interior del ser humano. Una íntima oscuridad que emparenta El Renacido con la revisión temática del western contemporáneo, a la vez que con el cine más humano del director mexicano.  
 
Tú lo que quieres es que te coma...el oso.
El problema de El Renacido es precisamente la absoluta seriedad del enfoque. La venganza y la supervivencia llevadas al límite de la dureza y la locura. En casi total silencio. Con una frialdad y una dureza que asustan. Con una intensidad psicológica y una profundidad metafórica que inquietan hasta el punto de creer que estamos ante la versión western de Terrence Malick con un poco menos de música. Las más de dos horas y media se estiran en una venganza sin fin, con un fin que es en sí mismo una venganza a la inversa. 

Cuando el espíritu de Terrence Malick pulula por la sala de montaje.
La venganza, el tema que lo domina todo y que empuja a sobrevivir a un Leonardo DiCaprio más barbudo que nunca. Barbudo, magullado, congelado y casi de goma. DiCaprio nunca muere. ¿Quién recogería su Oscar sinó? Pues Michael Fassbender, claro. Di Caprio es el favorito en las quinielas. El más alabado por todos. El tipo de actor del que uno se alegraría de verlo subir al escenario a recoger su premio. Pero precisamente este año no creo que lo merezca. Demasiado relimpio para ser un superviviente mugriento y vengativo (esos movimientos de cabeza para apartarse el pelo de la cara). Demasiado intenso. Quizás Tom Hardy... Es posible que en unas semanas alguien se vengue de mí por haber dicho todo esto. 

Si no me dais el Oscar...me vengaré.
Tom Hardy: furia en las montañas nevadas.

Valoración: 7 / 10

EL RENACIDO, “THE REVENANT” (2015)

Director: Alejandro González Iñárritu.

Reparto: Leonardo DiCaprio, Tom Hardy, Domhnall Gleeson, Will Poulter, Forrest Goodluck, Paul Anderson, Kristoffer Joner, Joshua Burge, Duane Howard, Melaw Nakehk'o, Fabrice Adde, Arthur RedCloud, Christopher Rosamond, Robert Moloney, Lukas Haas, Brendan Fletcher, Tyson Wood, McCaleb Burnett.

Género: Supervivencia, drama, western.

Duración: 156 min.




CRÍTICA EL RECUERDO DE MARNIE, “OMOIDE NO MÂNΔ (2014)

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A GHIBLI NO LE HACE FALTA MIYAZAKI PARA HACER MARAVILLAS CON LA ANIMACIÓN. 
Por Lucía Pérez García 

El estudio Ghibli siempre llega puntual a su cita con los Oscar. Aunque nunca ha conseguido llevarse una estatuilla a casa, sus personajes siguen cruzando el Pacífico cada año para ocupar su sitio de honor. La ausencia de Miyazaki no intimida a estos incansables japoneses, que año tras año nos sorprenden con una historia diferente. El año pasado fue El cuento de la princesa Kaguya, una leyenda contada con la estética un tanto naif, característica del director Isao Takahata (Mis vecinos los Yamada). Este año le toca al director de Arrietty y el mundo de los diminutos, una de mis favoritas del universo Ghibli, que tiene en El recuerdo de Marnie una más que digna sucesora. 
Cuando los japoneses me copian la cara y las aficiones...en serio. Un orgullo estar representada en la gala de los Oscar, aunque sea en mi version anime.
El mundo de Yonebayashi no contempla las criaturas imposibles y las metamorfosis que alimentaban la fantasía de Miyazaki. El suyo es un mundo realista, donde la magia llega a través de la mente de sus personajes: chicas adolescentes con talentos y carácter especiales; y donde la familia y los amigos juegan el papel central. La historia de Marnie sigue estos preceptos, fundiéndolos con la maestría del que fuera animador de películas como La princesa Mononoke, Ponyo en el acantilado o El viento se levanta. 
El misterio, muy opresente en El recuerdo de Marnie.
El recuerdo de Marnie esconde, en sus 103 minutos de duración, toda clase de motivos para disfrutarla. Momentos reconocibles del transcurso de la vida, alegrías y tristezas, imaginación, misterio, suspense y un giro final casi inesperado que acumula toda la emoción. Pequeños, medianos, mayores y más mayores. Todos tienen representación, y todos disfrutarán por igual. 

El cielo, el viento y el mar, tres elementos comunes del estudio Ghibli.

Valoración: 7 / 10 

EL RECUERDO DE MARNIE, “OMOIDE NO MÂNΔ (2014) 
Director: Hiromasa Yonebayashi 
Género: animación, anime, fantasía 
Duración: 103 min. 


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